lunes, 14 de octubre de 2013

CONOZCAMOS LA SICOLOGÍA DEL AUTOENGAÑO



El reconocido sicólogo y filósofo estadounidense Daniel Goleman, en su libro La sicología del autoengaño, nos muestra cómo urdimos entramados sicológicos para engañarnos a nosotros mismos. Por considerarlo como un libro interesante para entender la dinámica de nuestra vida cotidiana, a continuación elaboro su extenso resumen.

PRIMERA PARTE

ATENCION Y DOLOR

Pensamientos al ser atacado por un león

El cerebro produce endorfinas, un grupo de neurotransmisores que actúan como los opiatos, capaces de producir euforia (sensación de excitación y bienestar) para aliviar el dolor. El estrés mental produce endorfinas. La amenaza del dolor es la esencia del estrés. El estrés es una reacción universal del cuerpo frente a todo tipo de amenazas y peligros. Se produce cuando una persona siente que las exigencias del entorno exceden sus recursos para satisfacerlas. Al percibir un evento estresante el cerebro emite señales al hipotálamo para que segregue el factor córtico-liberador (CRF), que llega a la hipófisis para liberar la hormona adreno-corticotrópica (ACTH) y endorfinas.

La relación entre dolor y atención

El esquizofrénico es menos sensible al dolor. La relación entre dolor y atención involucra las endorfinas y el ACTH. Las endorfinas mitigan el dolor y reducen la atención, negando la urgencia del dolor. “El ACTH eleva la atención y sensibiliza el sistema nervioso, mientras que las endorfinas actúan de manera inversa”. Ambas fluyen como respuesta al estrés. La sedación del dolor (endorfinas) y la reducción de la atención (ACTH) embotan el dolor. Las endorfinas reducen la atención a medida que seda el dolor. Cuando se activan las endorfinas, el dolor disminuye y la atención se embota.

¿Por qué la atención disminuida alivia el dolor?

El dolor genera respuestas para recuperación y sanación. Las endorfinas superan la atención refleja al dolor, aflojando la atención. “La percepción del dolor incluye la capacidad de sedar el dolor desplazándolo de la conciencia”.

El dolor mental paraliza la cognición

La ansiedad paraliza la cognición. La angustia se entromete entre los planos físicos y mentales, obstaculizándolos y generando persistente preocupación que invade el sueño y nos desvela.  El miedo se apodera de nuestros pensamientos, distrayéndonos. “Cuando la angustia crece hasta alcanzar el nivel del pánico, su intensidad captura por completo los pensamientos y la atención”. La amenaza al peligro desencadena la respuesta al estrés. “La principal característica de la información que marca el estrés es la incertidumbre”. Lo novedoso constituye la esencia de la incertidumbre. “La respuesta al estrés tiene una relación dual con la atención: en primer lugar, es la atención la que desencadena esa respuesta y los centros de atención, a su vez, son activados por el alerta al estrés”. Las sustancias que invaden el cerebro durante la respuesta al estrés preparan al sujeto para manejar el peligro.

La angustia es estrés fuera de lugar

“La angustia es un continuo de estímulos comunes, llevada a su extremo”. Cuando el estímulo es inadecuado a lo que hacemos se convierte en ansiedad. “En un estado de ansiedad, un tipo de estímulo que podría ser adecuado para enfrentar una determinada amenaza invade otra situación o se verifica a un nivel tan alto que sabotea la posibilidad de dar una respuesta adecuada… Durante un estado de ansiedad, es posible que la atención se aferre a la fuente de la amenaza, reduciendo el espectro de conciencia disponible para otras cosas… Cuando el estrés estimula la atención, la concentra en la amenaza que se está enfrentando”. La relación de la atención con la ansiedad consiste en pensamientos involuntarios y sentimientos que golpean la conciencia. Formas que adopta la intrusión en la ansiedad: aparición repentina de emociones, preocupación y “rumiación”, pensamientos invasores y repentinos, sentimientos e ideas persistentes imposibles de definir, hipervigilancia, insomnio, pesadillas y sueños perturbadores, sensaciones espontaneas que irrumpen sin relación con la situación del momento, y reacciones de sobresalto. “Sea cual fuere su disfraz, cuando la ansiedad invade la atención, el desempeño general del individuo decae”.

El peligro está donde usted lo ve

Las situaciones nos producen estrés de acuerdo a como las enfrentamos. “La manera en que uno interpreta un suceso determina si provoca o no provoca estrés”. Un hecho puede ser percibido como una amenaza, un desafío o un alivio, según las circunstancias. Lo que importa no es el suceso en si sino su significado. Cuando el hecho se ve como amenaza, se desencadena el estrés. El estrés es producto de la evaluación de un hecho. “Un suceso conduce al estrés sólo si es evaluado como una amenaza”.

Serenidad para aceptar lo que no puedo cambiar

Ante una situación amenazante que pueda generar estrés, se enfrenta inteligentemente (manejo instrumental) o se tranquiliza (manejo focalizado de la emoción). La ansiedad es una mezcla de hormonas del estrés y la preocupación por la amenaza al momento de su evaluación. La ansiedad es la relación invasora ante una amenaza, que puede desencadenar emociones desagradables y depresión. Si no se frena la ansiedad, ésta interfiere en la atención y en la cognición. “La ansiedad genera una parálisis cognitiva que dificulta la reevaluación… que podría aliviar la sensación de peligro”. Si un suceso se evalúa como peligro, genera estrés; si no se reevalúa como peligro, no genera estrés. Si el estrés se maneja cambia la situación; si no se maneja genera ansiedad. La invasión y la negación no son mecanismos eficaces para manejar el estrés, porque distorsionan la atención. Los paliativos como las drogas reducen la ansiedad, pero no modifican la situación amenazante. Ante las situaciones que causan estrés, sin que se puedan evitar, hay que cuidar las emociones. Cuando los paliativos, la negación, la intelectualización y la evitación de pensamientos negativos son utilizados adecuada e inteligentemente no son negativos, siempre y cuando no interfieran con medidas de adaptación. Los paliativos son gratificantes porque alivian la angustia, pero lo que es gratificante resulta adictivo. Según Freud, hasta las personas normales utilizan mecanismos de defensa (paliativos cognoscitivos). “Los paliativos mentales falsean nuestra capacidad de ver las cosas tal como son”. Cuando la ansiedad nos invade, así esté cubierta de maniobras mentales, se paga un costo en eficiencia mental.


SEGUNDA PARTE

LOS MECANISMOS DE LA MENTE

El modelo freudiano de la mente

Se inicia con la percepción y termina con la respuesta. Luego de la percepción hay 4 tipos de memoria inconscientes; seguidamente el inconsciente y el preconsciente, separados por un filtro (censor); después del preconsciente está el consciente, separado por un censor. El preconsciente es el puente de acceso a la conciencia. Toda información del inconsciente al consciente tiene que pasar por censores, para filtrar la información “prohibida” que pueda causar ansiedad. Este sistema impide que los recuerdos indeseables ingresen al preconsciente y luego al consciente.

El filtro inteligente

Según Donald Broadbent, percibimos más datos de los que podemos manejar. De acuerdo con su modelo de la mente, “esta información pasa a una memoria de registro de corto plazo y luego es transferida a un filtro selectivo, donde la mayoría de tal información es descartada”. El filtro bloquea todo, menor lo que es de atención para el individuo. En su modelo, el estímulo pasa al almacenamiento y filtro. Luego a la conciencia (memoria de largo plazo) de manera bidireccional. El filtro selectivo es esencial. Sólo recordamos aquello que le hemos prestado atención. La conciencia es la entrada a la memoria; lo que ingresa a nuestra conciencia es controlado por un filtro. El filtro sólo controla los aspectos físicos de un mensaje y no su significado. Esta teoría fue descartada. Donal Norman propone un modelo más aceptado: “la memoria analiza las percepciones en la primera etapa del flujo de información, filtrando lo que se permite pasar a la conciencia, de acuerdo con su relevancia”. Cuenta con un filtro que clasifica lo que se percibe y decide qué importa y qué no. Es necesario que la información percibida pase por un filtro inteligente, para evitar la saturación de datos. “Si pasa demasiada información por el filtro, la conciencia termina anegada e invadida”. Esta invasión genera ansiedad. El filtro tiene que ser eficiente para evitar la distracción por la información relevante. “Si el filtro fuera menos eficiente, padeceríamos de una distracción aguda y compulsiva, como sucede en la esquizofrenia”. El modelo de Norman demuestra que lo que ingresa por lo sentidos es analizado cuidadosamente por la memoria de largo plaza (la memoria semántica). “Todo lo que es aprobado, ingresa en la conciencia y sólo lo que es realmente útil ocupará el espacio mental”. Antes de entrar a la conciencia, la información es filtrada por la memoria en cada una de sus etapas; la memoria analiza la información y la filtra según su importancia. Existe flujo bidireccional entre conciencia y memoria, pero sólo es unidireccional entre filtro y conciencia.

¿Cuánto podemos guardar en nuestra mente?

En personas normales, la mente tiene la capacidad de saber sin tomar conciencia de lo que sabe. Gran parte de la actividad mental se produce al margen de nuestra conciencia. Muchas cosas que hacemos, las hacemos automáticamente. “Vivimos gran parte de nuestra vida en forma automática”. Sólo planificamos cuando cambiamos de rutina. El aprendizaje de lo nuevo requiere de atención total. “Lo que decide e intenta la mente es ejecutado por el inconsciente”. La conciencia es un sistema de capacidad limitada. “Reservamos nuestro consciente para tareas particularmente exigentes, o la dejamos como espacio libre para la atención activa, para pensar y para tomar decisiones, o para la ensoñación que pasa por la conciencia durante gran parte de nuestras horas de vigilia”.

Los envoltorios que contienen al conocimiento

Los esquemas organizan la información que perciben los sentidos para poder organizarla. Un esquema es “una especie de teoría informal, personal e inarticulada sobre la naturaleza de los hechos, los objetos o las situaciones que enfrentamos”.  Hay que modificar los esquemas para adecuarlos a los hechos. Son posibles de revisar. El estereotipo es la variación del esquema. Los esquemas representan el conocimiento a todos los niveles. Son la dinámica organizadora del conocimiento. Son las unidades básicas de la experiencia. Son el esqueleto alrededor del cual se interpretan los hechos.

Comprender el mecanismo de comprender

Los esquemas y la atención interactúan entre sí. “La atención activa despierta esquemas relevantes; los esquemas, a su vez, guían y dirigen el foco de atención”. Los esquemas determinan qué vamos a percibir y qué no vamos a percibir. Sólo vemos y sabemos lo que necesitamos saber. Lo irrelevante sólo se percibe cuando se convierte en relevante. “Los esquemas guían la visión de la mente, en lo que se refiere a la decisión de qué cosas percibir y cuáles ignorar”. Los sentimientos guían los pensamientos. “Los esquemas son la inteligencia en acción”. Dirigen el análisis de información percibida y desechan lo irrelevante. Establecen en qué se focaliza la atención y qué pasa a la conciencia. Determinan qué entra y qué no entra en la conciencia.

La conciencia es una parada necesaria

Gran parte de lo que pensamos y hacemos está sujeto a influencias que no podemos percibir. La información que no llega la conciencia tiene una profunda influencia en el cómo percibimos y actuamos. “La mente es consciente del significado de un hecho antes de que éste y su significado ingresen a la conciencia”. Las respuestas inconscientes eluden la conciencia. No es obligatorio que la percepción sea consciente. La atención consciente y libre es la esencia de la voluntad. La voluntad es libre dentro de ciertos límites. La inteligencia analiza, filtra y selecciona la información; los esquemas encarnan esa inteligencia.

TERCERA PARTE

SECRETOS ANTE UNO MISMO

La memoria de Jhon Dean

La memoria y la atención se encuentran expuestas  a tergiversaciones. La memoria es atención en el pasado. La memoria está doblemente amenazada porque hay tergiversación al percibir con la atención y en lo que recordamos.


Quien controla el pasado, controla el futuro.

Quien controla el pasado, controla el futuro; y quien controla el presente, controla el pasado. El yo constituye el agrupamiento de esquemas mentales. “El sistema del yo marca la manera en que una persona filtra e interpreta la experiencia; inventa las lecturas beneficiosos de hechos pasados”. El yo es un censor: selecciona y borra el flujo de información. El yo es un dictador y un historiador. El egocentrismo invade la vida mental. “La información que amenaza para nuestra autoestima. Este tipo de amenazas constituye una importante fuente de angustia y ansiedad”. El pensamiento derrotista es síntoma de depresión. En la depresión hay pensamientos negativos sobre uno mismo. “Cuanto más se activan esos esquemas negativos, más distorsionada se vuelve la forma de pensar y menos capaz es de ver que sus pensamientos depresivos pueden ser distorsiones de la realidad… En la depresión, los esquemas del yo conducen finalmente a la persona a ver todas sus experiencias como privaciones o derrotas totales y, además, como irreversibles”.

El sistema del “yo”: “yo-bueno”, “yo-malo” y “no-yo”.

Los esquemas y las imágenes de uno mismo cambian. Nadie tiene una sola imagen de sí mismo, totalmente integrada, una versión única y armoniosa de su yo. Con el tiempo aparece una nueva imagen de uno mismo. Un trauma puede activar una imagen del pasado. Una imagen de competente del pasado puede hacernos sentir competentes, y una de incompetente, incompetentes. Cuando en la infancia aprendemos a encontrar el rumbo entre tiernas recompensas por ser “buenos” y castigos por ser “malos”, de adultos aprendemos a cambiar una atención reducida por una reducción de la angustia. El niño sorprendido por regaños maternales, puede ser impulsado a una moderada euforia a un estado de severa angustia. Una leve reprimenda hasta los elogios y las censuras en el niño terminan por definir cómo se percibe éste. Con los premios, los distintos grados de ansiedad y la angustia súbita severa, va apareciendo una personificación inicial de tres frases de los que será el yo: yo-bueno, yo-malo y no-yo. En el yo-bueno las satisfacciones han sido reforzadas a través de ternura y recompensas. El yo-malo surge a partir de experiencias de desaprobación que generaron angustia en el niño. El no-yo surge de experiencias o emociones aterradoras. “Los hechos que moldean el no-yo son la consecuencia de una angustia tan intensa y repentina, que hizo que a la personalidad, en ese entonces rudimentaria, le fuera imposible encontrar algún sentido o comprender la naturaleza de esa circunstancia que generó la experiencia”. Las experiencias angustiantes alteran el principio organizador de la conciencia, el sistema de yo. El sistema del yo está es un sistema en alerta permanente, que percibe todo lo que no se va a percibir. “Si el espacio que la angustia ocupa en el mundo es inmodificable, entonces la única forma de operar un cambio en esa realidad es modificar el cómo se percibe el mundo”.

La percepción de lo que no hay que percibir

Un esquema elige lo que se percibe o no, convirtiéndose en filtro censor para suprimir información irrelevante y prohibida. Los esquemas de distracción (lagunas) evitan la información que no debemos percibir. “La mente capta lo que ocurre y se apresura a ubicar un filtro protector, desviando, así, a la conciencia de lo que puede resultar amenazante”. Los esquemas de distracción constituyen los metaesquemas: esquemas que dictan el funcionamiento de otros esquemas. “Una laguna es un mecanismo de la atención que crea un hueco defensivo en la conciencia”: Las lagunas crean puntos ciegos (incapacidad para ver las cosas tal como son). “Las lagunas son agujeros negros de la mente, que distraen la atención de determinados fragmentos de la realidad subjetiva: información generadora de angustia y ansiedad”. Para una persona depresiva se le dificulta recordar eventos positivos. “Cuando la autoestima se encuentra baja, cuando el sistema del yo se siente vulnerable, esos puntos dolorosos tienen un peso muy grande”. Entre más angustia, mayor es el número de esquemas que se codifican una percepción de amenaza  o de diversión.

Secretos ante uno mismo

Represión es mantener ocultos los secretos de uno mismo. Según Freud, “la esencia de la represión está en función de rechazar y mantener algo fuera del consciente”. La represión busca mantener fuera de la conciencia los traumas, las ideas intolerables, sentimientos insoportables, angustia, culpa, vergüenza, etc. La represión reduce el dolor mental al atenuar la conciencia y la negación. La represión muestra cómo la atención y la angustia se interrelacionan en la vida mental. “Los mecanismos de defensa son recetas acerca de cómo mantener los secretos ante uno mismo”. Su función es paliar el dolor desviando la atención. La represión se castiga con repetición.  Las experiencias desagradables que no se afrontaron se repiten inconscientemente.

Olvidar y olvidar que hemos olvidado

La represión, la cauterización del dolor mental, es un autoengaño. “El dolor termina por filtrarse porque la represión es demasiado masiva”. Las defensas (maniobras para olvidar) y la represión constituyen dispositivos cognoscitivos para modificar y distorsionar la realidad para evitar el dolor. Los mecanismos de defensa son trucos para evitar el dolor, son un autoengaño. Mecanismos de defensa: 1. Represión: olvidar y olvidar que se ha olvidado. 2. Negación y reversión: lo que es, no es; es lo opuesto lo que es. Negación es negarse a aceptar las cosas como son. “Te odio” es no te odio. “La negación es la primera y más común reacción a una pérdida abrumadora”. La reversión va más allá de la negación. Es una forma práctica de depurar impulsos incontrolables. “Te odio” se convierte en “te amo”. 3. Proyección: lo que está adentro se envía hacia fuera. Mi ira contra el otro desaparece para ser sustituida por ira hacia mí. 4. Aislamiento: hechos sin sentimientos. La atención se concentra en hechos y anula todos los sentimientos relacionados con él. 5. Racionalización: me invento una historia sustituta. Lo hago por tu propio bien. “Las uvas están altas y el palo liso”. Los verdaderos motivos son separados del hecho y sustituidos por otros más aceptables. 6. Sublimación: la sustitución de lo amenazante por lo inofensivo. Se satisface, indirectamente, un impulso inaceptable para derivarlo hacia un objeto socialmente aceptable. Canaliza los instintos en lugar de reprimirlos. “La sublimación es el gran civilizador, la fuerza que hace que la humanidad se mantenga dentro de un marco manejable y que posibilita el progreso del hombre”. Según Sullivan, estos son los operativos de seguridad: 1. Desatención selectiva: no velo lo que no me agrada. 2. Automatismo: no tomo nota de lo que hago.

El dilema del psicoterapeuta

Existe cierta tendencia a no aprender sobre experiencias problemáticas. “Al no aprender las lecciones que nos quiere enseñar nuestra historia personal, se diría que estamos condicionados a repetir nuestros errores”. Según Sullivan, cuando se produce un hecho, nunca percibimos completamente lo que realmente significa. Ni siquiera percibimos gran parte de lo que nos ha sucedido. La tarea del yo es controlar el flujo de la información para desviar la angustia. Las defensas moldean la personalidad.


CUARTA PARTE

LA PERCEPCION MOLDEA EL CARACTER

Estilos neuróticos

Cuando nos enfrentamos a situaciones que generan dolor psíquico, con el ánimo de controlar la angustia, utilizamos defensas que se pueden convertir en maniobras mentales permanentes. “Una defensa exitosa se convierte en un hábito, y el hábito moldea el estilo de atención de la persona”. Estas defensas, que moldean el carácter, definen nuestra forma de percibir el mundo y sus respuestas. La adicción a estas estrategias cultiva algunas experiencias personales y bloquea otras. “Fijamos fronteras al espectro de nuestros pensamientos y sentimientos, limitamos nuestra libertad de percepción y de acción a fin de sentirnos tranquilos”. Estas tácticas de defensa se convierten en una armadura protectora, en un blindaje del carácter, que es “la protección del yo contra la angustia, a medida que se mueve en un mundo amenazador”. El blindaje los conforman las defensas habituales. “El estilo defensivo es el blindaje del carácter… La marca de ese blindaje se imprime en toda forma de ser y actuar del individuo”. Las defensas son una manipulación de la atención. El aparato mental o su forma de ser en el mundo es moldeado por su blindaje del carácter, que es el rostro que el yo muestra al mundo. Este blindaje es todo el estilo de vida asumido para vivir y actuar seguro; nos ayuda a organizar nuestra personalidad. Algunas cosas las valoramos más que otras, algunos actos se permiten y otros no, y algunos pensamientos se desarrollan y otros son tabú. “Cada persona, literalmente, cierra su mundo, se rodea de un muro en el proceso de su propio crecimiento y de su organización”. El modelo del blindaje tiene dos filos: hay zonas donde la atención es excluida y en otras es resaltada. Si uno no es libre para evadir y sopesar todo contra todo, “otorgará un peso desproporcionado a algunas cosas que no lo merecen”; le dará un valor más elevado en su percepción y conducta a una pequeña área del mundo. Un modo específico de atención moldea la forma de ser de una persona, o sea: la cognición configura el carácter.


El detective

Entre los estilos neuróticos se encuentra la tipología denominada “El Detective”. Sherlock Holmes es el modelo del detective. Encontraba evidencias donde otros sólo veían trivialidades. Las cosas pequeñas son las más importantes, era su premisa. No sólo descubría detalles, los interpretaba. “Lo que lo distingue como característico para esta tipología es su conciencia de peligro de las distorsiones y de los prejuicios”. Ponía el máximo de énfasis en no tener jamás ningún prejuicio y en seguir adonde su evidencia lo llevara. Al Detective lo acechan las trampas de la deformación de los hechos o flexibilización de éstos para adecuarlos a una teoría. Holmes no elaboraba teorías más allá de los hechos concretos que poseía. Según Watson, sin darse cuenta uno empieza a deformar los hechos para adecuarlos a las teorías, en lugar de elaborar teorías que se adecuen a los hechos. Si el Detective distorsiona los hechos para adecuarlos a sus teorías, su carácter tendrá algún tipo de desviación. Cuando esta actitud es extrema, encontramos la paranoia. El Detective siempre está hiperalerta. No mira, busca. Su percepción es aguda y activa. Su atención es hipersensible. Es nervioso y desconfiado. Todo fuera de lo común es sospechoso. Su exacerbado estado de alerta es para evitar sorpresas. Su análisis no apunta a confirmar que su desconfianza era infundada, sino a evitar la amenaza de una sorpresa. Teme la novedad, no analiza el peligro. “Su posición frente al mundo es que el mismo está lleno de peligros”. Se tranquiliza cuando comprueba que sus peores temores han sido confirmados. “Este tipo de personalidad prospera y florece en cualquier profesión que requiere atención inquisitiva, activa e intensa”. Su investigación es compulsiva y su objetivo es confirmar una idea preconcebida; por eso caen el peligro advertido por Holmes. “Se empieza a distorsionar los hechos para adecuarlos a las teorías en lugar de adecuar las teorías a los hechos”. Entonces la percepción se distorsiona. “Su atención se desvía porque está guiada por una falta de interés por lo obvio. La superficie de las cosas es, para él, algo que está muy alejado de la realidad de la cuestión; busca ir más allá de los hechos comunes y corrientes para buscar en una realidad oculta. Escucha y mira, no para captar lo que es evidente, sino lo que esa evidencia significa”. Tiende a buscar con tal intensidad que pierde de vista el contexto que confiere significado a lo que ve. “El contexto aparente no es más que eso, aparente y, por lo tanto, equivale a una realidad falsa”.  Entonces pierde la verdadera significación de los hechos al sustituirla por una interpretación particular. Su atención focalizada puede imponer sus propias conclusiones. “La persona desconfiada puede estar, a un mismo tiempo, absolutamente en lo cierto en cuanto a su percepción y absolutamente equivocada en su evaluación de lo percibido”. A veces cree que todos están en contra de él. Su interpretación de los hechos no tiene ningún sostén. En su mente existe poca diferencia entre lo visto o lo pensado. Impresiones o recuerdos borrosos se convierten en hechos. De la imaginación se pasa a la suposición, y de allí a la sospecha y la desconfianza. Es muy difícil convencerlos con argumentos racionales. “El Detective siempre encontrará algún detalle que lo llevará a confirmar su propio punto de vista”. Si después de escudriñar que los hechos no confirman sus convicciones, no necesariamente acepta que los hechos modifiquen sus prejuicios. “Básicamente desecha todas las contradicciones y la no confirmación de sus sospechas, mientras que se aferra a datos triviales o poco relevantes”. En esta tipología, las cosas no son lo que parecen y existe una permanente desconfianza y un estado de alerta constante.

La anatomía de la corteza psíquica

Las defensas del Detective las desencadena la amenaza a sus sentimientos de capacidad y eficiencia. “Su atención se convierte en un único y poderoso haz de focalización que sólo apunta a confirmar sus sospechas”. Termina aislándose de sus sentimientos e impulsos. La atención se concentra hacia fuera, y el área interior es bloqueada. Explora la realidad con desconfianza y se aferra a toda información que corrobore la misma. “Cuando el individuo enfrenta su propia desconfianza e ira proyectadas hacia la imagen que ha construido de su enemigo, es incapaz de reconocer en la misma aspectos de su propia personalidad”. Desconoce y niega su ineptitud y hostilidad, transfiriéndola a otros. “No se asume como dañino, vengativo o celoso; son las otros los que albergan esos sentimientos hacia él”. Su vida se complica por amores frustrados. Se enfrenta con quien tiene posturas de autoridad. Se aísla. “Reacio a fiarse de los demás y a confiar sus dudas e inseguridades, carece de alguien que lo escuche con empatía y que pueda ofrecerle una perspectiva de la situación, más sustentada en la realidad”. Como no puede frenar su imaginación, no es capaz de ver las cosas con cierta objetividad.

Cómo criar un paranoico

Los mecanismos que el niño aprende para protegerse contra los dolores de la vida se perpetúan como una forma de autoengaño. “Los esquemas de atención que se aprende en la infancia se autoperpetúan: una vez que se ha aprendido a esperar una determinada amenaza, el individuo está predispuesto a buscarla y a encontrarla… a apartar la mirada y a evitarla”.  Cuando las estrategias rutinarias para la elaboración de momentos  difíciles ya no funcionan, el niño acudirá a maniobras de distorsión y negación. Entonces para el manejo de una situación, sino puede cambiarla, modifica la forma en la que se la percibe. “Las defensas, cuyo uso tenía como objetivo inicial protegerse contra situaciones dolorosas y recurrentes ahora distraen y desorientan al niño”. Los esquemas del adulto se remontan a la infancia. “A través de la repetición de microsucesos, el niño aprende una serie de determinados esquemas y maniobras de defensa en las que confiará cada vez que sienta que la angustia lo amenaza”. Entonces aparece la paranoia. Enseñarle a un niño a negar ante sí mismo sus sentimientos de ira y de dolor hacia sus padres, es uno de los pasos para formar un paranoico. El niño que puede sentir libremente la ira que proviene del dolor, las injusticias y las limitaciones normales de toda infancia, “no tendrá que acarrear con la carga de su ira reprimida tras un dique que le aísle de la conciencia”. Quienes han tenido que reprimir la ira y otros sentimientos son propensos a que éstos erupcionen descontroladamente. El abuso paternal produce infancia reprimida. Por eso hay adultos taciturnos, no juegan, no ríen y se consideran estúpidos. Quienes aprendieron a negar la ira hacia sus padres están dispuestos a transferirla hacia otros niños. La paranoia no solo proviene del abuso físico o sexual, también de miradas de desaprobación, rechazo silencioso, humillación o carencias afectivas. La transformación de la atención normal en una paranoia se origina en 1. Ser herido cuando niño sin que nadie reconozca esa situación de dolor. 2. No poder reaccionar ante la ira y, en cambio, negar los sentimientos ante uno mismo. 3. Demostrar gratitud hacia los padres por lo que supuestamente son sus mejores intenciones. 4. Olvidarlo todo. 5. En la adultez, transferir hacia terceros la ira acumulado, y no darse cuenta de lo que parece ser la ira de ellos es, en realidad, la ira propia. “El adulto que ha padecido una infancia en la cual su atención ha sido deformada en paranoia, probablemente repetirá ese mismo ciclo con sus propios hijos”. La comunicación familiar inculca en el niño una deformación de su percepción.


QUINTA PARTE

EL YO COLECTIVO

El yo grupal

Las personas dentro de un grupo asumen una mente colectiva y sienten, actúan y piensan diferente a como se hace en forma individual. El grupo es conducido por el inconsciente. Es crédulo y fácil de influenciar, acrítico, todo es probable, no conoce la duda y la incertidumbre. Un grupo se diferencia de una muchedumbre reunida al azar por los esquemas compartidos: “un entendimiento común, un interés común por un objetivo, una inclinación emocional similar en determinada situación”. Según Freud, “la sicología del grupo involucra una disminución de la personalidad individual consciente, la focalización de los pensamientos y los sentimientos en una dirección común”. Los esquemas compartidos dominan sobre los esquemas personales. Para Ffreud, “en la mente grupo el individuo renuncia al ideal de su yo y lo sustituye por el ideal del grupo, encarnado en un líder”. La activación de esquemas compartidos cohesiona el nosotros, y cuanto mayor sea la capacidad de manejo de una situación y el conocimiento compartido, más estable será el grupo. El yo grupal sólo incorpora aquellos esquemas compartidos. Lo que una persona dice tiene un significado inconsciente para los demás. En un grupo, al aprender a ver las cosas de la misma manera, los integrantes también aprender a como no “ver”.

El yo familiar

Los esquemas establecidos en el yo familiar nos muestran como sensibles a la opinión de los demás. Según el sitio donde se resida, hay familias locales y cosmopolitas, tal como lo sostiene Robert Merton. Las locales conservan tradiciones, rutinas y hábitos de compra, vida social y actividades recreativas. La cosmopolita tiene hábitos más flexibles y ve más allá de los confines del vecindario. Según David Reiss, “la familia comparte un yo grupal que moldea sus vidas”. En la familia hay trueque entre atención y angustia: “la familia, como grupo, elige e ignora información incongruente con su yo compartido, en un esfuerzo por proteger se integridad y su cohesión. Entre los miembros de una familia existe un alto grado de correspondencia. Sus integrantes se parecen en su manera de absorber y utilizar información.

Los rituales familiares como memoria grupal

Según Reiss, un paradigma familiar está constituido por la suma total de esquemas compartidos. “A veces un ritual familiar puede servir para ocultar un temor, una parte del esquema familiar que es compartido por todos pero resulta demasiado amenazante como para ser tratado abiertamente”. La familia es una especie de mente grupal, de muchas de las propiedades de la mente individual. “La familia estructura una realidad a través de los esquemas conjuntos que sus integrantes terminan por compartir”.

El juego de la familia feliz

“Cada familia tiene su propio estilo en relación con qué aspectos de la experiencia común pueden exponerse y cuáles deben ser ocultados o negados”. Los miembros de la familia son dados a ocultar o negar inconvenientes, como el alcoholismo de uno de sus integrantes, arguyendo que no se siente bien por cierto motivo. “Cuanto más horrendo sean los secretos que una familia guarda para sí, mayor es la probabilidad de que recurra a estratagemas como la de la familia feliz para mantener una cierta apariencia de estabilidad”. La familia oculta la realidad, por culpa, vergüenza y temor. Por eso oculta secretos como alcoholismo, drogadicción, delincuencia, enfermedades, etc. De alguno de sus integrantes.  Esas familias pasan por ciclos de negación o de culpa; operan fuertemente en su defensa colectiva. Se da crédito a las mentiras y a las justificaciones debido a la angustia que genera el reconocer la realidad. La negación es la salida más fácil. Como se da el trueque atención-angustia, “el autoengaño, bajo el disfraz de la familia feliz, mantiene la angustia a raya”.

Nada huele mal en Dinamarca

El concepto de pensamiento grupal es lo que mejor ilustra el mecanismo de las defensas colectivas y las ilusiones compartidas en acción dentro de un grupo. “El pensamiento grupal no constituye un argumento contra los grupos ni contra las decisiones tomadas dentro de ellos, sino un llamado de atención frente a una patología colectiva, un nosotros que se ha distorsionado”. El pensamiento grupal distorsiona y tergiversa el pensamiento de grupo. “Debido a la sutileza de sus mecanismos, el pensamiento grupal resulta difícil de detectar y contrarrestar. A medida que los individuos miembros del grupo se sienten cómodos e identificados con él, ese mismo sentimiento de comodidad que existe entre todos ellos puede tener como consecuencia una reticencia a expresar opiniones que pudieran llegar a destruir ese clima de unión y pertenencia”. El impulso de caer en el pensamiento grupal busca disminuir la angustia y conservar la autoestima. La primera víctima del pensamiento grupal es el pensamiento crítico. “Sólo se permite la expresión, amplia y total, de los esquemas compartidos con los que todos se sienten cómodos”.

El pensamiento grupal en las organizaciones

En el grupo, condicionado o dominado por el pensamiento grupal, puede registrarse el fracaso por la ilusión de la invulnerabilidad, la ilusión de unanimidad, supresión de las dudas personales, custodios de la mente grupal, racionalizaciones y estereotipos. El pensamiento grupal es una patología peligrosa para las empresas. En la dinámica empresarial se dan casos de actitudes de la familia feliz y pensamiento grupal. La racionalización y los estereotipos compartidos son tácticas del pensamiento grupal. Algunos líderes fomentan el pensamiento grupal.

SEXTA PARTE

LA CONSTRUCCION DE LA REALIDAD SOCIAL

La construcción de la realidad por excelencia

El contexto condiciona hechos y conversaciones. Determina cuáles actitudes son apropiadas o inapropiadas, qué percibir y qué ignorar. En el ámbito social encontramos los marcos referenciales. “Un marco referencial es una definición compartida de una situación, que organiza y gobierna los eventos sociales y nuestra participación en ellos… Es la cara pública de los esquemas colectivos… Se origina cuando los participantes activan esquemas compartidos con respecto a determinada acción o situación”. En áreas sociales, cuyo marco referencial conocemos, procedemos sin inconvenientes, espontáneamente y dominando la situación. El lenguaje influye en la vida cotidiana, y “marca las coordenadas de mi vida en la sociedad y llena esa vida de objetos significativos… No es sino esquemas hechos audibles: los actos sociales son esquemas hechos visibles”. Los esquemas organizan el lenguaje. El marco referencial confiere el contexto, y nos indica cómo leer lo que sucede. “Es algo altamente selectivo; aparta la atención de todas las otras actividades que se producen simultáneamente y no corresponden a ese marco”. Todo lo que está fuera del marco no merece atención. “Lo que está fuera del marco referencial también está al margen de la conciencia consensuada, inmerso en un especie de submundo colectivo”.  El mundo social está lleno de marcos referenciales  que orientan la atención hacia ciertos aspectos de la experiencia y la apartan de otros.

La tiranía y la libertad de los marcos referenciales

Los marcos referenciales condicionan nuestra cotidianidad en el mundo laboral. Uno aprende la disciplina laboral al “ser sometido a las fuerzas que, sutilmente, dirigen nuestra atención y moldean nuestra experiencia dentro de la organización”. La persona es vista sólo desde el rol social que desempeña; no se tienen en cuenta de otras personales de su ser. “La unidimensionalidad de la gente en sus roles sociales es sintomática de una alienación cada vez más amplia en  nuestra condición moderna… La unidimensionalidad de los individuos en sus roles nos exige que ignoremos el resto de ellos”. Uno de los beneficios de la unidimensionalidad del marco referencial es la autonomía interna, en donde la persona dirige el resto de atención a intereses y placeres privados en medio de la vida pública. Hay libertad por cuanto al desempeñar solamente su rol social, el individuo no tiene que hacer intercambios plenos y auténticos con cada persona que trata en el desempeño de su rol. “Las anteojeras que provee el rol permiten a la persona que desempeña ese rol deshumanizarse en lugar de liberarse”. No se traspasa el rol para llegar a la persona que hay dentro del mismo. “Preferimos no ver, preferimos ignorar, en lugar de enfrentar a la persona, y prestamos atención sólo al rol, que ofrece una salida fácil, incluso, un momento agradable”.

La mirada bien educada

“Los marcos referenciales definen el orden social. Nos dicen qué es lo que está pasando, cuándo hacer y qué y a quién. Dirigen nuestra atención hacia la acción que se encuentra dentro del marco y la apartan de lo que, si bien e accesible a la conciencia, es irrelevante… Cada cultura es un conjunto de marcos referenciales. En la medida en que los marcos difieren de cultura a cultura, los contactos entre la gente de distintos países pueden resultar un fracaso… Los marcos referenciales no sólo dirigen la interacción, sino que también dictan de qué manera debe considerarse a la gente en sus distintos roles… Cuando nuestros marcos referenciales no coinciden, el orden público se tambalea… Muchas veces no estamos demasiado seguros respecto de cuál es el marco referencial correcto para un momento dado… La socialización del niño equivale a incorporarlo a los marcos corrientes y válidos… Es esencial que los niños aprendan qué cosas se pueden ver y cuáles hay que ignorar… Los esquemas sociales domestican la atención… Los marcos referenciales tienen la capacidad de desviar la atención de aquellos hechos que implican urgencia”.

Ojos que no ven, corazón que no siente

 Interactuar implica acudir a mentiras piadosas para negar la información que nos incomoda. A pesar de que las mentiras sociales son detectables, a veces las pasamos por alto. El lenguaje no verbal es un canal apto para mentir. El rostro, el tono de voz, los cambios de posturas y las discrepancias entre el rostro sonriente y el tono de voz enojado revelan fácilmente la mentira. Las mujeres son más hábiles para leer mensajes no verbal o expresiones corporales. Los niños reciben grandes y pequeñas mentiras y aprenden cuando es beneficioso socialmente mentir  y cuándo ignorar las mentiras ajenas; también aprender a percibir lo que los demás quieren que perciban. A veces es mejor ver sólo lo que otros quieren que veamos y no lo que sienten. Dudar de las apariencias implica sentir mayor incertidumbre frente al entorno. El tacto respeta la integridad de los marcos referenciales. Conocer el engaño y saber lo que los demás sienten realmente es comprender la realidad del mundo interpersonal. Las mentiras piadosas son una forma de engaño social y protegen los marcos referenciales.


Preguntas que no se pueden formular

Los marcos referenciales, responsables de nuestro condicionamiento social, guían la atención hacia lo interesante y la desvían de lo irrelevante, porque a veces es importante que cierta información esté al margen de los marcos referenciales para evitar inconvenientes o para ignorar cosas que se deben ignorar o que otros no quieren que se sepan. Hay temas tabú que se deben ocultar. “No estamos dispuestos a ver o recordar hechos sociales negativos”. A veces la verdad es reemplazada por la desorientación, el silencio o la mentira.

El flujo de la información en una sociedad libre

Cuando la sociedad limita el espectro de su atención a través de marcos autoritarios, se restringen las opciones disponibles para sus miembros. “El sello distintivo de la democracia es el libre flujo de la información… Para que una autoridad totalitaria pueda ejercer el control, tiene que reprimir todo punto de vista y toda realidad alternativa”. Los esquemas dirigen la atención hacia lo que predomina y a desviarla de lo irrelevante. De acuerdo con los intereses del gobernante, se condiciona la información expresada o recibida. “Los puntos de vista o las versiones de la realidad que no encajan en la visión consensuada pueden ser descartados y calificados de excentricidad, o aberraciones”. No vemos lo que preferimos no ver, y no vemos que no vemos.


CONCLUSION

Un viejo mal y su remedio

El intercambio de información genera angustia, y para evitarla bloqueamos partes importantes de la conciencia. Esto conforma la ilusión, que nubla la mente percibiendo equívocamente el objeto de la conciencia. La ilusión oculta la verdadera esencia de las cosas, y es la raíz de todos los males de mente. Como es una atención no inteligente, conduce “a una visión falseada, a una interpretación distorsionada de la realidad”. Las ilusiones son una moneda falsa. La cura para la ilusión es el discernimiento, el ver las cosas tal como son. Discernimiento “significa una comprensión que no se encuentre distorsionada por el impulso defensivo de evitar la angustia”. Entre las formas de discernimiento, encontramos la conciencia lúcida, el psicoanálisis y trabajo científico. En el sicoanálisis, el terapeuta tiene que dejar de lado sus propios esquemas si quiere comprender los esquemas del paciente. Las terapias de discernimiento como el sicoanálisis “intentan echar luz sobre los recovecos oscuros de la mente creados por las defensas”. Las terapias familiares y de comportamiento reducen los esquemas contraproducentes. Para contrarrestar el pensamiento grupal se puede designar un miembro del grupo para que actúe como opositor con una posición crítica que difiera con respecto al grupo, y presente objeciones y dudas. También puede ser un individuo que venga de afuera del grupo, con el fin de que, ajeno a las influencias del grupo, sea objetivo. Como no está comprometido con el grupo no está consustanciado con el mismo, y su comprensión del grupo no se distorsiona o se perjudica. Evalúa las condiciones con menos prejuicios, sus criterios son más generales y las metas más objetivas.

Las virtudes del autoengaño

Somos hábiles para autoengañarnos, cayendo en olvido en vez de enfrentar la realidad amenazante. La tendencia al autoengaño y a la simulación satura la vida sicológica y social. El autoengaño ha resultado ser útil. “Una cantidad moderada de ilusión puede, de algún modo, resultar beneficiosa para la especie en el largo plazo, a pesar de que los costos para el individuo pueden ser muy altos”. El autoengaño manipula a las personas y fortalece los lazos sociales. Cuando la capacidad de autoengaño se moviliza para protegernos de la angustia, “nos convertimos en víctimas de puntos ciegos e ignoramos áreas enteras de información que sería muy conveniente conocer, aun cuando este conocimiento nos ocasionada algún tipo de dolor”.

Mentiras vitales y simples verdades

Aunque las mentiras vitales a veces evitan la angustia y los inconvenientes, es mejor decir  la verdad. A pesar de que “la verdad puede llegar a constituir un proyectil más en la guerra sicológica del individuo… lo mejor que el hombre puede hacer por la humanidad es promover la verdad, sea ésta dulce o amarga… Si queremos encontrar nuestro camino, es preciso decir la verdad”. Hay que ser prudentes porque decir la verdad requiere destreza y habilidad. Para encontrar el punto medio, el camino a la salud y a la supervivencia, hay que buscar el equilibrio entre las mentiras vitales y las simples verdades.

LUIS ANGEL RIOS PEREA


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