miércoles, 28 de agosto de 2013

LATINOAMÉRICA Y SU LITERATURA



En América Latina, como casi en todo, se percibe una marcada dependencia del mundo europeo en el campo literario. No son pocos los autores del Viejo Continente que han ejercido una profunda influencia en muchos autores latinoamericanos. Son muy pocas las corrientes literarias “auténticamente” latinoamericanas. Con algunas excepciones, tal vez el Modernismo, el Creacionismo, el Gauchismo, el Indigenismo y el Telurismo.

Pero, para compensar la falta de identidad, es importante resaltar el compromiso de nuestra literatura con la problemática latinoamericana, especialmente la de los últimos años. En algunos autores se aprecia la denuncia de las injusticias sociales, políticas y económicas, la búsqueda de una identidad, la oposición a las tiranías, la defensa del indio, el problema de la lucha por la tierra, la génesis, evolución y realización de las revoluciones en algunos países, entre otros aspectos de importancia dentro del contexto latinoamericano.

Las diferentes manifestaciones literarias han contado, a través de interesantes y extensas narraciones, la historia con sus vicisitudes y sus glorias, sus miserias y sus grandezas, su dependencia y su “independencia”. Esa literatura se ha comprometido con la realidad del pueblo latinoamericano; ha denunciado a los tiranos, a los opresores y a los invasores; ha rechazado la intromisión del imperialismo norteamericano; ha reivindicado al indígena, que injustamente ha sido despojado de sus tierras, atropellado, vejado, desplazado, atemorizado, maltratado, agredido y violado en sus derechos; y, a través de excelentes obras literarias, ha mostrado la grandeza de todo el contexto de América Latina, resaltando las costumbres, las tradiciones, el acervo cultural y el modus vivendi del hombre   latinoamericano.

Una de las principales características de casi todos los escritores latinoamericanos es que fueron desterrados, encarcelados y debieron permanecer exiliados durante algún tiempo por sus profundas diferencias ideológicas con los gobernantes de su tiempo. ¿Es que la actitud contestataria y la posición crítica de la realidad que querían imponer los mandatarios, generalmente tiranos, era causa para que trataran de silenciar, encarcelar y proscribir a tan connotados literatos?  ¡Libertad, siempre ha sido esquiva! Tal parece que a lo largo de la historia pasada y reciente el pensar diferente y disentir ha sido un problema. ¿Será que en este universo no habrá cabida para los intelectuales, es decir, para los que ven más allá de donde ve la cotidianidad inauténtica y piensan por sí mismos?

Tal como se puede apreciar los movimientos o corrientes literarias, ya sean europeas o latinoamericanas, han sido efímeras. En la dinámica inexorable del tiempo han venido desapareciendo, quedando sólo sus grandes obras, que, para bien de la literatura, son muchas y muy buenas. Unos géneros que mayor renombre y connotados representantes han tenido es el Realismo Mágico, como quiera que de allí han salido tres premios Nobel en América Latina (Miguel Ángel Asturias, Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa) y a él pertenecen brillantísimos escritores como Cortázar, Sábato, Vargas Llosa, Rulfo, Fuentes, Carpentier, entre otros.

Uno de los géneros más comprometidos con la problemática latinoamericana es el Indigenismo que busca la reivindicación social del indio; igualmente lo es la novela Telúrica, el Gauchismo, el Realismo Mágico y, en fin, todo el Realismo Social; el Romanticismo a través de su novela política e histórica denunció la problemática de los dictadores.

No obstante percibir que los escritores han estado comprometidos con la problemática social, política, económica y cultural de América Latina, y que sus “voces” han tenido algún eco en procura de buscar respuestas al mejoramiento de la calidad de vida del pueblo latinoamericano, se puede apreciar que la actividad de escritores sólo ha sido exclusiva de la élite y de la clase adinerada. ¿O si no cómo se explica que los escritores latinoamericanos, salvo contadas excepciones, han sido políticos, presidentes, catedráticos universitarios, diplomáticos y algunas veces “dueños del poder”? ¿Será que los pobres no tienen nada que decir ni qué escribir? Sin duda alguna que la literatura latinoamericana, al igual que la literatura europea y de otras latitudes siempre ha sido elitista. Y por esa razón muchas veces algunos escritores manipulan y ocultan los verdaderos problemas tratados en sus obras literarias.

En nuestro continente continúa floreciendo la lírica y la prosa. Por la lírica se han “paseado” brillantemente poetas como Rubén Darío, Lugones, Mistral, Huidobro, Vallejo, Borges, Neruda y Paz, entre muchos otros ilustres bardos. La prosa ha sido cultivada por connotados escritores que han querido mostrar la realidad latinoamericana, con toda su problemática y su gloria, como Echeverría, Mármol, Quiroga, Icaza, Alegría, Arguedas, Gallegos, Asturias, Sábato, Cortázar,  Fuentes, Rulfo, Vargas Llosa, Carpentier, García Márquez y muchos más que han alcanzado  un inconmensurable renombre a nivel internacional.

Los géneros en retirada o poco cultivados en el contexto literario de América Latina, son la Épica, la Crónica, el Indianismo, el Modernismo, el Romanticismo, el Neoclasicismo, el Costumbrismo y otros más, ante la fuerza del Realismo, especialmente el Realismo Mágico, que ha centrado la atención de los ávidos lectores porque en éste han encontrado elementos de identidad latinoamericana y se ha narrado “mágicamente” nuestra realidad y nuestra problemática.

La literatura le ha venido dando una identidad y una personalidad propia al pueblo latinoamericano, dado que sus escritores han asumido el compromiso de exaltar las tradiciones, la historia, la política, la cultura y la civilización nuestra, en búsqueda de las reivindicaciones de América Latina, que difícilmente ha podido liberarse del yugo y de la dependencia del Viejo Continente. Nuestra literatura empieza a tener nombre propio en Europa, y con orgullo podemos mostrarle al mundo seis  Premios Nobel de Literatura; además de contar con el escritor vivo más importante del mundo en la actualidad (Gabriel García Márquez).

A propósito de los Premios Nobel de Literatura, me pregunto ¿por qué en lugar de habérselo otorgado a Gabriela Mistral, mejor no se le entregó al chileno Vicente Huidobro o al peruano César Vallejo? ¿Por qué los argentinos Julio Cortázar o Jorge Luis Borges no fueron laureados con tan eminente distinción?; especialmente  este último, en mi concepto, el mejor escritor latinoamericano de todos los tiempos. ¡Qué paradójico! Mientras que ninguno de los escritores argentinos, uno de los países con mayor tradición literaria, ha sido laureado con ese galardón, naciones como Chile y Guatemala, con escasos autores, sí lo han logrado.

Así como Argentina es uno de los países más prolíficos en escritores, se aprecia que Brasil, no obstante ser una nación tan numerosa, no tiene muchos escritores de renombre internacional; o si los hay, en nuestro contexto, no son tan populares, tal vez por el idioma portugués, que no es la lengua oficial de los demás latinoamericanos, que somos mayoría.

¿Cuál será el horizonte de la literatura latinoamericana? ¿Seguirán trabajando incansablemente los escritores en búsqueda de una identidad? ¿Serán capaces de tomar verdadera conciencia para depender cada vez menos de Europa en el campo literario? ¿Qué otros movimientos auténticamente latinoamericanos aparecen en el futuro? ¿El impresionante auge de los medios audiovisuales terminará desplazando al libro y, por ende, desmotivando al escritor y al lector?

Es imperativo que los escritores centren sus esfuerzos en producir obras de renombre y talla internacional, como las de García Márquez, Borges, Rulfo, Neruda, Paz, Vargas Llosa, etc., para podernos proyectar hacia los lectores europeos y norteamericanos, y de esta forma “gritarles”, a través de la literatura, que Latinoamérica está tomando conciencia de lo importante que es tener una identidad propia.

LUIS ANGEL RIOS PEREA

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