martes, 1 de febrero de 2011

EL SATANISMO, UNA DIABOLICA REALIDAD QUE NOS INQUIETA*


*Apoyado en el libro “Las Sectas”, de Francisco Caudet Yarza.

Nos encontramos ante una preocupante realidad que atenta contra el libre desarrollo de la personalidad de los jóvenes: el satanismo. Este inquietante fenómeno que se incrementa en forma alarmante nos debe motivar a una profunda reflexión para asumir una actitud muy comprometida en procura de evitar que el joven pueda ser afectado por tan compleja problemática.

La crisis ética, moral y de valores que afecta nuestro entorno facilita la construcción de un joven despersonalizado; de un hombre sin metas, sin proyectos, que se deja arrastrar por la corriente de la existencia dentro de una sociedad manipulada y alienada por los medios deinformación, el consumismo, la violencia, la corrupción, la delincuencia, la drogadicción y demás sofismas de distracción que le hacen perder su sentido de vida y le impiden proyectarse como un ser de infinitas posibilidades. 

En nuestro contexto, donde se impone el modelo ético centrado en el disfrute de lo sensorial, que sólo busca el placer momentáneo y desenfrenado, se facilita la deshumanización del adolescente, quien, al no encontrarle un sentido a su existencia, fácilmente se deja involucrar en sectas satánicas.

En un momento como el actual, con los hombres perdidos en el océano de las angustias y las depresiones, desorientados, confusos, sometidos a tensiones de toda índole, cautivos de una pasionalidad desbordada, acosados por interrogantes y faltos de respuestas, anhelantes perseguidores de verdades y seudoverdades, es indiscutible que se aferran a cualquier oferta teórica que plantee realidades satisfactorias al margen de responsabilidades futuras que habrán de hacer frente en otra dimensión existencial.  La oferta de Satanás a sus sectarios es clara por demás: lujuria, impudicia, incontinencia, lascivia, concupiscencia sin freno ni mesura, placeres, sensaciones trágicamente maravillosas como las ofrecidas por la droga...  todo ello aquí y ahora, sin necesidad de esperar a la incógnita de un más allá sobre el que los hombres cada día tienen más y mayores dudas.

Esta deshumanizante problemática genera un ambiente propicio para que el joven se pierda en el universo de incertidumbre y desesperanza que contribuyen a que se deje alienar fácilmente por los hábiles líderes satánicos, quienes logran “reclutarlo” como integrante de las destructivas sectas.

¿Qué es una secta satánica?

Es importante aclarar que hay diversos tipos de sectas, algunas verdaderas y otras falsas; unas que adoran a Dios y otras que adoran a Satanás. Existen sectas religiosas, seudoreligiosas, científicas, seudocientíficas, racistas, políticas, etc.

Una secta se define como un conjunto de seguidores de una parcialidad religiosa o ideológica. Como una doctrina religiosa o ideológica que se diferencia e independiza de otra. Como un conjunto de creyentes en una doctrina particular o de fieles a una religión que el hablante considera falsa.

Una secta, en el amplio sentido del término, no es más que un grupo de personas inmersas en el hecho de seguir una determinada doctrina o líder y que, por lo general, se han escindido con anterioridad de algún grupo doctrinal mayor respecto del cual, por norma, se muestran críticos.

En este orden de ideas, una secta satánica es aquel grupo que, en su dinámica de captación o adoctrinamiento, utiliza técnicas persuasivas, coercitivas que propicien la destrucción de la personalidad previa  del adepto o la dañen severamente.  Un grupo que, por su dinámica vital, ocasione la destrucción total o parcial de los lazos afectivos y de comunicación del sectario con su entorno social habitual y consigo mismo. Un grupo que en su dinámica de funcionamiento lleve a destruir y a conculcar derechos jurídicos inalienables de un Estado de Derecho.

Las sectas satánicas se sirven de procedimientos antinaturales, carentes de ética y sentido de la honorabilidad que, en más de un caso, acaban conduciendo a la destrucción del individuo, desde las perspectivas físicas, psíquicas, morales y humanas, ya que aquel es empujado a actuar en contra de su voluntad.

Convencer a una persona y desvincularla de todos sus lazos afectivos, sociales y laborales, requiere una labor metódica y monótona, incluso de despersonalización.  Y esta labor puede desarrollarse por medio y a través de drogas y mensajes repetitivos y psicotizantes, o de ambas cosas al mismo tiempo.  Los daños son, en muchas ocasiones, irreversibles.

En las sectas satánicas existen verdaderos “psicólogos”, la mayoría de ellos licenciados en las “universidades callejeras” o en los tugurios donde transcurrió la mayor parte de su infancia y juventud,  que no por ello son menos válidos que los que han tenido sus licenciaturas y doctorados en las genuinas universidades. 

Estos singulares personajes tienen un “olfato” y una intuición y detectan con rapidez, y prácticamente sin margen de error, aquellos individuos que están atravesando por difíciles y delicadas circunstancias en el orden moral, emotivo, profesional, como puede ser una crisis de fe, la pérdida de un familiar querido o la desaparición inesperada de su plaza de trabajo.  También existen los sujetos que se dejan embaucar, simplemente engañar: aquellos que sólo ven la parte romántica, sentimental, espiritual, lírica y filosófica de cuanto se les explica.  Igualmente  los resabiados con la sociedad, a los que sienten odio por todo aquello que los rodea y encuentran una forma de canalizarlo a través de su actuación en una secta (estos se dejan manipular porque leS anima la idea de que luego serán ellos los manipuladores) así mismo, los pusilánimes y quienes poseen un nivel intelectual y cultural muy bajo.

¿Cómo es un líder satánico?

Existen dos tipos de personalidades de los líderes de secta.  El primero es el clásico y iluminado que, por lo general, aunque no siempre, posee conocimientos de esoterismo y parasicología, base esta que le sirve para cimentar los dogmas o la estructura de la secta que,  por su propio beneficio, se dispone a poner en movimiento.  Es, además de un embustero nato (que acaba a veces, incluso, creyendo sus propias mentiras), un perfecto orador con grandes dotes persuasivas, voz agradable y sabe emplear en cada momento y para cada palabra el matiz que corresponde.  Suele caer en supuestas estaciones de trance que son aquellas en que reciben iluminación o escucha la voz de Dios, de la Virgen, de Alá o de cualquier otra divinidad.  El mérito más importante de esos personajes es el de que son capaces de convencer a multitudes de tan absurdas irrealidades.   

El segundo arquetipo o modelo de líder responde a una personalidad por lo regular psicopática, gestada en traumas y frustraciones sufridos en uno ovarios períodos de su existencia.  Normalmente son individuos fracasados tanto en lo humano como en lo profesional, poco o nada  aceptados en los círculos sociales en los que pretenden integrarse o que un buen día aprovechan una circunstancia inesperada para convertirse en líderes de una de esas comunidades, mostrándose a partir de entonces, autoritarios, totalitaristas, dictatoriales, inhumanos y peligrosamente nocivos y perversos cuando llega la ocasión.

Tanto unos como otros causan daños irreparables en el círculo donde actúan, mostrándose celosos guardianes de sus propiedades, desconfiando, por lo general, de casi todos cuantos les rodea, La excepción de uno o de dos sujetos a los que consideran personas de su total confianza.


¿Cómo se conoce una secta satánica o destructiva?

1         Ser un grupo cohesionado por una doctrina (religiosa o socio-religiosa) demagógica y encabezado por un líder carismático, que es la misma divinidad o un elegido por ella; o bien un poseedor de la verdad absoluta en cualquier ámbito social.
2          Tener una estructura teocrática, vertical y totalitaria, donde la palabra de los dirigentes es dogma de fe.  Los líderes intervienen hasta en los detalles más íntimos y personales de sus sectarios y exigen  que sus órdenes sean ejecutadas sin la menor crítica.

3         Exigir una adhesión total al grupo y obligar (bajo presión psicológica) a romper con todos los lazos sociales anteriores a la entrada al culto: padres, pareja, amigos, trabajo, estudios, etc.

4         Vivir en una comunidad cerrada o en total dependencia del grupo.

5         Suprimir las libertades individuales y el derecho a la intimidad.

6         Controlar la información que llega hasta sus adeptos, manipulándola a conveniencia.

7         Utilizar sofisticadas técnicas neurofisiológicas (enmascaradas bajo la meditación y el renacimiento espiritual) que sirven para anular la voluntad y el racionamiento de los neófitos causándoles, en muchos casos, lesiones psíquicas graves.

8         Propugnar un rechazo frontal y total de la sociedad y de sus instituciones.  Fuera del grupo todos son enemigos (polarización entre el bien-secta y el mal-sociedad), la sociedad es basura y las personas que viven en ella solo interesan en la medida que puedan servir a la secta.

9         Tener como actividades principales el proselitismo (conseguir nuevos miembros para la organización) y la recaudación de dinero (cuestaciones callejeras, cursos, actividades comerciales e industriales e incluso, en algunos grupos actividades claramente delictivas).  En el caso de las sectas multinacionales el dinero, es enviado en buena parte, a las centrales de cada grupo.

10       Obtener bajo coacción psicológica la entrega del patrimonio personal de los nuevos adeptos a la secta o de grandes sumas de dinero en concepto de cursillos o auditorías, los miembros que trabajan en el exterior del grupo tienen que entregar todo o gran parte de su salario a la secta.


¿Cuáles son las afirmaciones satánicas?

Todo neófito que desea incorporarse a una secta satánica, tiene que pronunciar ceremoniosamente, en el momento de su iniciación, las nuevas afirmaciones del diablo, que son las siguientes: 

1         ¡Satán representa la satisfacción de las pasiones, en lugar de la abstinencia!

2         ¡Satán representa la existencia vital, en lugar de las quimeras espirituales!

3         ¡Satán representa la sabiduría no mancillada, en lugar del engaño hipócrita!

4         ¡Satán representa la amabilidad para aquellos que la merecen, en lugar de un amor malgastado con ingratos!

5         ¡Satán representa la venganza, en lugar de la obligación de poner la otra mejilla!

6         ¡Satán representa la responsabilidad hacia lo que aprecia, en lugar de la preocupación por los vampiros psíquicos!

7         ¡Satán representa al hombre tan solo como otro animal, algunas veces mejor con mucha frecuencia peor que aquellos que caminan en cuatro patas; animal que, a causa de su divino desarrollo o espiritual e intelectual, se ha convertido en el pero de todos los animales!

8         ¡Satán representa a todos los supuestos pecados, pues todos conducen a la satisfacción, física mental o emocional!

9         ¡Satán ha sido el mejor amigo que la Iglesia ha tenido siempre, pues durante siglos no ha cesado de contribuir al sostenimiento de su negocio!


Según el fundador de la Iglesia de Satanás, "en lugar de mandar a los adoradores de Satán que repriman sus impulsos naturales, les enseñamos que se dejen llevar por ellos. Esos impulsos abarcan el apetito sexual, el deseo de venganza y el afán de posesiones materiales".

La sociedad se pregunta por qué los jóvenes son presa fácil del satanismo. Algunos satánicos afirman que no encuentran una razón válida para vivir. Viven para el presente y hacen lo que les place. Consideran que no hay futuro.

Investigadores de esta problemática han encontrado que los jóvenes buscan emociones. Los que tienen poca voluntad, a menudo los perdedores, se sienten atraídos por el satanismo. Les da una falsa sensación de poder.

Advierten que nuestro mundo es un lugar apático. Nos preocupamos más por nosotros mismos que por los demás. Vivimos en una sociedad negativa y violeta. Los jóvenes ven normal esa forma de vivir y por eso les atrae el satanismo. Los expertos han concluido que el 90% de los jóvenes que participan en el satanismo lo hacen porque está de moda, mientras que el 10% queda atrapado y se hunde cada vez más en él.

Los investigadores consideran que los principales responsables del satanismo son las drogas y la música heavy metal rock. Podría decirse que este tipo de música es para el satanismo lo que la música religiosa popular para el cristiano. El heavy metal tiene muchísima influencia. Legitima las cosas repulsas que ya apasionan a los jóvenes.

Según los investigadores (de acuerdo con el texto citado), el mensaje sedicioso del heavy metal es religioso, en el sentido de que proclama un poder superior que supervisa el universo. El poder y la violencia de lo satánico es algo hacia lo que fácilmente pueden sentirse atraídos los jóvenes sin esperanza y con una conciencia atrofiada. Por causa de sus malas experiencias en la vida, los jóvenes con problemas y que han sido víctimas de abusos creen que el poder supremo tiene que ser malo. El heavy metal sostiene esa teología y la instrumentaliza en la música.

Los estudios permiten colegir que las preferencias musicales de un gran número de jóvenes desequilibrados abarcan temas poco convencionales de violencia, odio, rebelión, comportamiento sexual primitivo, abuso de mujeres y glorificación de Satanás.

Los expertos consideran que cuando las drogas entran en el modo de vida del adolescente, estas preferencias son todavía más probables de que éste se incline por la propuesta del satanismo.

Pocas veces en la historia de la humanidad los jóvenes han necesitado de tanta estabilidad y seguridad como ahora. Los menores de hoy viven bajo una tormenta de inmoralidad, drogadicción, promiscuidad, violencia, corrupción, delincuencia y desintegración familiar, que amenazan su integridad física, su conducta social y su comportamiento moral.

Los jóvenes se encuentran desorientados porque su realidad difiere de los patrones y paradigmas  familiares, escolares y sociales. Los códigos de entendimiento utilizados por los mayores no son entendidos por la juventud, que cada vez se encuentra más confundida a medida que recibe diversos tipos de información que no satisface sus expectativas al no situarla en su entorno o contexto social, desde donde debe partir su educación que le permita construir, vivenciar y "hacer" su propia y verdadera historia, poder ser él mismo.

Los jóvenes, dentro su percepción de las cosas, requieren de un trato sincero por parte de los adultos, el afecto que se les brinde debe ser demostrado no sólo en forma verbal, es necesario conocerlos integralmente, con sus fortalezas y debilidades, con sus capacidades y limitaciones, sin juzgarlos, lo cual sólo contribuirá al agravamiento de las múltiples crisis, que podría traer consecuencias devastadoras para su futuro sistema familiar.


Por todo este acervo de realidades, señores educadores y padres de familia, urge el compromiso y la toma de conciencia en la formación integral de la juventud para que no se desoriente en la búsqueda de sus metas y de su autorrealización.

Corresponde a los padres de familia, la escuela, los medios de información y la religión, como agentes socializadores del joven, enfocarlos responsablemente por un horizonte de posibilidades, donde éste pueda autorrealizarse y trascender.

Los padres y maestros deberán hacer todo lo posible por conocer el complejo mundo del adolescente, con sus cambios físicos, emocionales, intelectuales y sociales, para que sea plenamente comprendido y profundamente aceptado. Para muchos adultos, esta realidad inherente a la naturaleza del menor es desconocida, motivo por el cual gran parte de los conflictos son el resultado de su ignorancia.  Este imperativo de entender y comprender su universo posibilitará el desarrollo libre y autónomo del joven, evitando que su desorientación lo pueda conducir por los oscuros senderos del satanismo.

Para que el joven se desarrolle como un ser humano integral e integrado, además de ser comprendido, debe satisfacer plenamente sus necesidades de sentirse amado y apreciado, seguro y libre de amenazas, importante y que pertenece, aceptado y competente, libre y autónomo.

Los padres y los maestros, como agentes socializadores del adolescente, y las autoridades, debemos aunar todos nuestros esfuerzos en procura de alejar al joven de las sectas satánicas, que sólo sirven para despersonalizarlo. Necesitamos de un futuro hombre comprometido con la construcción de su existencia y capaz de transformar la realidad para el advenimiento de un mundo mejor.

LUIS ANGEL RIOS PEREA

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