Introducción
El libro Sociología
de la religión, escrito por Abraham Latorre Mayorga, que consta de 202 páginas, fue publicado por la Universidad Santo
Tomás en la ciudad de Bogotá (Colombia) en 1976. Este texto didáctico, matizado
con lecturas complementarias, aborda, de manera sucinta, el quehacer
investigativo de la sociología de la religión. A través de ocho unidades
didácticas analiza en qué consiste la sociología de la religión, la noción
sociológica de la religión, el rito religioso, la religión institucionalizada,
la secularización, la pertenencia religiosa y las motivaciones religiosas.
EN QUÉ CONSISTE LA SOCIOLOGÍA DE LA RELIGIÓN
La sociología de la religión investiga y
reflexiona sobre la relación existente entre las estructuras religiosas y las
estructuras sociales o el fenómeno religioso (que tiene un carácter social) y
la realidad social. Esta ciencia se pregunta por el hecho religioso en su
ámbito universal. No emite juicios sobre la legitimidad respecto a las
relaciones entre religión y sociedad, ni defiende la naturaleza o la esencia de
la religión, sino que señala los hechos que revelan las situaciones donde se
captan los vínculos estrechos de enlace entre religión y sociedad, buscando
detectar el encuentro del hombre con lo sagrado, con lo infinito, con lo
sobrenatural, con lo numinoso, con Dios. “El sociólogo se limita a señalar los
hechos que revelan las situaciones al interior de las cuales sociedad y
religión han estado estrechamente entrelazadas”. Se encarga de la significación
social implícita en la vivencia o experiencia religiosa. Es tan influyente el
vínculo entre religión y sociedad, que el fenómeno religioso “ha determinado la
estructura institucional de numerosas sociedades políticas”. Se interesa en el
proceso que entrelaza valores religiosos con la acción de factores sociales.
Existe estrecha relación entre sociedad y religión, y sus valores se inciden
recíprocamente. La religión es un fenómeno universal con implicaciones
sociales. El comportamiento religioso es una conducta social. La religión tiene
un carácter regular e integrador de la sociedad, expresados en acciones
socialmente concebidas con sentido proporcionado por la religión.
Debido a la influencia y el condicionamiento
religioso, la religión ha dejado una profunda impronta en la sociedad a través
de valores y normas. La religión, como fenómeno social, toma formas sociales de
expresión. Existe un estrecho vínculo entre estructuras sociales y estructuras
religiosas. La sociología de la religión analiza las relaciones e implicaciones
entre ese tipo de estructuras y se interesa por el proceso que entrelaza los
valores religiosos con la acción de factores sociales. Parte de la relación
recíproca entre religión y sociedad, y de las formas como los valores de la
religión inciden en la sociedad.
Su objetivo formal es analizar y comprender
los efectos sociales de la religión, porque ésta incide en la relación
hombre-sociedad. Así mismo, analizar el fenómeno religioso en sus proyecciones
y fines sociales, teniendo en cuenta que lo sociocultural está condicionado y
que éste está condicionado por la religión. Se propone estudiar la relación
recíproca entre elementos religiosos y estructura social. Se ocupa de la
significación social que implican las expresiones de la vivencia religiosa. Busca
detectar las diversas manifestaciones vivenciales de lo religioso al interior
de la sociedad mediante el análisis experimental y empírico. Estudia las
expresiones de la vivencia religiosa y las condiciones y efectos de una forma
concreta de actuación social. “Lo que interesa al sociólogo de la religión es
la objetividad de los datos religiosos, su génesis, su evolución, su
significación histórica y las manifestaciones del comportamiento de un grupo
social frente al fenómeno religioso”.
Su objetivo material consiste en el estudio
de los grupos y sistemas sociales, por cuanto la religión se vive y manifiesta
en las estructuras sociales, “entendidas éstas como la concreción de las
relaciones sociales a través del proceso de institucionalización”.
La sociología de la religión, como hecho
social, acude al mismo método de investigación científica que utilizan los
sociólogos y otros científicos sociales y de otras ciencias especializadas. Se
trata de un método empírico y variable. Acude a técnicas propias de toda
investigación empírica y se parte de una hipótesis, que se comprueba mediante
el análisis social a través de la: observación, participación, experimentación,
entrevistas, encuestas, etc.
Mientras la sociología de la religión, como
ciencia autónoma y profana, estudia la
religión como fenómeno universal, como dato social empírico y variable, la
sociología religiosa estudia los principios religiosos de una religión
determinada, como es el caso del acto religioso cristiano, por ejemplo. “Busca
analizar el acto religioso practicado por los cristianos bajo el impulso de una
existencia de la fe, con el fin de lograr una mejor comprensión del misterio
divino y de la acción de Dios en el mundo”.
NOCIÓN SOCIOLÓGICA DE LA RELIGIÓN
Consiste en analizar la religión dentro de la
sociedad. Responde a las preguntas ¿qué es y qué significa la religión para la
sociología?
La sociología de la religión no investiga la
esencia de la religión, ni puede definir su esencia, pero sí su función, su
praxis, lo que hace la religión. Por eso busca una definición funcional,
determinando sus elementos fundamentales: convicciones o creencias (lo teórico:
doctrina), rituales (lo sociológico: el culto), y normas comportamentales (lo
práctico: ética). La definición funcional empírica de la religión permite
analizar y establecer su praxis, es decir, su quehacer. A nivel estructural
analiza las dimensiones doctrinal, cultual, ética y comunitaria de la religión.
Su verdadera esencia, lo que es la religión, la estudia la filosofía de la
religión. Entre las múltiples definiciones funcionales se destaca la de Paul
Tillich: “Religión es lo que más profundamente, más últimamente y del modo más
extremo afecta al hombre”. Las definiciones funcionales permiten distinguir los
elementos fundamentales de la religión: sistema de convicciones o creencias (la
doctrina o dimensión doctrinal), conjunto de prácticas rituales (el culto o
dimensión cultual), sistema de normas de comportamiento (la ética o la
dimensión práctica) y la adhesión o pertenencia a un grupo social religioso
(dimensión comunitaria).
La dimensión doctrinal busca resolver
problemas profundos de la naturaleza humana como el sentido de la vida,
interrogantes como el porqué de la muerte, el origen del cosmos, la manera de
liberarnos de factores o fuerzas que nos dominan y nos impiden una vida social
auténtica. Los mitos, en donde se manifiesta lo sacro en lo profano, están
vinculados a los elementos doctrinales. La doctrina busca que el creyente entre
en relación con lo numinoso, encontrándose con lo sagrado, “pues la sacralidad
es la cualidad de que se reviste lo numinoso para manifestarse y comunicarse”. Lo
numinoso se relaciona con valores y personajes sobrenaturales o esotéricos que
trascienden lo empírico: rayos, vientos, tempestades, etc., o cosas sagradas.
La religión tiene una función residual y otra
total. La primera se concreta cuando el hombre busca respuestas temporales. La
segunda busca una respuesta última y totalizante. “Si al acudir a las creencias
propuestas por la religión resulta algo contingente, es decir, válido mientras
el hombre logra por medios no religiosos resolver sus problemas, tenemos la
función residual de la religión. Si en cambio se acepta que el hombre siempre
acudirá a la religión para encontrar allí una respuesta última y totalizante a
sus problemas, estamos atribuyéndole a la religión una función total”.
Respecto a la dimensión cultual encontramos
que ésta se encuentra profundamente relacionada con lo ritual y lo mítico. No
se puede comprender un rito sin mito. “El encuentro del hombre con lo numinoso
y sacro se plasma y se expresa por mediación de los ritos”.
A la sociología de la religión le interesan
las finalidades y consecuencias de la diversidad de formas cultuales. Las
acciones sociales concretas, que van ligadas al dogma religioso, configuran los
ritos y éstos conforman el culto: “la totalidad de las prácticas que conciernen
a los valores, venerados como santos”.
La dimensión ética se relaciona con el
conjunto de principios de comportamiento global del hombre y de la sociedad, que,
orientados a la praxis social, contienen prohibiciones y mandatos.
En cuanto a la dimensión comunitaria
encontramos que, debido al carácter social de la religión, la experiencia, las
vivencias y la praxis religiosa sólo se da en un grupo o munidad religiosa. “Es
entonces el carácter social del fenómeno religioso lo que exige la
estructuración de pluralidades de personas organizadas que sean el espacio
donde la doctrina, el culto y las normas éticas puedan ser compartidas por
ellas”.
A nivel funcional encontramos que la función
más importante de la religión es la integración. La función integradora es un
factor integrador al interior de la sociedad, que busca establecer un
equilibrio en sus relaciones. Esta función propende por la integración de la
sociedad a nivel sicológico, social y cultural. “La integración es la función
de la religión”.
En el ámbito de la función integradora de la
religión se encuentran la funcionalidad residual y la funcionalidad
totalizante. La función residual no resuelve todos los problemas. La función
totalizante responde a todos los problemas porque la religión permite el
encuentro con lo numinoso o lo absoluto. Los teóricos de la función totalizante
“consideran la religión como elemento de necesidad absoluta, necesaria y válida
para toda época en cuanto factor integrador de toda sociedad”.
Emilio Dukheim, con respecto a la función
integradora, plantea que la religión es un factor integrador en determinadas
sociedades. “La función de la religión es producir un sistema de valores capaz
de consolidar una integración de normas de conducta y de evitar así la anomia y
la crisis de la vida social”. Para éste, la sociedad es el verdadero objeto de
la religión.
EL RITO RELIGIOSO
La sociología de la religión analiza la
significación y el sentido de los ritos religiosos como comportamientos
colectivos con el ánimo de descubrir su racionalidad. Investiga la función social
de las prácticas rituales, la manera en que los niveles sicosociales de la
conducta determinan la diversidad de acciones rituales y establecer por qué la
persona no puede entrar en contacto social con lo sacro sino mediante el
símbolo. Señala algunos pasos que permitan una aproximación al origen y función
del rito, describe las variables principales de la tipología de los ritos y
establece en forma sucinta la relación entre religión, tabú y magia.
El rito está presente en todas las sociedades
humanas. Los grupos sociales y étnicos tienen una dinámica ritual. Sirve para
comunicarnos con lo supraterrenal. Es un hecho genérico de carácter universal.
Se aplica a actos religiosos en cuanto tales. Se impone por una necesidad
sociológica y antropológica. Es un medio de significación (expresión ritual).
El rito es un sistema simbólico. “Consideramos el rito como el sistema
simbólico escogido por el hombre para comunicarse con el más allá, con el
absoluto numinoso. Es un lenguaje constituido por acciones y fórmulas”.
El rito tiene la siguientes funciones: 1.
Buscar una salida a la angustia que genera la libertad y sus limitaciones. 2.
Encontrar en lo numinoso o sobrenatural un equilibrio de la emoción de la
libertad y la emoción de lo posible. 3. Acudir a los actos rituales o actos
simbólicos para superar la angustia. La angustia conduce al rito, es el signo
del contacto con lo numinoso. Se apela al rito para darle a la condición humana
un fundamento distinto. Según Jean Cazeneuve, la función específica del rito
contiene las siguientes etapas: 1. La libertad del hombre y sus limitaciones genera
angustia. 2. Buscando una salida a su angustia, trata de acceder a lo numinoso
o sobrenatural. 3. Al no poder alcanzar su condición humana sin angustia,
porque su equilibrio tan buscado en el orden se ve amenazado, acude a los actos
simbólicos o actos rituales. Con las acciones religiosas simbólicas (rito
religioso, tabú y magia) el hombre expresa su relación-reacción ante lo
numinoso. El rito se relaciona con la sumisión a lo numinoso, el tabú con la
fuga de lo numinoso y la magia con la manipulación de lo numinoso.
El culto, como realidad antropológica y
sociológica y sistema relacional entre Dios y el hombre y la divinidad, es un conjunto de formas, estructuradas y
ordenadas, de trato con la divinidad en una dimensión personalista. “El culto
es primeramente una mediación que expresa y realiza a nivel experimentable y
sensible una relación interpersonal y a la vez permite la convergencia, en
cuanto mediación, de una fe o de una cosmovisión, de una doctrina y una moral.
Esta mediación se verifica en términos simbólicos…”. El objetivo del tabú es
“preservar de lo numinoso un ideal de vida perfectamente estable y regulado”. Los
ritos tabúes pueden ser: tabúes-prohibición, tabúes-purificaciones y tabúes del
devenir. Con los primeros se busca alejarse y huir de lo impuro y evitarlo,
mediante normas prohibitivas. Cuando se produce una violación a las
prohibiciones se acude a los segundos para evitar la contaminación mediante
baños, fuego, aspersiones… Los terceros se relacionan con el nacimiento, el
casamiento y la muerte. Los tabúes consideran a lo numinoso como peligroso,
fuente de desgracias y sinónimo de impureza, que se debe rechazar, ahuyentar y
reprimir.
La magia es un complejo de creencias y
prácticas realizadas por un mago para “influir sobre las cosas de un modo
diferente a la acción habitual de los demás hombres”. Los magos, durante sus
rituales mágicos, parecen colocarse de la condición humana establecida en la
sociedad en que éstos viven. La magia, para algunos, es “la técnica de la
religión que permite ubicar al hombre frente a un mundo que busca escaparse de
lo normativo”. La magia tiene fines específicos e individuales, y en ella predomina
una actitud manipuladora.
En términos dialécticos, el tabú es la tesis;
la magia, la antítesis; y la religión, la tesis.
LA RELIGIÓN INSTITUCIONALIZADA
Investiga los elementos del término
institución, la realidad de la institución como una necesidad, las características
de la institución, la relación entre conflicto e institución religiosa y la
índole de la institucionalización en Latinoamérica.
La religión, como fenómeno social, no puede
existir sin un mínimo de institucionalización. La institución social está
configurada por los elementos culturales y la estructura social. “Mediante la
institución, los elementos culturales (valores, ideas, símbolos) se traducen en
normas de acción, de roles y de grupos que ejercen un control sobre la acción
social y la interacción de los miembros de una colectividad”. La
institucionalización es una especie de concretización de elementos culturales y
su transposición en formas aplicables y aplicadas. El objeto primero de
institucionalizar las expresiones culturales de la religión es la
neutralización de las conductas individuales espontáneas. Se requiere
institucionalización la religión para neutralizar los comportamientos sociales
espontáneos, para que surjan los comportamientos racionales. Según G.
Hasenhuttl, la institución es el producto duradero y modificable de conducta
social en función de roles y dirigida a un fin que obliga al individuo, le
atribuye una autoridad formal y pone en práctica sanciones jurídicas. La
institución es un imperativo, por cuanto existe una necesidad humana
fundamental de institucionalizar las relaciones sociales de las personas. La
religión requiere simbolizar la fe y constituirse así en institucionalización
de la religión para que aparezca en el plano de la visibilidad social.
La institución se caracteriza porque está
dentro del marco de una estructura intersubjetiva de comportamiento, es algo
estable pero modificable, tiene carácter de obligatoriedad, obedece a una
sistematización interior, es una forma de contrato social, sufre cambios,
ejerce un control social y es fundamentalmente modificable. “Es así como la
religión hace de sus instituciones instrumentos estables para la transmisión de
valores, verdades y normas religiosas de una generación a la siguiente”. La
institución, por ser un producto humano, puede ser modificada por la libertad
humana. La religión como institución es un auténtico sistema social y
religioso.
En materia de institucionalización, el
conflicto es considerado como un factor importante en la determinación y
generación del cambio social. “Las contradicciones y los conflictos nacen
directamente de la acción social pues ellos son parte de ésta”. El conflicto,
dado su dinamismo, puede provocar frecuentemente el cambio, la evolución y
algunas veces la revolución. La fuente de los conflictos se encuentra en la
posesión de los medios de producción y en la desigual distribución de la
autoridad; autoridad que es un elemento social de integración. El conflicto
puede ser factor sostenedor o destructor de la estabilidad social. Como dondequiera
que haya vida, hay conflicto, éste es por esencia bueno y deseable. “La Iglesia
se encuentra en el centro de un complejo de tensiones y conflictos que inciden
tanto en los elementos estructurales de la sociedad global, como en las propias
estructuras socio-religiosas”.
La Iglesia Católica en América Latina está
afectada por procesos de socialización, de secularización y de liberación;
procesos que, al interior de nuestra sociedad, exigen “múltiples modificaciones
de índole estructural y funcional para instituciones religiosas como la
autoridad, los símbolos rituales, las leyes eclesiásticas, la transmisión de la
doctrina, etc.”
LA SECULARIZACIÓN
Según Friedrich Furstenberg, la sociología de
la religión debe comprender el estudio de la tesis de la integración de la
religión, como factor integrador al interior de la sociedad; la tesis de la
compensación de las frustraciones y sufrimientos experimentados en el mundo
profano; y la tesis de la secularización como tendencia de la sociedad
contemporánea a encontrar su autonomía propia frente a los valores de la
religión.
Lo genealógico o genético, lo clasista y la
causalidad estructural son los criterios para interpretar la secularización. Lo
genealógico es una reacción frente a los valores religiosos tradicionales o del
pasado. El criterio clasista concibe la religión como instrumento para dominar
a las clases menos favorecidas. En criterio de la causalidad estructural nos
muestra que con el proceso de industrialización ahoga y prescinde de lo sagrado
y de los valores religiosos.
El secularismo es la total
descristianización, con un desplazamiento total de la creencia religiosa,
sustituyéndola por una ideología que funciona como una nueva religión. “Cuando
la religión resulta ser un elemento que no significa utilidad funcional para la
integración y la dinámica de la sociedad, y por tanto pierde su credibilidad,
la secularización se radicaliza en el secularismo”. La secularización no
prescinde totalmente de los valores religiosos del pasado cristiano. La
secularización es evolucionista, debido a su transformación social, sin
suprimir el elemento religioso. Secularización no significa abolición de la religión,
porque la sociedad sigue ligada a la subcultura religiosa y a la secular.
Elementos o variables del proceso de
secularización: 1. La diferenciación: se crean valores científicos,
tecnológicos y de competencia para ascender en la escala social. 2. La desacralización:
relativización de valores y normas religiosas absolutas en el pasado. 3. La
transformación funcional: las funciones que ejercía la institución religiosa
pasan a ser desempeñadas por otras instituciones o ideologías, como, por
ejemplo, en el caso del sicoanálisis que se encarga del estudio de la moralidad
religiosa.
La secularización en América Latina pasa por
el establecimiento de un nuevo orden social. “En un primer momento, la
conciencia por establecer una auténtica justicia social lleva a actores de la
sociedad a integrar partidos y organizaciones grupales que reclaman mejores
condiciones de trabajo para las clases obreras… En una segunda fase, la
ideología del cambio social estructural se va integrando a la praxis social de
los grupos aún cristianos… En el tiempo presente se ha llegado a una nueva
dimensión del proceso secularizador. Es el concepto de la liberación…”.
LA PERTENENCIA RELIGIOSA
Para la supervivencia religiosa es necesario
que se tenga un sentido muy comprometido de pertenencia a la institución
religiosa global. “A nadie se oculta que las relaciones de pertenencia a la institución
religiosa están también condicionadas muy profundamente por factores externos a
la índole eminentemente religiosa de la institución eclesial. Así, es fácil
aceptar como hipótesis el conjunto de variables socio-económicas,
socio-culturales y socio-religiosas que inciden en este fenómeno de la adhesión
religiosa. A guisa de ejemplo, enunciamos las siguientes: la edad, el sexo, la
educación, la religiosidad del colegio, la religiosidad de la familia, la clase
social, las actitudes y el ejercicio de la autoridad por parte de la iglesia
misma”.
Los siguientes son los hechos objetivos que
demandan el interés por el estudio de la pertenencia religiosa: 1. Ante la
secularización el creyente se interroga sobre los niveles de su originalidad y
especificidad. 2. El hombre religioso se pregunta sobre la naturaleza misma de
vínculo de pertenencia. 3. La proyección de la pertenencia religiosa en lo
económico y lo político. Los sociólogos buscan establecer cuáles son los
indicadores de la especificidad del vínculo de pertenencia religiosa.
¿Por qué se estudia la pertenencia religiosa?
1. Para saber qué sectores se desvinculan y cuáles permanecen fieles a la
religión. 2. Para formular preguntas sobre las relaciones concretas con la
iglesia. 3. Para determinar la proyección de la pertenencia religiosa en lo
económico y lo político. 4. Para saber cuáles son los indicadores de la
especificidad del vínculo de pertenencia religiosa.
Como la pertenencia se define en términos de
socialización, en el concepto sociológico de pertenencia intervienen los
siguientes elementos. 1. El carácter relacional. “La pertenencia entraña en sus
objetividad un conjunto de relaciones que se tejen entre los individuos y el
grupo institucional al interior del cual aquellos alcanzan su identificación”.
2. Mediante la socialización los valores culturales se concretan en normas y
roles. “El rol, en efecto, es un componente del sistema social que define los
diferentes módulos de pertenencia y de participación de los individuos respecto
de las colectividades sociales”. 3. Proceso de socialización. “Este proceso de
socialización capacita al individuo para aspirar voluntariamente a desempeñar
algún rol dentro del grupo de acuerdo con el marco de objetivos propuestos por
el mismo”. 4. Transformación social que objetiva intereses, fines, conceptos y
actitudes de índole personal y subjetiva. “Es por tanto, la objetivación lo que
hace que las opiniones e intereses pasen, o mejor, se transformen, de un plano
personal a un plano supraindividual y objetivo del grupo”.
Para identificar y especificar la pertenencia
religiosa existen algunos indicadores, como la adquisición de la cultura
religiosa del grupo, la integración de lo religioso a la personalidad y la
adaptación del medio social-religioso a niveles mental y afectivo.
LAS MOTIVACIONES RELIGIOSAS
Las motivaciones religiosas de una persona y
de un grupo social están condicionadas por factores sicológicos, valorativos y sociológicos,
políticos y culturales, de manera consciente e inconsciente. La religiosidad se
expresa a través de las siguientes dimensiones: 1. La dimensión ideológica,
expresada en la fe religiosa (valores doctrinales o visión del mundo y de
Dios). 2. La dimensión ritual, en la que se manifiesta la praxis religiosa. 3.
La dimensión de la experiencia religiosa, en la que se traduce la vivencia
religiosa. 4. La dimensión intelectual, en la que se proyecta el saber
religioso. 5. La dimensión consecuencial, que comprende la práctica religiosa.
Desde el punto de vista sociológico, la
esperanza desempeña un rol importante en el proceso motivacional. “En efecto,
el motivo por el cual el individuo o un grupo social decide aceptar el contenido
de una religión y pertenecer a su forma institucionalizada, no es sino la
proyección de la actitud de la esperanza. Quien se entrega a una práctica
religiosa lo hace en función de algo que espera alcanzar, en función de un
proyecto que al menos subjetivamente cree realizable… Es claro que la esperanza
como actitud de índole sociológico es la resultante inmediata de la aceptación
o rechazo de valores conceptuales, de conjuntos doctrinales, y de una
determinada cosmovisión o fe”. Las
motivaciones religiosas pueden estar condicionadas según lo que se espere de la
esperanza: 1. Esperanza encerrada en una religión que se encierra a sí misma. Ejemplo:
el esoterismo o la escatología. 2. Esperanza de índole trascendente, así: A.
Necesidad de huir de un mundo material para buscar la salvación. B. Necesidad de esperanza de salvación
mediante el cambio y la purificación del individuo y el grupo social. Ejemplo:
Mesianismos, socialismo… C. Necesidad de transformaciones individuales y
sociales en sus elementos materiales y espirituales. Ejemplo: Cristianismo.
Las motivaciones religiosas pueden ser:
1.
Motivaciones cosmobiológicas. Este tipo de motivaciones (las más
importantes) son primitivas. “La característica fundamental de este tipo de
motivaciones es el afán de satisfacer una serie de necesidades naturales del
individuo planteadas por el cosmos y la vida natural, v. gr.: salud, éxito
económico o afectivo; prevención de males cósmicos como las tormentas, la
lluvia, las plagas, las inundaciones, etc… Las categorías sociales que
ordinariamente sufren la irrupción de los factores motivacionales biológicos y
cosmológicos son aquellas que mantienen un contacto más estrecho y más profundo
con la naturaleza y que no han sentido consiguientemente el impacto de la
ciencia y de la técnica del mundo industrializado”. En las motivaciones
cosmobiológicas se buscar acudir a lo numinoso para servirse de sus fuerzas
misteriosas. A nivel de la dimensión ideológica-religiosa. Su contenido
específico pertenece al conjunto de valores religiosos típicos de las
religiones cosmobiológicas. “En síntesis, la dimensión de los valores de la fe
o de la cosmovisión religiosa, se puede reducir al animismo, marcado por el
medio y la tendencia a la magia, el cual tendrá que generar una vivencia
religiosa sellada profundamente por el providencialismo cuya característica es la
confianza y la tendencia a la continua oración de petición”. A nivel de la
dimensión ritual conducen “a privar el rito religioso de su condición
mediacional auténtica, revistiéndolo por el contrario de características que
deforman y distorsionan su significación primaria y original”, adquiriendo un
carácter de neutralidad moral, ritualista del culto e individualista. A nivel
de la dimensión de experiencia religiosa “se puede encontrar de una manera muy
específica en la forma como se vive el providencialismo”. A nivel de la
dimensión intelectual se aprecia “que el punto de partida de este tipo de
religiosidad cosmológica lo constituye la ignorancia general y religiosa que no
permite establecer el necesario deslinde entre lo natural y lo sobrenatural,
entre lo profano y lo sacro, entre la primera causa y las causas segundas”. A
nivel de la dimensión consecuencial se encuentra caracterizada por el animismo
y el providencialismo. “Dios no tiene relación con el orden de la naturaleza; se
le considera distante y ajeno a todo otro orden como el moral y el social”. En esta dimensión las motivaciones
cosmobiológicas tienen un carácter de amoralidad e individualista, carente de
sentido de pertenencia a la institución religiosa.
2.
Motivaciones socioculturales. Este tipo de motivaciones son
secundarias. Responden a los vínculos con los valores y normas culturales:
profanos, naturales o religiosos. Estos vínculos o relaciones pueden ser
espontáneas o naturales y racionalizadas. Las motivaciones socioculturales
espontáneas son propias de los grupos sociales caracterizados como tradicionales
y de las sociedades preindustriales. “La presión ambiental del grupo y la
fidelidad al mismo, que nace más de la costumbre que de un acto consciente, son
los factores que informan la conciencia de los individuos haciendo aparecer ante
ella, como una misa realidad, el deber y la conformidad”. En cuanto a su
dimensión ideológica, las motivaciones socioculturales espontáneas con la
resultante y la determinante de actividades mentales frente a lo sacro. Respecto
a su dimensión ritual se observa cómo la costumbre incorpora el ritualismo en
el uso de gestos y ritos cultuales; gracias a la costumbre se ha introducido la
cultura normativa como algo normal, y pretende sacralizar eventos sociales como
el nacimiento, la iniciación, el matrimonio y la sepultura. En relación a su
dimensión de experiencia y vivencia religiosa se establece un equilibrio
logrado a través de la adopción espontánea de las costumbres religiosas
impuestas por el contexto ambiental. Su dimensión intelectual o del saber
religioso no permite un conocimiento exacto de los valores y enunciados de la
fe. Su dimensión consecuencial muestra que toda la vida religiosa trata de
identificarse con las costumbres y tradiciones religiosas; así mismo, que la
religión no exige transformación ni conversión interior. Las motivaciones
socioculturales racionalizadas incorporan valores religiosos al sistema de valores
socioculturales del grupo, y por eso la iglesia aparece como institución
cultual al servicio de la cultura. “La dimensión ideológica de la fe religiosa
se expresa por el énfasis en aquellos valores y normas que revisten una
funcionalidad dirigida a asegurar el orden tradicional… La dimensión ritual de
este marco sociocultural atribuye gran importancia a la exuberante exterioridad
de formas cultuales… En cuanto a la experiencia religiosa, es claro que en
todas sus formas aparece ella determinada por la identificación que se hace
entre racionalidad y religiosidad, entre sociedad nacional y sociedad religiosa…
La dimensión intelectual o del saber religioso se configura en esta clase de
motivaciones en unos enunciados más precisos sobre los valores religiosos…”. En
su dimensión consecuencial no surge la preocupación de una verdadera
transformación moral interior. “Lo que importa es defender ciertos principios
concebidos como verdaderos y necesarios para conservar el orden tradicional… No
existe, por tanto, el verdadero sentido de pertenencia a la iglesia en su
originalidad específica”.
3.
Motivaciones esotéricas o escatológicas. Este tipo de motivaciones
surgen de la angustiosa necesidad de salvación (“superación de la muerte y la
adquisición de la supervivencia o inmortalidad”) y están configuradas por los
siguientes elementos: *La muerte plantea el problema de la salvación, lo cual
genera angustia. *La obsesión por salvarnos nos lleva a aceptar la moral y los
valores religiosos. *La religión es una respuesta a los interrogantes
sobrenaturales y el deseo de inmortalidad. Las motivaciones esotéricas pueden
ser: *Las condicionadas por el concepto de salvación. *Las que entrañan un
sentido de salvación trascendente. La dimensión de la fe religiosa responde a
un Dios alejado del mundo; Dios está separado del mundo. “El divorcio absoluto
entre lo sacro y lo profano se hace extender también al interior de la misma
creación visible y material. Entonces aparece allí no sólo la distinción sino
la ruptura absoluta entre cosas profanas y cosas sagradas. Es un dualismo que
tiene una fuerte mordiente maniquea y que hace al hombre incapaz de descubrir
el sentido de los valores temporales y asumirlos”. La dimensión ritual nos
muestra que Dios sólo se conoce por medio de ritos. “La institución religiosa
es concebida como la encargada de organizar el culto con fines marcadamente
escatológicos, como si esa fuera la única razón de su presencia en el mundo”. En
la dimensión consecuencial se encuentran las tendencias del individualismo
predominio de un moralismo fundado en el temor de no salvarnos y la proyección
asumida frente a la problemática social.
4.
Esotéricas transformantes. Se caracterizan por una valoración de
la salvación a través de un proceso que demanda de un cambio permanente del
mundo creado y visible y del interior de cada persona. Este proceso de
transformación es político o revolucionario cuando no tiene en cuenta lo
espiritual sino lo material, lo socioeconómico y lo cultural. Cuando el proceso
busca un cambio liberador integral para la transformación de la estructura
social involucra lo espiritual y lo sobrenatural.
LUIS ÁNGEL RÍOS PEREA
luvina1111@yahoo.com