viernes, 26 de octubre de 2012

A SUS 75 AÑOS PROSIGUE CON ÍMPETUS JUVENILES



A sus 75 años, rebosante aún de bríos juveniles, se mantiene incólume La Escuela Normal Superior de Charalá, antaño “Escuela Normal de Señoritas”, ya que esta institución educativa surgió en nuestro país con el ánimo de formar maestras idóneas para los niveles de primaria y promover un saber sobre la enseñanza. Casi un siglo después de fundada en Colombia, bajo la dirección de las Hermanas Dominicas de la Presentación, con el lema “Piedad, Sencillez y Trabajo”, nace a la vida académica en Charalá nuestro prestigioso ente pedagógico.

Hogaño, en sus rutilantes bodas de diamante, celebradas con jubilosa algazara, la comunidad charaleña cuenta con un claustro académico de acrisolada reputación, que ha permitido la formación no sólo de eximios docentes sino de educadores, por cuanto los padres y las madres, otrora estudiantes de la Normal, hoy somos educadores de nuestros hijos.

Mientras que la imponente estructura del afamado y apetecido centro de enseñanza, próximo a su primer siglo de existencia, con invisibles ojos eruditos, silencioso ha presenciado el dinámico y ajetreado transcurso de la cotidianidad de los residentes en torno del parque y de los ocasionales visitantes de éste, en su interior han recibido la más excelsa formación hombres y mujeres (especialmente mujeres), quienes, ávidos de saber, desde el momento de su fundación, con ímpetus juveniles y rebosantes de entusiasmo, han asistido en procura de alimentar el intelecto. En medio de las amenas clases de matemáticas, español, química, etcétera, han germinado sueños, metas, quimeras, utopías, ilusiones, fantasías y proyectos, algunos alegremente cumplidos y otros tristemente frustrados; así mismo, a partir del ocaso del siglo XX, cuando ingresaron los muchachos, en secreto y con ardorosos ímpetus juveniles, surgen amores furtivos, muchos de ellos con un final feliz.

Gracias a los principios pedagógicos del amor y del respeto, de la corrección, de la gravedad y el equilibrio, de la igualdad, de la interioridad, de la firmeza, de la ternura, de la tolerancia y de la vigilancia, que han dado un sentido de compromiso educativo con la congregación, la Iglesia y la sociedad, sabiamente planteados por su fundadora Marie Poussepin, los egresados de la institución en nuestra población son personas que han triunfado personal y profesionalmente, a pesar de las dificultades económicas y de los condicionamientos culturales que programan y domestican a las personas que carecen de espíritu crítico.

En sus apacibles y confortables aulas los docentes han vertido sus conocimientos a diversas generaciones de estudiantes de Charalá y otras poblaciones aledañas. ¡Cuántos espíritus sedientos de saber han abrevado en ese inagotable hontanar de sabiduría! ¡Cuántos seres –algunos que ya, inexorablemente, rindieron cuentas al Creador- han crecido física, emocional, intelectual y espiritualmente dentro de ese portentoso recinto! ¡Cuántas mujeres han construido un auténtico proyecto de vida en la docencia; convirtiendo su quehacer en un gratificante apostolado, que ha permitido la reivindicación de la dignidad femenina, impunemente hollada con el oprobioso machismo tan arraigado e inveterado en la cultura latinoamericana!

Además del selecto e idóneo grupo de docentes que la Escuela Normal Superior ha formado, en el transcurso de sus 75 años también ha preparado estudiantes con sólidas bases académicas, éticas y religiosas, que les han permitido su autorrealización en otras profesiones diferentes a la docente, e igualmente dignas a ésta, gracias a que alcanzaron con éxito, durante su vida académica, el logro de su identidad, sabiendo claramente quiénes son, dónde están y para dónde van. 

Sea esta una ocasión propicia para efectuar un merecido reconocimiento a los docentes que laboran actualmente en la Escuela Normal de Charalá, a los que laboraron anteriormente y a los que se han formado en ella y que prestan sus servicios en otras instituciones educativas dentro y fuera del departamento de Santander. Sin duda alguna, su comprometida labor como maestros eficientes ha posibilitado y posibilitará la formación de personas proactivas, auténticas, críticas, contestatarias, íntegras, autónomas, libertarias y entusiastas para la construcción de una experiencia de vida profundamente satisfactoria, encaminada a la búsqueda de la felicidad, el fin supremo de la existencia humana.


LUIS ANGEL RIOS PEREA


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