jueves, 24 de octubre de 2013

HEMINGWAY SÍ SABE POR QUIÉN DOBLAN LAS CAMPANAS



Ernest Hemingway, uno de los más destacados narradores del siglo XX, nos deleitó con su novela Por quién doblan las campanas. He aquí un breve análisis.

A. ARGUMENTO

El general Golz, oficial del ejército de la República, durante la Guerra Civil Española, le encomienda a Robert Jordán, antifascista norteamericano, la misión de dinamitar un puente cerca al pueblo La Granja, en el mismo instante en que ese ejército lanzara una ofensiva con el propósito de tomarse a Segovia. Robert viaja a un lugar montañoso, cubierto de nieve y pinos, para ultimar detalles sobre su misión. Desde una cueva oculta, que sirve de refugio a la Banda de Pablo, un grupo de guerrilleros leales a la República, en el transcurso de cuatro días se coordina, planea, prepara y ejecuta el trabajo asignado. El operativo se realiza con la participación de Robert, Pablo, Pilar, María, Anselmo, Agustín, Rafael, Primitivo, Fernando, Eladio y cinco hombres conseguidos por Pablo a última hora. Durante el exitoso episodio mueren Eladio, Anselmo, Fernando y los cinco hombres traídos por Pablo (asesinados por Pablo). Los demás, excepto Robert, logran su retirada una vez ejecutado el acto militar. Robert resulta gravemente herido al caerle encima el caballo donde montaba. Les pide a sus compañeros que lo dejen allí, en tanto que los fascistas reaccionan ante el hecho y persiguen  a sus autores.

B. PERSONAJES

1º. ROBERT JORDAN

Nació en Montana, USA, y antes de irse para España trabajaba como profesor de español en la Universidad de Montana. Llevaba 12 años en España. Era un joven alto y esbelto, "con mechones de pero rubio, descoloridos por el sol". Su cara estaba curtida por la intemperie. Se definía como una antifascista y no como un comunista. No era un verdadero marxista.

Se involucró en la lucha contra los fascistas porque amaba a España y creía en la República. "No hay nada como España". No era muy desarrollado políticamente, pero se entendía bien con los españoles y tenía un expediente muy bueno. Le inspiraban respeto el programa y la disciplina comunista durante la Guerra Civil Española. Era un buen andarín. Había volado muchos puentes durante la guerra. Su misión era volar un puente y tomarse los puestos de vigilancia de éste, cerca del pueblo  La Granja. Participaba en la guerra "para que algún día no hubiera más peligros y el país pudiera ser un lugar agradable para vivir". No le importaba morir, con tal que pudiera volar el puente. "Jordán sabía que él no era nada y sabía que no era nada la muerte".

Era un hombre tan comprometido con su lucha que no tenía tiempo para él. "No tenía tiempo para chicas". No podía pensar en él. "En la guerra no hay lugar para uno mismo". Por eso, hasta antes de conocer a María, no se había enamorado. No tenía interés en tener hijos durante la guerra. Para él no existía el tiempo. Tomaba las cosas como venían. Vivía su aquí y su ahora. "No existe nada más que el momento presente. No existen ni el ayer ni el mañana". Por eso decidió vivir intensamente su idilio con María. Lo importante de la vida era vivirla intensamente. "Una buena vida no se mide con edades bíblicas. Un día o dos pueden ser toda una vida". No debía inquietarse. Tenía que aceptar lo que recibía de la vida y hacer su trabajo para tener una vida muy dichosa. "No es tanto por lo que se aprende sino por la gente que uno se encuentra".

En su misión no le importaba lo que pudiera ocurrirle. Aunque Pablo y Pilar no le inspiraban mucha seguridad, decía que había que confiar en la gente o no confiar en nadie. "Confiaba en Anselmo, menos en su juicio".  A pesar de la oposición de Pablo a la voladura del puente y del robo de los fulminantes y los detonadores, no lo odiaba. Pilar lo llamaba el inglés y Pablo el extranjero. Pensaba que Pablo era más listo que él. Según Pablo, el inglés no entendía nada de política ni de la vida del guerrillero. "En política, como en la guerra, lo primero era seguir viviendo", le decía Pablo. Robert sostenía que Pilar era muy dura para ser mujer. "Es una loca supersticiosa". Admiraba mucho el compromiso de Anselmo y la esmerada voluntad para el cumplimiento de las órdenes.

No le preocupaba la muerte ni tenía miedo. "No le daba importancia a lo que pudiera ocurrirle". No se inquietaba; era "tan malo como tener miedo". Pensaba en lo que debía hacer, sin preocuparse. "Una cosa es pensar en lo que se tiene que hacer y otra preocuparse inútilmente". Algo tendría que ocurrir. ¿Para qué preocuparse? "Cuando te metiste en este asunto, sabías cuál era el objeto de tu lucha". El cumplimiento de su deber implicaba utilizar a los demás, si era necesario.  "Te ves forzado a utilizar a personas que estimas, como si fueran tropas por las que no sintieras ningún afecto, si es que quieres tener éxito". La guerra lo iba inclinando por la mentira. "Al principio no le había gustado. Odiaba la mentira. Más tarde empezó a gustarle. Era un signo de que ya no era un extra; pero la mentira acaba siempre por corromper".

No le gustaba matar, pero su lucha lo abocaba a ello. "A nadie le gusta matar, salvo a los que están mal de la cabeza... no tengo nada en contra cuando es necesario. Cuando es por la causa". Al fin y al cabo él era un instrumento de su deber. "Para ganar la guerra tenemos que matar a nuestros enemigos... Uno no mata nunca a quien se quiera matar en la guerra". Había perdido la cuenta de los que había matado en esa guerra. A pesar de que sabía que no tenía derecho a matar, tenía que hacerlo. "Es preciso matar porque es necesario, pero no hay que creer que sea un derecho". Muchos de sus muertos no eran verdaderos fascistas, pero eran enemigos, oponentes, contendientes. Sabía que era malo matar, pero le tocaba hacerlo. Creía que su causa era justa. "Tengo fe en el pueblo y creo que le asiste el derecho a gobernarse a su gusto". Como matar no le causaba placer, trataba de evitarlo. "He procurado no matar a los que estaban desarmados". No podía arrepentirse de lo hecho, porque era contraproducente para él y para su trabajo. No podía pensar sobre lo malo de matar, "porque todas esas cosas son criminales, y ningún hombre tiene derecho a quitar la vida a otro, a menos que sea para impedir que les suceda algo peor a los demás". En la guerra había que cumplir órdenes, y matar era una orden, y una forma de supervivencia. "Tu cumples órdenes. Obedécelas y no pienses demasiado en lo que hay detrás de ellas". No era él quien decidía en esa guerra. Esa sumisión no le permitía incumplir un plan cuando se veía que no era conveniente. A pesar de que Pablo se oponía a la voladura del puente y de que el Sordo aconsejar que debiera hacerse durante la noche, Jordán debía cumplir las órdenes sin importar las consecuencias, así él supiera que los demás razonaban acertadamente, y así él fuera consciente de su improcedencia. Sin embargo, reflexionaba razonadamente. "No puede montarse una operación contando con milagros. Vas a hacer que los maten a todos y tu puesto no va a volar siquiera si no dispones de algo más de lo que tiene ahora... No basta con que sea posible; es menester que sea seguro". En el fondo sabía que era algo descabellado cumplir su misión, pero había que cumplirla, muriese quien muriese. Él estaba con la República, y ésta merecía cualquier sacrificio. Así fuera un éxito su misión, sabía que el triunfo total era difícil. La victoria no estaba tan cercana, lo que faltaba era complicado. "Este no es más que un ataque para ir aguantando. No debes hacerte ilusiones sobre eso". La realidad era desalentadora. "Si no se gana esta guerra no habrá revolución ni República... La República es una cosa, y el que tengamos que ganar esta guerra es otra".

Con la esperanza de que Golz renunciara a volar el puente, Jordán le envío con Andrés un informe sobre la situación, poniéndolo al tanto de los hechos, mas no porque tuviera miedo de enfrentar su misión. Pensaba que si su informe llegaba a tiempo, podría saber cuál era el verdadero objeto de la ofensiva que planeaba lanzar Golz. "¿Qué es lo que sé yo de este ataque? Quizá sea únicamente una maniobra de diversión. Quizá quieran atraer algunas tropas, para sacarlas de otro punto. Quizá querrán atraer a los aviones que están en el norte. Quizá sí y quizá no. ¿Qué sé yo?".

Quería a los españoles, pero lo ofendió profundamente la traición de Pablo. "Los españoles son excepcionales cuando son buenos. Pero lo peor cuando son malos". No había nada como España. No obstante, el haberse enterado que Pablo le había robado los fulminantes y los detonadores lo contrarió muchísimo, y se expresó mal de los españoles. "... Y mierda para este país de traidores, y mierda para todos los españoles de cualquier bando, y que se vayan todos al diablo. Que se vayan todos a la mierda, Largo, Prieto, Asensio, Miaja, Rojo; todos. Me cago en ellos y que se vayan todos al diablo. Me cago en este j... país de traidores. Me cago en su egoísmo... en su vanidad, en su traición... Me cago en ellos aunque tenga que morir por ellos... Dios tenga piedad de los españoles. Cualquiera de sus dirigentes los traiciona. El único hombre decente en dos mil años fue Pablo Iglesias. Me cago en todos los cochinos, locos, egoístas y traidores que han gobernado siempre en España y dirigido sus ejércitos. Me cago en todos menos en el pueblo, y cuidado con él cuando llegue al poder". Le deseaba lo peor a Pablo por haberlo traicionado. "Mierda para él hasta el cuello... Es él quien se ha cagado en nosotros...".

El haberse enamorado de María le había cambiado mucho su cosmovisión. Encontraba la vida muy interesante. El amor de María le había traído la gloria. Los cuatro días que había pasado con ella fueron maravillosos. Conoció la gloria que solo se encuentra en el cante jondo... "¡Que pocas cosas conocemos de lo que hay que conocer! Me gustaría vivir mucho, en lugar de morir hoy, porque he aprendido mucho en estos cuatro días sobre la vida. Me gustaría ser viejo y saber las cosas a fondo. Me pregunto si se sigue aprendiendo o bien si hay más que cierta cantidad de cosas que cada hombre puede comprender. Yo creía saber muchas cosas y, de verdad, no sabía nada. Me gustaría tener más tiempo". Pensaba que el amor era lo más importante, que el amor en realidad existía. "Tú no lo habías sentido antes nunca y ahora lo sientes. Lo que te sucede con María, aunque no dure más que hoy y una parte de mañana, o aunque dure toda la vida, es la cosa más importante que puede sucederle a un ser humano". Robert le confesaba orgullo su amor. "Te quiero tanto como a la libertad, a la dignidad y al derecho de todos los hombres a trabajar y a no tener hambre... Te quiero como quiero a lo que más quiero en el mundo. Y te quiero todavía más... Más de lo que puede decirte".


2º. PABLO

Pablo, esposo de Pilar, tenía su cabeza y su faz casi redonda. "Tenía ojos pequeños y muy separados y las orejas eran también pequeñas y muy pegadas a la cabeza". Según Pilar, tenía cara de monja. Robert decía que tenía "ojos sanguinolentos de puerco y tu cara de puerco con pelos de puerco". Tenía las manos y los pies grandes. Medía unos cinco pies y diez pulgadas. Era recio. "Tenía nariz rota y los labios hendidos en una de las comisuras; una cicatriz le cruzaba el labio de arriba, abriendo paso entre las barbas rasuradas".

Antes de la guerra y antes de vincularse al Movimiento había sido arriero cuando aún no existían camiones. Conoció a Pilar cuando trabajaba con un tratante de caballos en Zaragoza. Era el encargado de llevar al ruedo los toros de los picadores. Era astuto, listo y tenía talento. "Pablo es muy inteligente, pero muy bruto". Era un buen organizador. Por los golpes propinados a los fascistas se había convertido en un hombre rico. Según Anselmo, era un capitalista. Había matado a muchos fascistas. Siempre había sido de izquierda y republicano.

A pesar de su pasado como buen guerrillero, últimamente se había convertido en un cobarde, y le gustaba vivir bien. "Robar te gusta. Comer bien te gusta. Asesinar te gusta. Pelear, no." Su comportamiento de "flojera" molestaba a Pilar, Fernando, Rafael, Agustín y Anselmo. Pilar decía que era un cobarde, pero él se defendía arguyendo que lo trataba así porque él tenía sentido táctico. "Porque es capaz de ver de antemano las consecuencias de una locura. No es cobardía saber lo que es locura", se defendía. Para él, el objetivo de Robert era una locura, y por ello se oponía a la voladura del puente. "No se permite volar puentes cerca donde uno vive. Hay que vivir en un sitio y operar en otro". Sostenía que si volaban el puente les darían caza los fascistas. Su oposición generó resentimiento entre sus compañeros, complementado con su cobardía y vida de borracho. "En un año de guerra te has convertido en un holgazán, en un borracho y en un cobarde", le recordaba Pilar, y agregaba que él tenía miedo de morir. Pilar sostenía que Pablo era cosa mala. "Beber no es nada; lo importante es estar borracho", decía Pablo. Como pensaban que era un peligro para la República, uno de ellos propuso matarlo o apresarlo y vendérselo a los fascistas, a lo que se opuso Agustín, argumentando que eso era una “cochinada”.

El resentimiento de Robert y los demás se incrementó cuando Pablo robó los fulminantes y los detonadores. Creyeron que era un sujeto de lo peor; un traidor. Sin embargo, Pablo regresó (sin lo robado) con unos caballos y cinco hombres más para participar en la misión de Robert. A pesar de su intención de participar en el trabajo, seguía sosteniendo que volar el puente era algo muy descabellado e improcedente. "He pensado que son un grupo de ilusos. Un grupo de ilusos comandados por una mujer que tiene los sesos entre las nalgas y un extranjero que viene a acabar con todos". Pablo participó en la misión en forma muy comprometida, y logró salvar su vida.         

3º. PILAR

Una mujer de 48 años, valiente y de carácter recio. Muy comprometida con la República. Se había conocido con Pablo cuando ella andaba de amores con el torero Finito, en Valencia; desde entonces era su mujer. Según Rafael, tenía cara de gitana, con "una lengua que escuece como un látigo". Tenía un rostro bronceado y unos ojos grandes, cabello negro y espeso y rizado. Era una mujer "de cara atezada, con sus ojos bondadosos y muy separados, con su rostro cuadrado, pesado, surcado de arrugas y de una fealdad atractiva; los ojos eran alegres, aunque la cara permanecía triste". Para Rafael, ella era una bestia, pero muy valiente; más que Pablo. Era valiente, leal, resuelta, corajuda, malgeniada y salvaje. Según Robert, muy dura para ser mujer. Ella decía que sea tan sencilla que parecía complicada. Se creía muy fea. "Soy fea de nacimiento. He sido fea toda mi vida". Ejercía considerable poder sobre Pablo y autoridad sobre los guerrilleros. Estaba de acuerdo con la misión de Robert. "Yo estoy con la República. Y la República es el puente". Su lealtad por la República era incuestionable.

Su relación con Pablo había desmejorado por su holgazanería, cobardía y borrachera. "Me gustabas más cuando era un bruto; de todos los hombres, el borracho es el peor. El ladrón, cuando no roba es como cualquier hombre. El estafador no estafa a los suyos. El asesino tiene en su casa las manos limpias. El borracho hiede y vomita en su propia cama y disuelve sus órganos en el alcohol". Se acordaba de sus amores con Finito en el pasado. Añoraba la religión, se sentía sola y deseaba compartir con los demás. "Todo el mundo tiene necesidad de hablar con alguien; antes teníamos la religión y otras tonterías. Ahora deberíamos disponer todos de alguien con quien poder hablar francamente; por mucho valor que se tenga, uno se siente cada vez más sola". Estaba decepcionada de su país y de su guerra. Según ella, en España un pobre no puede aspirar a tener dinero, "a menos que sea un delincuente... En un país en que la burguesía come hasta que se hace polvo el estómago y no puede vivir sin bicarbonato y los pobres tienen hambre desde que nacen hasta el día de su muerte... Sostenía que en la guerra no se podía decir lo que se sentía.

4º. ANSELMO

Nació en El Barco de Ávila y tenía 68 años. Era pequeño y recio. Era guía y montañero. Era leal, valiente, disciplinado y muy comprometido con la República. No tenía familia. "Yo no tengo mujer... No tengo hijos ni los tendré jamás. Estoy solo de día cuando trabajo y cuando llega la noche es una soledad mucho mayor. Pero hay una cosa que tengo y que ningún hombre ni ningún Dios podrá quitarme, y es que he trabajado bien por la República". No le gustaban las personas malas. Era tan obediente y disciplinado que obedecía todo lo que le mandaban. "En esta guerra hemos sufrido por falta de disciplina y desobediencia a las órdenes", sostenía.

No le gustaba matar, a pesar de estar en la guerra. Para él, matar era pecado, así fueran fascistas. Había matado muchas veces, pero no por gusto. "A mí no me gusta matar hombres". A pesar de que los republicanos habían desechado la idea de Dios, pensaba que matar era un pecado grave. "Desde que no tenemos Dios, ni su hijo ni Espíritu Santo, ¿quién es el que perdona?". En lugar de matar a sus enemigos, pensaba ponerlos a trabajar "como hemos trabajado nosotros en el campo, como hemos trabajado nosotros en las montañas... Así sabrían lo que es bueno... Matar no sirve de nada... Tampoco sirve de nada meterlos en la cárcel. Sólo sirve para crear más odios. Es mejor enseñarlos". Pensaba que todos los hombres, sin importar el bando en que peleaban eran iguales. "Los fascistas son hombres como nosotros... Entre ellos y yo no hay más que órdenes. Esos hombres no son fascistas... Son pobres gentes como nosotros... y no me gusta nada la idea de matarlos... No pueden desertar porque, entonces, fusilarían a sus familias". Pensaba que cuando acabara la guerra había que hacer penitencia por las matanzas. "Si no tenemos ya religión después de la guerra habrá que hacer una gran penitencia cívica organizada para que todos se purifiquen de la matanza, porque si no jamás habrá verdadero fundamento humano para vivir". Creía que quien había matado se volvería malo con el tiempo, teniendo que hacer algo duro para expiar sus pecados por haber matado".

Según Anselmo, en España se cometían muchas injusticias que nunca eran reparadas, y que le Iglesia estaba bien organizada para el pecado. Consciente de haber trabajado por la República esperaba una España mejor sin muertos. "Que se gane esta guerra y que no se fusile a nadie. Que se gobierne con justicia y que todos disfruten de las ventajas en la medida que hayan luchado por ellas. Y que se eduque a los que se han batido contra nosotros para que salgan de su error... Espero que no se fusile a nadie. Ni siquiera a los jefes. Que se les permita reformarse por el trabajo". Murió durante la voladura del puente. Robert se lamentó mucho por su muerte. "Si hubiera tenido el fulminante, el viejo no habría muerto. Hubiera podido volar el puente desde aquí", se lamentó Robert.

5º. MARIA

Era una muchacha encantadora, de piel bronceada. Con dientes blancos, piel y ojos castaño dorado. "Tenía lindas mejillas, ojos alegres y una boca llena, no muy dibujada. Su pelo era del mismo castaño dorado que un campo de trigo quemado por el sol de verano... que hacían pensar en el pelaje de un castor". Su padre, un alcalde, y su madre habían sido asesinados por los fascistas debido a las ideas políticas que profesaban y lealtad con la República. La banda de Pablo la rescató durante un asalto a un tren de prisioneros republicanos que llevaban los fascistas; además de liberar a todos los cautivos, la banda saqueó el tren. Pilar la cuidaba mucho para evitar que le hicieran daño, ya que los fascistas la habían violado luego de tomarla prisionera. María desempeñaba labores domésticas en la cueva en donde se refugiaba Pablo y su gente. Cuando llegó Robert, Pilar decidió que María sería para él. "Tú eres para el inglés. Eso está claro y así tiene que ser. Y es lo que yo quiero. No hubiera permitido otra cosa".

Desde el instante en que se vieron por primera vez, se enamoraron mutuamente; ella lo amaba mucho y era muy especial con él, y éste también la quería muchísimo, y estaba muy interesado en realizar planes serios con ella para el futuro, pero la guerra los separó.

6º. JOAQUIN

Era un muchacho joven, de 18 años, de rostro delgado y huesudo, con nariz un poco aguileña, pómulos altos y ojos grises. Sus padres y hermana fueron fusilados por los fascistas.

7º. AGUSTIN

Se expresaba de manera grosera, "añadiendo una indecencia a cada nombre y adjetivo, utilizando la misma indecencia  en forma de verbo..." A pesar de ser una persona buena, "hablaba de una manera muy cochina y siempre está de bromas, pero es un hombre de mucha confianza". Decía que la guerra era muy puta. "Esta guerra es una mierda". Pensaba que el comunismo era la forma necesaria de gobierno para España. "Y en seguida fusilar a los anarquistas, a los fascistas y a todo esos canallas, salvo a los buenos republicanos".

8º. RAFAEL

Era un gitano. Sus compañeros decían que era holgazán. Según Pilar, no valía nada, a pesar de sus buenas intenciones y su buen corazón. Le gustaba hacer la guerra, pero no en el ejército.


C. COMENTARIO

Esta novela se compone de 43 capítulos de no muy larga extensión. Su narrador es omnisciente; sólo en los capítulos XV y XVIII da participación a los fascistas; siempre va detrás de los republicanos. Con frases cortas, es muy agradable la manera de narrar. Se hacen breves y agradables descripciones del paisaje, y los diálogos no son extensos. El narrador se ocupó más de Robert Jordán, el personaje principal, al cual le permite reflexionar mucho sobre su misión y su papel en la guerra; a Pilar le facilita recordar algunos episodios pasados de esa guerra y de sus vivencias amorosas con Finito. El autor, paralelo al tema central, trata brevemente temas como la guerra, los toros, los gitanos, la religión, los españoles, la anarquía de los militares y políticos españoles, entre otros.

La voladura del puente no tenía importancia si no se efectuaba a una hora determinada: al momento del lanzamiento de la ofensiva republicana; justamente en el preciso instante en que se iniciara la ofensiva y no antes, para evitar que fuera reparado en caso que se retrasara cumplir. "Con absoluta limpieza y en el momento justo". A Golz no le gustaba pensar. "No intente hacerme pensar", decía. Los gitanos salen mal librados de la pluma del autor: "hablan mucho y hacen poco... Piensan que el oso es hermano del hombre por su analogía del cuerpo, porque bebe cerveza y porque oye música y baila. Creen que es hermano del hombre porque se divierte robando".  Para los gitanos no es pecado matar fuera de la tribu. No saben por qué luchan.

El puente que se debía volar era "de hierro de un solo arco y había una garita de centinela a cada extremo. El puente era lo suficientemente amplio como para que pasaran dos coches a la vez, y su único arco de metal saltaba con gracia de lado a otro de la hondonada". Robert y sus compañeros resolvieron realizar su labor, no convicción, sino porque las órdenes en la guerra se deben cumplir. En realidad no sabían cuál era el verdadero objetivo de volar el puente. Se aburrían mucho en esa guerra, a pesar de sus buenas intenciones y voluntad para cumplir las órdenes. "Aburrimiento es la palabra más común en el español". Sólo Robert, Pilar y Anselmo creían verdaderamente en la República. Según un cabo fascista, no hay nada peor que el ejército. Para María, los fascistas eran gentes muy serias. Robert pensaba que los comunistas ofrecían la mejor disciplina, "la más razonable y la más sana para la prosecución de la guerra". Los anarquistas eran ignorantes, los fascistas perezosos burocráticos y los comunistas desconfiados.

Pablo sostenía que Robert y los integrantes de su banda eran buenos y bobos, y estaban dispuestos a morir por la República. Así la República hubiera suprimido a Dios, posiblemente existía Dios. Los periodistas pretenden ser escritores y siempre tienen datos equivocados. Para ganar la guerra se necesitaba un ejército bueno, con un buen desarrollo político. "Es menester que sepan todos por qué se baten y la importancia de aquello por lo que se baten. Es preciso que todos crean en la lucha y todos acaten la disciplina". Si la República era destruida, la vida sería imposible para sus seguidores. Los españoles son maravillosos y a la vez lo peor. "No hay nada mejor ni peor en el mundo. No hay gente más amable ni más cruel". Pero quién los comprendía. Comprender no es perdonar. "Se ha exagerado la idea del perdón. El perdón es una idea cristiana, y España no ha sido nunca un país cristiano. Ha tenido siempre una idea especial y su idolatría particular dentro de la iglesia... La gente del pueblo se apartó de la iglesia porque la iglesia era el gobierno y el gobierno ha sido siempre algo podrido en este país. Éste fue el único país adonde nunca llegó la reforma. Está pagando ahora la Inquisición y el justo".

El idioma español no escapa a la virulenta pluma del autor. "No hay lengua más atroz que el español. Se encuentra en este idioma la traducción de todas las groserías de las otras lenguas y, además, expresiones que no se usan más que en los países en que la blasfemia va pareja con la austeridad religiosa". Así como el francés es la lengua de la diplomacia, el español es la lengua de la burocracia.

D. TEMAS CLAVE

1.      El sentido y salvajismo de la guerra.
2.      El cumplimiento ciego de las órdenes.
3.      El sacrificio de vidas por una causa (la República).
4.      La decadencia de la Iglesia Católica.
5.      El ateísmo de la República.
6.      Luchar sin saber por qué se lucha.
7.      La anarquía y la anomia de los militares y de los políticos.
8.      La falta de entrenamiento para la guerra.
9.      El choque ideológico.
10.  El ansia de libertad y el deseo de vivir bien.


LUIS ANGEL RIOS PEREA

No hay comentarios:

Publicar un comentario