viernes, 10 de abril de 2015

¿ACASO USTED NO SABE QUIÉN SOY YO? (Cuento)




¿ACASO USTED NO SABE QUIÉN SOY YO?

-¿Acaso usted no sabe quién soy yo?
-¿Usted si lo sabe?
-¡Claro que lo sé!
-¿Quién es usted?
-¿Usted no lo sabe?
-¡No lo sé!
-¡Soy periodista!
-¿Eso es usted?
-Sí. Yo soy periodista.
-¿Está absolutamente seguro de ser sólo eso?
-¿Y qué más quiere que sea? ¿No le basta con saber que soy periodista? Además, como si fuera poco, soy hermano del presidente de la República.
-No me basta.
-¿Por qué?
-Saber quién es usted, es saber cuál es su identidad…
-Yo sé cuál es mi identidad. Mi nombre es…
-No. Su nombre no es su identidad.
-Entonces, ¿cuál es mi identidad?
-Eso le pregunto. ¿Quién es usted? ¿Cuál es su identidad?
-No le acabo de decir que soy periodista y, además, hermano del presidente de la República. Mi nombre es…
-Ya le dije que esa no es su identidad, y no responde a la pregunta de quién es usted.
-Usted me confunde. ¿Cómo así que esa no es mi identidad? ¿Acaso usted va a saber más que yo? Y no me permite decirle mi nombre.
-Esa no es su identidad. Y no sé más que usted. Su nombre no define su identidad, sino su identificación. Los nombres son convenciones, producto de los pactos o acuerdos entre los seres humanos; son códigos de entendimiento. Simples etiquetas que nos imponen nuestros padres. Los nombres no sirven para saber quiénes somos y cuál es nuestra identidad.
-Si mi nombre, mi profesión y mi parentesco no representan mi identidad, entonces ¿quién soy yo y cuál es mi identidad?
-No lo sé; si no lo sabe usted…
-Yo soy periodista y hermano del presidente de la República. Mi nombre es…
-“Ser periodista” corresponde sólo a su dimensión laboral. “Ser hermano del presidente de la República” solamente se refiere al parentesco con el gobernante circunstancial de un Estado. Ya le dije que su nombre no lo define, no le otorga su identidad, sino su identificación; ésta le proporciona su individualidad, pero no su identidad.
-¿Y eso no es suficiente para que sepa quién soy yo?
-No es suficiente.
-¿Por qué?
-Su identidad implica más que el rol que se desempeña social y laboralmente, el parentesco con el gobernante de turno y poseer un nombre. Su quehacer laboral, su parentesco y su nombre no reflejan su esencia o su naturaleza humana como un ser multidimensional.
-En este país importa lo que uno hace y la relación que tenga con los gobernantes, con los poderosos.
-¿Solamente importa eso?
-Sí. Eso es lo único que importa. Además, los apellidos también influyen.
-¿Su identidad se define por su quehacer, su parentesco circunstancial con el gobernante de turno y la influencia de sus apellidos?
-¡Así es!
-Sólo en apariencia… en el sistema socioeconómico imperante.
-¿Acaso no importa la apariencia?
-¿Es más importante parecer que ser?
-¡Sí!
-¿Eso le permite vivir de manera auténtica?
-¿Por qué no?
-¿Qué es vivir auténticamente?
-Ser auténtico.
-¿Usted es auténtico?
-Sí.
-Entonces ¿por qué dices que eres un periodista y, además, hermano del presidente de la República?
-Porque eso es lo que soy yo.
-¿Esa es su identidad? ¿Ese es usted?
-Sí.
-¿Usted es un ser multidimensional?
-Sí… Supongo que sí.
-¿Por qué afirmas, entonces, que eres un periodista, hermano del presidente de la República y con apellidos influyentes?
-Soy un periodista, hermano del presidente de la República y con apellidos influyentes.
-¿Acaso no supones que es un ser multidimensional?
-Sí.
-¿Cuáles son sus dimensiones como ser multidimensional?
-Las de ser periodista y hermano del presidente.
-¿Sólo la dimensión laboral y la dimensión de parentesco?
-Sí. Pueda ser que tenga otras dimensiones, pero las más importantes en nuestra sociedad tienen que ver con la dimensión laboral o profesional y la dimensión de parentesco.
-Para ser quién eres, ¿no necesitas de otras dimensiones?
-No.
-¿Usted es un ser integral?
-Sí.
-¿Tan solo dos dimensiones le permiten ser un hombre integral?
-Sí. Tengo prestigio, poder y apellidos influyentes.
-¿Con ello basta para saber quién es usted y cuál es su identidad?
-Suficiente.
-¿Con eso basta para ser auténtico?
-Sí.
-Según su parecer, ¿tienes perfectamente claro quién es usted?
-Sí.
-¿Quién es usted?
-Un periodista, hermano del presidente de la República; un hombre con prestigio, poder y apellidos influyentes.
-¿Qué es el prestigio y el poder?
-El prestigio es la satisfacción de ser reconocido y el poder la facultad de mandar sobre los demás.
-¿Qué hace un periodista?
-Informar; pero, primordialmente, decir la verdad.
-¿Qué es la verdad?
-Decir todo lo que acontece en el país.
-¿Todo? ¿Esa es la verdad?
-Todo. Esa es la verdad.
-¿Usted dice todo lo que acontece en el país?
-Todo.
-Cuando su hermano, el presidente, o cualquiera de los allegados al poder político, que ejerce éste, proceden ilícitamente, ¿usted dice la verdad?
-No.
-¿Por qué?
-Podría perjudicar a mi hermano.
-¿Eso no es faltar a la verdad?
-La verdad es relativa…
-¿Depende de los intereses?
-Sí. Depende de los intereses. Para algo ha de servir el prestigio y el poder.
-¿Un periodista dice la verdad o la verdad que le conviene?
-Hay que tratar de conservar el empleo como periodista. Si yo, como periodista, informo lo que no le conviene al poder o no le conviene a los intereses del periódico en donde trabajo, puedo poner en riesgo mi trabajo…
-¿Entonces un periodista no dice toda la verdad?
-A veces no se puede decir toda la verdad.
-Si un periodista, que debe decir la verdad, no la dice, ¿piensas que eres auténtico?
-No. Pero uno debe saber moverse hábilmente en esta sociedad en donde uno vale por lo que hace y por lo que tiene.
-¿Importa más parecer que ser?
-Eso parece. Desde que uno, como periodista, diga la verdad, con eso desempeña con autenticidad la profesión.
-¿Qué es la verdad?
-Su dialéctica me confunde tanto, que en verdad no sé qué es la verdad. ¿Usted sabe qué es la verdad?
-No. Yo no sé qué es la verdad, y dudo que haya quién lo sepa. “¿Qué es la verdad?” ¡He ahí la pregunta de las preguntas! ¡Qué mortal puede decirnos, sin faltar a la verdad, qué es la verdad! La vida no alcanza para indagar en tan insondable abstracción.
-Sepamos o no sepamos qué es la verdad, los periodistas decimos nuestra verdad.
-¿Usted es periodista?
-Sí, ya se lo dije: ¡periodista!
-¿Eso es usted?
-Sí.
-No es periodista; se desempeña laboralmente como periodista. Su identidad no se define por su rol laboral, ni por su nombre (que tan solo es otra etiqueta más, un simple convencionalismo…). Usted es más que un periodista: su ser multidimensional, pluridimensional, trasciende los límites de su rol, de su profesión, de su quehacer laboral, de su parentesco, de su nombre y de sus apellidos “influyentes”. Su profesión de periodista, su parentesco con el presidente de la República y su nombre no bastan para definir su identidad. Como ser infinito en posibilidades, su ser auténtico abarca otras dimensiones, complementarias con las que pretende fundar su identidad, con las que aparenta saber quién es usted y cuál es su identidad. Su ser multidimensional lo conforman las dimensiones biológica, instintiva, interpersonal, intrapersonal, emocional, social, histórica, natural, cultural, ontológica, intelectual, racional, simbólica, sígnica, lingüística, psicoafectiva, intuitiva, estética, ética, comunicativa, afectivasexual, física, metafísica, política, volitiva, histórica, personal, lúdica, económica, ecológica, jurídica, laboral, onírica, fantástica, sensible y espiritual, entre otras como corporeidad, interioridad, afrontamiento, compromiso, libertad y trascendencia.  Entre las múltiples expresiones de su ser pluridimensional se encuentra la del quehacer periodístico, la de ser un “periodista”. Una parte de su ser, y no la totalidad de éste, es la que se dedica a informar, a “ser periodista”. La cultura de la funcionalidad no puede definir la identidad de las personas: periodista, presidente, médico, psicólogo, arquitecto, etc. Además, saber quién es usted implica saber dónde está, para dónde va y qué quiere de la vida para vivirla auténticamente, buscando la verdad y la felicidad.
-Así las cosas, no sé quién soy yo, no sé cuál es mi identidad. Pero no me preocupa, porque en nuestra sociedad eso no importa.
-¿Decir su verdad implica ser justo?
-Sí. La verdad tiene profunda relación con la justicia.
-¿Usted es justo?
-Sí.
-¿La ley es para todos?
-¡Sí! ¡La ley es para todos por igual!
-Entonces, en nombre de la autoridad que desempeño en mi dimensión laboral como Policía, procedo a notificarle que está infringiendo el ordenamiento legal al estacionar su vehículo en un sitio prohibido por la ley, que, según usted, es para todos por igual.

LUIS ÁNGEL RÍOS PEREA