El escritor venezolano Arturo Uslar-Pietri, en su novela “Las lanzas coloradas”, relata los
acontecimientos sucedidos en el contexto de la familia Fonta
(descendiente de españoles), compuesta por don Santiago y sus hijos, don
Fernando y doña Inés, que “vivían felices y tranquilos”, en la hacienda “El
Altar” (dedicada al cultivo de caña), ubicada en el Estado Aragua, provincia de
Caracas, Capitanía General de Venezuela, administrada por Presentación Campos,
un hombre que trataba mal a los esclavos y detestaba a sus amos.
TEMA. La guerra.
ARGUMENTO: Fernando
Fonta, a los 16 años, viaja a Caracas a estudiar “ciencias profanas”. En
Caracas residía en la casa de don Bernardo Lozola, funcionario del Cabildo. Sin
decidir qué hacer (ir a la guerra u optar por la vida religiosa) continúa con
su vida cotidiana. Tras la muerte de su padre, regresa a “El Altar”, y se pone
al frente de la hacienda. Fernando e Inés son visitados por el capitán George
David, ciudadano inglés, amigo de la familia. El inglés le regala una pistola a
Presentación, a quien Fernando ve con desconfianza y recelo, porque le parece
una persona extraña y arribista. Mientras Fernando y el inglés realizan un viaja
Caracas, para tratar aspectos relacionados con la guerra, Presentación, el
mayordomo, se subleva, asesina a un esclavo que trata de oponerse, y obliga a
los demás esclavos a levantarse en contra de sus amos. Presentación, luego de violar a doña Inés, le prende fuego
a la hacienda y se va para la guerra, junto con los esclavos armados de
machetes, que por temor lo siguen. Un esclavo da aviso sobre lo ocurrido a
Fernando, quien regresa de inmediato a la hacienda, y la encuentra arrasada y
quemada. Entonces decide irse a la guerra, en compañía de su amigo Bernardo
(hijo de Bernardo Lozola) y el inglés. Se unen al Ejército Republicano, pero
allí, poco tiempo después, Bernardo y el inglés mueren fusilados. Presentación,
que era buscado por Inés, quien logró salvarse de incendio, se enroló en las
filas del Ejército Realista, al mando del general Boves, luego de haber
vacilado a cuál ejército involucrarse. Durante una batalla entre los dos
ejércitos, en La Victoria, murieron Fernando y Presentación Campos.
PERSONAJES
PRINCIPALES
FERNANDO FONTA.
Nació en 1790. “Fue
un niño débil, enfermizo, sensible”. Era un hombre “pusilánime, perezoso e
irresoluto”. Fernando era fornido, “con el cabello y los ojos oscuros y el
gesto displicente”. Sus primeros años los pasó en “El altar”, donde vivió “una
infancia profundamente grabada en sus recuerdos”. Su padre, don Santiago, “fue
un hombre sin ternura, violento, asilado”; además, era impulsivo y no
reflexionaba. “Lo dominaba el mal demonio de la carne”. Su madre era una persona
fervientemente devota y permanecía una buena parte del tiempo en el oratorio.
Ella sólo tenía contacto con sus esclavos e Inés. Con ésta y sus esclavos hacía
paseos por la hacienda. El carácter era taciturno. Murió violentamente cuando
Fernando era aún niño. Los padres veían a sus hijos con cierta indiferencia,
debido a que aquellos “vivían metidos en sus propias vidas”. No trataban con
confianza y cariño a Fernando e Inés. Después de la muerte de su madre, “las
relaciones de Fernando e Inés con su padre se hicieron más tristes y
ceremoniosas”. Una esclava vieja siguió haciendo el papel de madre. “Los
llevaba de paseo, les enseñaba oraciones, les contaba historias de la familia y
algunos cuentos llenos de imaginación pavorosa de los negros”. En la casa de
don Bernardo Lozola, pasaba gran tiempo con su hijo Bernardo, con quien
estudiaba y departía. Aunque a Fernando le simpatizaba la filosofía, era muy
irresoluto, vivía ensimismado y no le gustaba pensar. “El pensamiento era como
una tentación. Como una provocación a someter la vida a un principio, a una
ordenación, a una regla. Al fin, habría de decidirse, y decidirse era
prescindir de otras muchas otras cosas igualmente posibles y deseables. Escoger
era como renunciar. Más valía estarse echado en tierra sin pensar en nada”. Le
gustaba la soledad. “Estarse solo era gozar de la ausencia del mundo. La
soledad era propicia para hacer triunfar el espíritu, para darle revancha
contra la carne”. Sumergido en su mundo sin horizontes, sin saber por qué
decidirse, qué hacer con su vida, “llegó a pensar en dedicarse a la vida
religiosa... pero así como súbitamente deslumbrado se metió por el camino de
Dios, súbitamente se salió de él. Sobre su espíritu se abatían vientos
contrarios”. Así, en su existencia indecisa, empezó a interesarse en la causa
de la independencia de Venezuela, porque oía nombrar a Francisco Miranda, a Simón Bolívar y el tema
de los derechos del hombre. Estando en estos quehaceres, fue enterado de la
quema de “El Altar”. Entonces regresa allí con Bernardo y el inglés. Al ver
tanta desolación en lo que fuera su hacienda, decide irse a la guerra, algo a
lo que siempre había huido y detestado. Se unió al Ejército Republicano. En
éste nunca combatió porque no tenía valor ni osadía para la guerra. Bernardo y el inglés murieron fusilados por
las tropas realistas, comandadas por el general Boves, a quien llamaban el
Diablo. El coronel Rozo Díaz, al ver la falta de valentía de Fernando, le
decía: “Hay que ser hombre. Ya no hay remedio”. Fernando no quería morir en la
guerra. “Es imbécil, es estúpido que nos maten como perros, que nos sacrifiquen
como ratas”, gritaba, y agregaba: “¡Yo quiero vivir! ¡Yo quiero vivir!”.
Fernando odiaba a todos. “Sentía odio contra el coronel, contra Bernardo cuenta
todos los hombres, contra todas las cosas, contra Dios, tan llenos de
injusticia, de estupidez, de destructora fuerza”. Fernando pensaba que la
guerra es cosa fea y desagradable. Fernando murió en La Victoria durante un
enfrentamiento con tropas realistas.
PRESENTACION CAMPOS.
El mayordomo de “El Altar”. Era un
hombre recio, ambicioso, valiente, arrogante y arribista. “La pisada firme, la
mirada alta, el cabello crespo en marejada”. Era atlético, alto y simpático.
“El pelo crespo, la piel de bronce”. Donde estaba él, nadie más podía mandar.
Los Fonta podrían ser los dueños de la hacienda, “pero quien mandaba era él. No
sabía obedecer. Tenía carne de amo”. Le gustaba la guerra, porque, según él, de
allí salían los verdaderos amos. “Ante la debilidad de los demás sentía crecer
su propia fuerza. Los fuertes brazos, las anchas espaldas, los recios músculos,
le daban derecho a la obediencia de los hombres”. Vivía profundamente
convencido que “en la vida no había sino, o estar arriba o estar abajo. Y el
que está abajo es el pendejo”. Pensaba que la guerra era matar gente. El
carácter enérgico de Presentación, opuesto al débil de Fernando, le atraía al
inglés. Por eso le regaló una pistola. Fernando no se equivocó al afirmar que
ese regalo le haría subir la pretensión. Presentación despreciaba a Fernando.
“Su instinto lo rechazaba, lo sabía indeciso y tímido... El amo se creía fuerte y no lo era; se creía
revolucionario y no lo era; se creía amo y no lo era”. Presentación “se sentía
impetuoso y capaz de arremeter contra todas las cosas que lo obstaculizan”. No
comprendía la guerra con uniformes, marchas ni generales con medallas. “Para él
lanza y caballo, lo demás era estorbo; no uniformes, sino desnudo de la cintura
para arriba; ni más música que los gritos; ni más general que el que se lleva
dentro”. Por él, cuando se sublevó, se autonombró como el General Presentación
Campos. Era temerario y se hacía obedecer temerosamente. Se sentía satisfecho
de su superioridad. Tenían que obedecerle... Era un hombre hecho para mandar.
No se sentía cómodo recibiendo órdenes de nadie. El pensar que don Fernando lo
mandaba le provocaba un acceso de ira”. Con su arrollador temperamento obligó a
los esclavos a sublevarse con él en contra de sus amos. Luego de lograrlo violó
a doña Inés y prendió fuego a la hacienda y se marchó con los esclavos, armados
con machetes, a la guerra. Si tenía claro que quería poder y dinero. No le
importaba la guerra como causa ideológica o de independencia, le interesaba
sacar provecho. En el dilema si unirse a los realistas o las republicanas,
decía: “Los godos tienen muchos tiempo mandando y ya están ricos y buchones.
Con ellos se puede conseguir algo. Mientras que las insurgentes están más
arrancadores que un huérfano. Con esa gente no se consigue sino hambre”. Movido
por sus intereses, decide enrolarse en el Ejército Realista, al mando del
coronel Zambrano. En su nueva vida se involucró con una mujer llamada “La Carvajala”, una persona
leal con él, quien le curó sus primeras heridas. Campos murió en la misma batalla
en donde murió Fernando.
PERSONAJES SECUNDARIOS
DOÑA INES.
Una mujer “pálida, vestida de negro, con los ojos iluminados y las manos
sutiles”. Le preocupaba mucho la guerra, a la cual no le encuentra sentido. “El
mundo no se ha hecho, Inés, para lo mejor. Por eso, justamente, es difícil
explicarlo. La guerra está en él, y nadie la ha traído, ni nadie podrá
quitarla”, le dijo una vez Fernando. Luego de que fuera violada por
Presentación Campos, en medio de las llamas que devoraban su hacienda, logró
huir sin que nadie se diera cuenta. Con su cara desfigurada por las quemaduras,
empezó a la búsqueda del causante de su desgracia, y se convirtió en una
mendiga. Un día se encontró con “La Carvajala”, pero ésta no quiso revelar el
paradero de Presentación Campos, a pesar de que Inés le rogó y trató de
convencerla con argumentos fundados. “La Carvajala”, con razones consolaras,
pretendía que Inés dejara de odiar a Presentación y cesara en su intención de
vengarse. “¡No se desespere, mi hija! Mire que las mujeres no hemos nacido para
otra cosa sino para sufrir”, le dijo. Y tratando de justificar la malvada
acción de Presentación, agregó: “¡Segurito que fue la guerra la que la embromó!
¿A quién no han fregado con esa maldita guerra?”. Siguiendo con sus argumentos
justificadores. Acotó: “Todos los hombres son malucos, mi hija. ¡Y qué podemos
hacer nosotras sino aguantarlos! Una no nace sino para ser esclava del hombre.
Y, además, ellos también tienen malas horas. Se pueden engañar... ¿Quién sabe
por qué causa Campos se sublevó?” No obstante estos argumentos, Inés juzgaba a
“La Carvajala” como una persona mala. “¡Usted es una mala mujer y dios la
castigará”. A pesar de todos los ruegos, “La Carvajala” no traicionó a Campos,
y en lugar de decirle dónde estaba éste, la desorientó y la hizo enrumbarse por
un camino diferente al que había seguido Campos.
EL CAPITAN GEORGE DAVID (El inglés).
Un hombre culto y elegante. “Era despreocupado, desaprensivo y
furiosamente igualitario”. Había recorrido el mundo. Vivía y padecía en
romanticismo. “Sentía delectación en mostrarse ante los demás como personaje
extraño y misterioso, perseguido por el valor y guiado por la fatalidad”.
Admitía que era una especie de hombre maldito. “Amo la libertad y voy luchando
por ella en el mundo. Algún día en rincón moriré solo, sin tener quién me
cierre los ojos”. En efecto, así murió. Lo suyo no era sino el dolor. “He visto
muchas gentes y muchas tierras y no tengo sino el dolor. El dolor de vivir, el
de morir, el de acordarme de las cosas que no veré más nunca”.
COMENTARIO: El nombre de la novela, “Las
Lanzas Coloradas”, no tiene mucha relación con el contenido de la obra,
pues las batallas se libran más con machetes y fusiles, que con lanzas. Los
párrafos y las frases son cortos. El lenguaje es claro y se facilita su
lectura; es fácil de seguir y entender. El mismo autor hace la narración, la
cual es lineal. Se desarrolla a comienzos del siglo XIX. Los hechos ocurren en
el marco de la Independencia de Venezuela. En esa época todos pensaban en la
guerra y el tema de conversaciones era ésta. Fernando Fonta y Presentación
Campos representaban el enfrentamiento del hombre idealista y el hombre
materialista, del hombre inactivo y del hombre pragmático, del hombre resignado
y del hombre ambicioso, del hombre temeroso y del hombre valiente, del hombre
estoico y del hombre nietzscheano. Entre Fernando y Presentación se rompe la
dialéctica del amo y del esclavo. Es esclavo se rebela contra el amo. Es un
llamado a la liberación en una época de esclavitud. El siervo expresa sus
primeros gritos de libertad.
Presentación da una valerosa lección para que los esclavos, los
oprimidos y los sometidos luchen por su libertad y su autonomía. El fin de
Campos era bueno en sí, pero son muy reprobables los medios, ya que ejerció
violencia sobre uno de sus amos y contra personas de su misma condición, así él
no fuera un esclavo.
Además de la guerra, como tema principal, la violencia, la traición, la
amistad, el valor, la búsqueda de la libertad, la religión, la superstición y
la crítica a algunas áreas del conocimiento, son evidentes en la obra.
El autor, a través de sus personajes disiente de muchos aspectos,
algunos de ellos condicionantes de la cotidianidad. “Los que estudian filosofía
pecan de orgullo, y las que leen literatura profana se condenan por la mala recreación del
espíritu... El derecho es una cosa idiota... lo cansaba el cúmulo de
instituciones, las minuciosidades de procedimiento, la sutileza de los
comentaristas, la estupidez de los principios... Todos los libros religiosos
han sido escritos para el servicio de los reyes y, por consiguiente, están
basados en principios que les son favorables... La guerra es para matar
gente... El que está arriba es el vivo... Mire que las mujeres no hemos nacido
para otra cosa sino para sufrir... Todos los hombres son malucos, mi hija. ¡Y
qué podemos hacer nosotras sino aguantarlos! Una no nace sino para ser esclava
del hombre. Y, además, ellos también tienen malas horas. Se pueden engañar...”.
LUIS ANGEL RIOS PEREA
wuaow me ayudo bastante muchas graciasss!
ResponderEliminarFrgr
ResponderEliminargracias me sirvio de mucha ayuda
ResponderEliminarNo está lo que nesecito gracias
ResponderEliminarme encanto
ResponderEliminarMe está ayudando mucho gracias!! Pero.. nesecito todo los personajes
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