Cuando se discuten asuntos de interés público, como
la eutanasia y el aborto en los tres casos permitidos por el ordenamiento
jurídico colombiano, algunos voceros de la “alta jerarquía” Católica se
pronuncian en contra, alegando respeto a la vida. ¡Respeto a la vida piden
cuando la sempiterna y todopoderosa Iglesia Católica ha incurrido en múltiples
tropelías históricas, precisamente en contra de la vida!
¿Con qué derecho y con qué moral se arrogan la
potestad de condenar la eutanasia y el aborto permitido por la ley? Las
personas tienen derecho a morir dignamente cuando están gravemente enfermas y
ancianas, sin ninguna esperanza de curación. ¿Cómo obligar a una mujer que
tenga un hijo cuando ha sido violada, cuando su vida está en peligro o cuando
el feto tiene malformaciones? Estos absurdos no caben sino en el entendimiento
de religiosos que no han evolucionado en
su manera de pensar. Y sólo caben en esas mentalidades carentes de criticidad,
de conciencias críticas, e incapaces de pensar por sí mismas. Lastimosamente,
muchos clérigos no piensan por sí mismos, sino por lo que les compelen a pensar
los irracionales textos religiosos.
Se atreve a entrometerse en las decisiones
soberanas de un Estado democrático una institución caduca, la misma que fundó
la oprobiosa Inquisición, persiguió cruelmente supuestas brujas, organizó
brutales cruzadas y que, según historiadores y textos literarios, ha tenido
papas pedófilos, incestuosos, lujuriosos, promiscuos, homicidas y que han
deseado y poseído “la mujer del prójimo”. ¡Qué estulticia! ¿Acaso los “papas”
(supuestos “representantes de
Dios en la tierra”), con sus bulas, sus encíclicas, sus doctrinas y sus dogmas no condenaban este tipo de prácticas por “impúdicas”, “inmorales” y que atentan contra Dios? ¡Qué irrefutable doble moralidad! Con la represión que impusieron (los “papas” y la Iglesia Católica) a los instintos naturales del ser humano, convirtieron la genitalidad (el acto más sublime del universo) en algo sucio, indebido, despreciable, indecente, inmoral, prohibido, generando un desprecio por el cuerpo, por el disfrute del cuerpo, haciendo que las personas sientan vergüenza de su cuerpo. El filósofo francés Michel Onfray afirma que las religiones son únicamente instrumentos de dominación y de alienación, y agrega que los tres monoteísmos profesan el mismo odio a las mujeres, a la sexualidad y que detestan la libertad. “El monoteísmo es una ideología que, en sus principios, detesta que la gente piense o reflexione y prefiere que obedezca y que se someta a la Ley, a la palabra de Dios y a sus Mandamientos”*.
Dios en la tierra”), con sus bulas, sus encíclicas, sus doctrinas y sus dogmas no condenaban este tipo de prácticas por “impúdicas”, “inmorales” y que atentan contra Dios? ¡Qué irrefutable doble moralidad! Con la represión que impusieron (los “papas” y la Iglesia Católica) a los instintos naturales del ser humano, convirtieron la genitalidad (el acto más sublime del universo) en algo sucio, indebido, despreciable, indecente, inmoral, prohibido, generando un desprecio por el cuerpo, por el disfrute del cuerpo, haciendo que las personas sientan vergüenza de su cuerpo. El filósofo francés Michel Onfray afirma que las religiones son únicamente instrumentos de dominación y de alienación, y agrega que los tres monoteísmos profesan el mismo odio a las mujeres, a la sexualidad y que detestan la libertad. “El monoteísmo es una ideología que, en sus principios, detesta que la gente piense o reflexione y prefiere que obedezca y que se someta a la Ley, a la palabra de Dios y a sus Mandamientos”*.
¿Con qué
autoridad moral se entromete en lo que la opinión pública pensante está de
acuerdo? La Iglesia, que persiguió a intelectuales, científicos y hasta sus mismos
clérigos contestatarios, quiere alardear de “luchar” por la vida; vida que ella
ha atropellado con su intolerancia, sus dogmas, sus “verdades” y su mesianismo.
Esta vetusta institución, si quiere unos años más de existencia, debe limitarse
a su “labor pastoral”, a ejercer “el poder pastoral”, pero sin alienar y sin
entrometerse en las decisiones cruciales que adopta un Estado seglar y
soberano, porque las considera de interés para sus asociados, como en efecto lo
es la eutanasia y el aborto amparado legalmente.
LUIS ANGEL RIOS PEREA
Octubre 2012
* ONFRAY,
Michel. Entrevista concedida al diario La Nación, Buenos Aires, Argentina.
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