En el libro que sintetizo a continuación (“Freud explica…”, escrito por Alberto
Goldin) nos explica por qué tenemos insomnio, celos, depresión y miedo a
separarnos, viajar en avión y ser homosexual.
¿POR QUÉ TENGO INSOMNIO?
Colocarle horarios al sueño genera insomnio.
Cuando nos invade la angustia, se produce el insomnio. Durmiendo buscamos
placer. El insomnio es una manifestación patológica. El insomnio es un síntoma
que posee un saber en clave que muestra u oculta alguna cosa importante. En
lugar de enterarnos de eso que puede ser negativo, surge el insomnio como una
transacción. Los conflictos en la vida, si no se digieren, impiden dormir. Las
preocupaciones generan insomnio, y con preocuparnos no se resuelve el problema.
La elaboración psíquica es el mecanismo que nos permite dormir. Consiste en dar
entrada, en aceptar las circunstancias felices o dolorosas. Todos los cambios
deben ser elaborados. “Elaborar es ordenar los datos, considerar en qué medida
esa circunstancia producirá cambios para los cuales debemos prepararnos”. El
insomnio es prueba que la elaboración psíquica no opera durante el reposo para
resolución de problemas. Elaborar es la función del “aparato psíquico para
registrar un conocimiento e instalarlo correctamente en la conciencia y en la
memoria”. El mecanismo de la represión es el encargado de evitar “que los
pensamientos inconscientes ingresen en la conciencia y la perturban”. El buen
funcionamiento de la represión es importante para la salud mental. El insomnio
puede ser producto de una experiencia reprimida: violencia en la infancia
durante la noche. Las neurosis son producto de una inadecuada represión, y
producción de malos entendidos y miedos. La capacidad de disociación es el
mecanismo que nos permite el olvido momentáneo; así las preocupaciones no nos
producen insomnio. La capacidad de disociar nos aleja de la ansiedad y nos
permite relativizar los problemas. La ansiedad y la depresión generan insomnio.
La ansiedad se relaciona con el insomnio y ocurre al comienzo de la noche. La
depresión, con la culpa, y se presenta en la madrugada. Una buena impresión de
nosotros mismos permite dormir. El modesto yo que somos y el arrogante ideal
del yo que queremos ser genera insomnio. El odio y el amor simultáneos generan
insomnio. Si el insomnio es por ansiedad, hay que relajarnos; si es por
depresión, hay que realizar actividades que demanden desgaste de energía. Los
sueños satisfacen los deseos; por eso soñamos. El insomnio es la expresión de
un fracaso en la elaboración psíquica. Los sueños son expresiones de deseos
inconscientes; su función es permitir el descanso a través de la satisfacción
de deseos inconscientes. Soñar permite unir la conciencia con el inconsciente.
El insomnio rompe esta unión. El dormir y el soñar permite la comunicación
entre el consciente y el inconsciente.
¿POR QUÉ TENGO MIEDO DE SEPARARME?
(Versión femenina)
El amor es la sublimación de la pasión.
“Sublimar es retirar el placer sexual a una acción y transformarla en una
actividad que también produce placer, pero de otro tipo, y que, además, se
realiza en público”. La pasión es privada, y se perturba al socializarse y
convertirse en amor. “La pasión es insomne, consume, desgasta, ocupa espacio y
tiempo”. Unos admiran la persona amada y otros la necesitan. Cuando una mujer
afirma que le da pena involucrarse en una relación afectiva porque sus hijos se
den cuenta, es probable que esa “disculpa” sea producto del miedo que le
inspira el sexo, que padece una fobia a la sexualidad por haberla dejado de
utilizar. “La vida erótica es la primera víctima de la represión, y los miedos
que una mujer tiene en su adolescencia en relación con el sexo pueden
permanecer inalterados durante años, sin modificarse”. No son necesariamente
los hijos los que se avergüencen de que su mamá sea vista con hombres; “es ella
misma la que muere de vergüenza de quitarse la ropa y ser vista por un hombre
con pudor idéntico al que vivió en su pubertad”. Es importante tener en cuenta
el término “familiar”, porque la familia podría significar el fin del erotismo,
porque hay cosas que no se hacen en familia. “Al formarse la relación de una
pareja, existe riesgo de que se desexualice y adquiera el carácter de otros
vínculos familiares; dejan de ser marido y mujer para ser hermano y hermana,
padre e hija, etc.”. Ocurre esta transformación porque los vínculos eróticos de
la pasión se convierten en vínculos familiares del amor.
¿POR QUÉ TENGO MIEDO DE SEPARARME?
(Versión masculina)
Cuando un hombre casado sacrifica su
presente, pensando que en el futuro será feliz; cuando deja a su esposa porque
la odia; cuando no puede estar con una mujer porque necesita dos y teme a la
separación, se trata de un individuo que no ha nacido realmente, inmaduro,
dependiente y sin autonomía. “Hay madres que no aceptan distanciarse de su
hijo, protagonistas de una doble atracción; tanto la madre desea secretamente
continuar unida al pequeño, cuanto éste aspira a estar siempre junto a ella”.
Por ello el hombre jamás encontrará una mujer adecuada. “Todo neurótico en
mayor o menor medida está impedido de amor o de trabajar… Cuando el individuo
no se separa de su madre no se constituye como sujeto, con relativa
independencia, y decimos entonces que de algún modo no consiguió nacer, que
fracasó en su autonomía o independencia”.
Un hombre así tiene dudas, angustia y sentimientos de prisión. Tiene un
síntoma de claustrofobia. “La claustrofobia es un síntoma que exhibe sin
dificultad su raíz materna: si trata de salir de un encierro debe disponer de
salidas, porque la angustia lo asfixia”. Ese hombre está huérfano de padres,
así estén vivos. Por eso tienen dos madres, que sumadas dan un padre
alternativo.
¿POR QUÉ TENGO MIEDO DE VIAJAR EN AVION?
El pánico ocurre porque desconocemos lo que
pueda ocurrir con el avión durante el vuelo. Como sabemos que es posible que el
avión se accidente, aprovechamos una circunstancia posible para instalar otra
imaginaria, es decir, recionalizamos. “Racionalizar un hecho significa hallarle
una razón, una justificación, explicar un fenómeno que de otra forma sería
inexplicable, irracional”. La racionalización consiste en que a veces los
aviones se accidentan y por eso nos privemos de viajar. Como el fundamento de
una neurosis es ilógico, al avión se sube una persona con dos miedos: uno
racional y otro ignorado, invisible, irracional, que ataca a los fóbicos al
avión. El miedo irracional se genera porque se desconoce la pericia del piloto
o la seguridad el avión. El fóbico cree estar tomando el control del avión. Con
esto sólo se consigue angustia. El destino está momentáneamente fuera de
control. “Lo intolerable para quien sufre de fobia es precisamente esa
incapacidad para controlar el destino”. La omnipotencia es la razón del débil.
El fóbico como sabe que los accidentes en avión son muy escasos, tiene “el
sentimiento de que precisamente por ser poco probables, el día escogido para
ocurrir será precisamente aquel en que él es un pasajero”. El fóbico sufre de
una especie de ilusión óptica, que “consiste en que, como siempre espera lo
peor, cuando algo de eso se confirma, también se le confirma que posee un
talento especial para anticipar los hechos”. Quien en su infancia disfrutó el
placer de saltar y de otros movimientos similares, no tendrá miedo a volar;
quien reprimió ese placer, no acepta los movimientos corporales como entrar en
ascensores, subir por sitios elevados o volar en avión. Quienes disfrutan del
placer de las alturas, lograron sublimar o transformaron una corriente de
erotismo infantil en otra de carácter social en el deporte, arte o ciencia. La
sublimación produce goce sin genitalidad y se pueden hacer cosas con
reconocimiento social. Por eso les gusta el peligro de volar por puro placer.
Muchos de los acontecimientos infantiles se olvidan porque quedan reprimidos. La
represión introduce en el niño el miedo y la vergüenza. Allí se quedan las
cosas prohibidas. “Lo prohibido se convierte en inconsciente… Lo consciente se
transforma en historia. Si el placer de los movimientos infantiles queda en el
lado visible de la conciencia, puede ser un futuro aviador; si queda bloqueado
del lado invisible, en el inconsciente, producirá angustia, transformándose en
actividad pecaminosa que preferible evitar, y por eso tendrá miedo a viajar en
avión, porque ese placer infantil quedó del lado de los placeres reprimidos. El
que no teme volar siente los movimientos del avión como mimos cariñosos
maternales; el que tiene miedo lo verá como un castigo por estar haciendo algo
malo. En el avión se dispara una emoción inconsciente, el cuerpo pierde su
espontaneidad, se produce la angustia y el cuerpo se convierte en un avión
dirigido por un piloto inexperto. La angustia produce anarquía corporal con un
sentimiento de muerte. “La angustia de viajar en avión desorganiza la unidad
simbólica del cuerpo, y su efecto es tan poderoso que ni siquiera es preciso
estar dentro del avión para sufrir sus efectos, sólo imaginarlo es suficiente”.
¿POR QUÉ TENGO MIEDO DE SER HOMOSEXUAL?
El que es homosexual, sabe que lo es. El
miedo a la homosexualidad no transforma a una persona en homosexual. Quien no
se siente bien con su cuerpo, su aspecto físico o el tamaño de su pene o senos,
es muy difícil convencerlo que esto es normal, porque “identidad, sexo, esquema
corporal no pueden rebatirse con argumentos lógicos, porque los fundamentos de
esta duda provienen del inconsciente”. Cuando un deseo homosexual sale del
inconsciente y pasa al consciente genera angustia. Ese era un deseo reprimido.
Como la conciencia no permite dos aspectos ilógicos, como ser hombre y mujer al
mismo tiempo, no acepta esa contradicción que afecta su esencia. Quienes luchan
contra los deseos contradictorios, viven cansados. Cuando un deseo reprimido
invade la conciencia no se puede expulsar. Las ideas homosexuales antes de
emerger al pensamiento, “dormían silenciosas en el subsuelo de la conciencia,
ocultas, subterráneas, sin producir trastornos”. El deseo homosexual no
convierte a una persona en homosexual. Cuando un deseo inconsciente escapa y no
puede permanecer en la conciencia, porque la desmorona, se sustenta en la
propia duda. “El sujeto neurótico se defiende de sus deseos, tratándolos como
si fuesen proyectos, planos a ser concretados, en tanto que un individuo más
sano les daría el tratamiento de simples e inofensivos pensamientos… Lo que
configura a la neurosis es creer realmente que un pensamiento es un proyecto
que debe realizarse… La neurosis disminuye la capacidad intelectual, ya que
limita la libertad de pensamiento… En otro individuo menos perturbado, el
pensamiento podría sorprenderlo, pero luego negarse a realizarlo, podría
perfectamente olvidar su existencia”.
¿POR QUÉ ME DEPRIMO?
La depresión es tristeza, desánimo, insomnio,
desvalorización, temor a enfrentar la realidad e imposibilidad de recibir
gratificaciones y elogios. Cuando hablamos de una persona depresiva nos
referimos a la forma como se comporta, a un estilo de su personalidad, al
escenario habitual de su existencia. El depresivo es un individuo fatigado, con
variable entusiasmo e iniciativa. El malestar depresivo muchas veces no tiene
causa justificada. “La propia condición depresiva en ocasiones produce
excelentes desarrollos intelectuales, elaboraciones trascendentes, en razón a
una búsqueda constante de sentido para su vida. La depresión es una forma de violencia.
Si alguien nos ocasiona un contratiempo se puede reaccionar peleando o
insultando. También se puede irritar, quiere agredir pero a falta de armas,
sufre un acceso de angustia por simple impotencia. Puede olvidar la ofensa y
ser invadido por la tristeza y el desánimo, perdiendo el bienestar. El que
sufrió la crisis de odio y angustia reconoce la vinculación entre la angustia y
el odio. El que reaccionó con depresión, desconociendo la relación que se creó
entre depresión y rabia. “La tristeza del depresivo es un modo de ataque o de
defensa, desconectado de su motivo”. Cuando hay agresión exterior hacia el
causante de la ofensa, uno se agrede con angustia y tristeza. “Los candidatos
posibles a la depresión desconocen los signos de la hostilidad propia y ajena”.
“La depresión puede dispararse por un pensamiento, una fantasía, un deseo. El
depresivo hace todo por conseguir el aprecio y simpatía de su medio familiar y
social. El depresivo siente una constante amenaza exterior. Cuando dejan de
amarlo o respetarlo, se desmorona el amor propio y el respeto que tiene de sí.
El deprimido, cuando odia a alguien se ataca a sí mismo”. Su sistema de
equilibrio interno sólo funciona con la aceptación exterior. “No tiene paz, y
cualquier roce en sus relaciones humanas es señal de una posible catástrofe”.
En el deprimido, el amor propio es ajeno. Le gusta ser la víctima. Por eso en
el suicidio, el muerto y el asesino son la misma persona: el depresivo se queja
mucho. La vida social o profesional
genera depresión. Se suele resolver adecuando el sexo a la profesión, porque
los sexos tienen las profesiones que les son armónicas. El abandono o muerte de
un ser querido produce depresión. “Todo amor intenso tiene un correlato
inconsciente de odio, que se hace evidente cuando el ser amado nos frustra, nos
abandona o incluso cuando muere”. La melancolía es la más grave de las
depresiones. “Un intenso odio está en el origen de la melancolía, y como lo
prototípico de la melancolía es la imposibilidad de expulsarlo al exterior, la melancolía
es la intoxicación que el sujeto hace de su propio odio”. La melancolía nos
muestra el mundo al revés, perdemos el sentido de lo interno y de lo externo.
“El melancólico, fuertemente subjetivo e irreflexivo, resiste a la lógica,
porque ningún argumento conseguirá convencerlo de que ese estado es imaginario
o transitorio”. La presencia de los demás se convierte en ausencia. En el
melancólico, el entusiasmo o la ilusión de vivir, se convierte en determinación
suicida. Como quiere matar a la persona que odia, todo suicidio es un
homicidio.
¿POR QUÉ TENGO CELOS?
Si se supera la dependencia infantil al amor
de otro, seremos autónomos y no tendremos celos. Quien no consiguió autonomía
sólo puede ser en tanto sea amado. El sabernos amados nos da seguridad y
tenemos más confianza en nuestras fuerzas. Los celos desmoronan nuestro ser.
Cuando uno se pierde en la otra persona, el celoso no sólo está preocupado por
recuperar a su amor, sino que tiene que encontrarse a sí mismo. “Cuanto más
intensa es la pasión, mayor es la amenaza de perderse”. Si sólo somos en tanto
seamos amados, debemos ser “dueños” del otro. “Los celos eternos no dependen de
la fidelidad de la persona amada, sino que son expresión de dificultades en la
primitiva construcción del ser”. Los celos existen porque nuestra sociedad es
monogámica y la sexualidad es poligámica. La prohibición de la poligamia, la
incentiva. Hay guerra entre deseos y prohibiciones. No se puede dominar el
deseo, se acaba si se satisface. La fidelidad existe si el individuo la asume
conscientemente, producto de una elaboración adecuada y no de una amenaza o
prohibición moral o religiosa. “Una prohibición exterior se puede resolver
liberándola mediante una medida también exterior”. Como una persona al casarse
cree que es dueña del cuerpo del cónyuge, cuando ocurre una “traición”, el hombre
o la mujer creen inconscientemente que el otro entregó parte de su cuerpo,
generándose violencia, virilidad herida, vergüenza, humillación y burlas. Se
siente avergonzado el “afectado” porque cree que realizó un acto con otra
persona del mismo sexo, como si fuera homosexual. El celoso ve en el potencial
rival, no a uno que puede gustarle a su pareja, sino uno que inconscientemente
le gusta a él. Es como si pensara: “En tu lugar, si fuese hombre, me
interesaría por aquella mujer de blanco, que me parece muy bonita”. El celoso
quiere detalles de la infidelidad, porque esto lo excita sexualmente. “Le
produce un placer mórbido, sexualizado, aunque inconscientemente insiste en
vivirlo como sufrimiento”. Quien experimenta celos imaginarios “tiene enorme curiosidad
por el goce del sexo opuesto, y no se satisface
en su relación con su pareja. Siendo hombre quiere, en lo profundo y
reprimido, además de gozar con su mujer, también quiere gozar como mujer, y la
situación de celos se lo posibilita… busca a ese tercero que le proporcione la
dimensión erótica que está necesitando”. Los celos también surgen cuando
alguien comete o desea una infidelidad, y se lo atribuye al otro, víctima
inocente. Los celos son paranoicos. En la paranoia lo fundamental es tener
razón. El paranoico precisa construir un mundo a su medida. Los celos son una
variedad de paranoia. “La paranoia comienza dando problemas domésticos, luego
jurídicos y finalmente psiquiátricos”. El paranoico no le interesa la verdad;
al ser juez y parte, cuando hay que decidir, siempre decide por su razón. “La
paranoia es una regresión al narcisismo”. El paranoico es arrogante e
insistente. Las personas desprecian al ser amado cuando está presente y lo
aprecian cuando lo pierden.
LUIS ANGEL RIOS PEREA
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