viernes, 7 de enero de 2011

LA CHARALÁ DE HOGAÑO NO ES LA CHARALÁ DE ANTAÑO

Teniendo como referencias los textos de Eliseo Reglús (Colombia), Gaspard – Théodore Mollien (Viaje por la República de Colombia en 1823) y, principalmente, Manuel Ancízar (Peregrinación de Alpha), ilustre historiador, estadista y filósofo bogotano, a través del presente ensayo, sin mayores pretensiones ni rigurosidad histórica, me propongo defender la tesis de que nuestra Charalá actual ya no es el pueblecito que en un lejano pasado describieron ciertos cronistas e historiadores.

El hecho de haber nacido, crecido, disfrutar de la inefable experiencia de vivir en territorio charaleño y de convivir con mis apacibles coterráneos me llena de razones y argumentos para discrepar de un sacerdote español (de apellido Oviedo), quien siglos atrás viviera en Charalá, cuando escribió, entre otros “zarandeos”, que los habitantes “agrestes, incultos, inquietos y pendencieros” de ésta, en esa época, se mataban “como burros”. Si bien es cierto que en Charalá todavía “la gente es pobre”, ya no es “burda, tosca y palurda”, agreste, inculta, soberbia y pendenciera, pero sí un tanto “inquieta y atrevida”, en el buen sentido de estos términos, y los charaleños actuales poco se pelean con “machetes”, ni mucho menos utilizan “bordones” en sus ocasionales pendencias. ¡Eso sí!: seguimos siendo familias “muy atentas y corteses” y contamos con “bellas damas de amable y obsequioso trato”. Para el “vecindario activo” no hay obstáculos insuperables.

Aunque ciertas casas de nuestra gloriosa e imponente ciudad todavía son “húmedas y bajas”, los balcones de otras hogaño sí son “elegantes”; su actual diseño ya no tiene “el aspecto de un pueblo decadente”, ni en su plaza hay animales “pastando”, el tráfico es abundante y hay un sólido cuerpo de policía. A pesar de que Charalá ya no está rodeada de “montañas escabrosas” que dificultaban “toda comunicación y comercio”, tenemos la fortuna de que siga “sentada sobre alegres vegas en la confluencia de los ríos Pienta y Táquisa”. Charalá no es una región “donde hace calor”, pero sí un lugar donde impera la “alegría loca…”. La actual imponente y majestuosa catedral ya no es “de madera y trabazón, muy lóbrega e imperfecta y sin adorno”, sino una suntuosa construcción “de mampostería, sólida y espaciosa, con lujoso altar mayor y buenos ornamentos”; es decir, uno de los más modernos, elegantes y acogedores recintos de oración.

Es cierto que en la Charalá de hogaño ya no se cultiva en grandes cantidades algodón ni “turmas”, pero sí se prosigue el cultivo de maíz, café, ahuyama, yuca, plátanos y frutas; lastimosamente, ya no contamos con “montañas de diversas maderas y en particular cedros”. Aún se “fabrican lienzos”, pero ya no se elaboran “sobrecamas, hamacas, bayetas y mantas de varias pintas finamente labradas”. Tampoco se “fabrican telas ordinarias”; mucho menos “instrumentos agrícolas” ni se “produce grandes cantidades de azúcar y aguardiente para el consumo local”; pero Charalá sigue siendo muy “industriosa”. Ya no existen las “minas de excelente cobre en el distrito de Coromoro, de plomo y galena (alcohol) en varios puntos, y de sal gema en el cerro de Menempa”, carbón, hierro y azufre.

Que nuestro valeroso y altivo pueblo hizo sus sangrientos aportes al proceso independentista y ofrendó adalides revolucionarios es muy cierto, pero las luchas e intolerancia de los partidos tradicionales casi terminan por “arruinar a este pueblo”.

Como se aprecia, el pueblecito descrito en los textos citados por esos “historiadores” dista de nuestra Charalá contemporánea, tan gallarda, culta y progresista; llena de gentes laboriosas y emprendedoras, de cuya raza han brotado egregios personajes como José Antonio Galán Zorro, Elena Santos Rosillo, José Blas Acevedo y Gómez, José Nazario Florentino González Vargas, entre otros que, aunque su nombre no aparezca en los anales de la historia ni en las páginas de los periódicos sí han hecho los méritos suficientes por hacer resplandecer el hombre de Chalará en el firmamento histórico allende de las fronteras de nuestra comarca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario