viernes, 12 de junio de 2015

TRAZOS DE “FILOSOFAR: A LO UNIVERSAL POR LO PROFUNDO”



A través de este texto pretendo realizar algunos “trazos” sobre el contenido del libro del filósofo mexicano Leopoldo Zea: “Filosofar: A lo universal por lo profundo

El autor plantea las eternas inquietudes sobre la posibilidad de una filosofía latinoamericana  y si el hombre de este continente tiene la capacidad de filosofar. El autor, influenciado por el historicismo de José Ortega y Gasset y de José Gaos, considera que lo primero es posible pero sin desconocer la historia y la realidad concreta del hombre latinoamericano. “Existe y ha existido un filosofar que ha sido resultado de la conciencia que sobre su propia realidad ha tomado el latinoamericano. Filosofar de hombres comprometidos en las acciones que se les va algo más que la pura eficacia de la razón, les va la existencia misma”. Disiente del punto de vista que sostiene que la filosofía de nuestro continente debe partir desde el desarrollo, por éste “se expresa como acumulación de conocimientos y datos que han de redituar ampliando el desarrollo alcanzado”. La filosofía latinoamericana debe ser “la toma de conciencia de una realidad que ha de ser transformada y en este sentido, la filosofía como expresión de este conocimiento previo a su necesario cambio”. Sostiene que el hombre latinoamericano sí tiene capacidad y facultad para filosofar. Nosotros no estamos negados para filosofar, “si el filosofar es algo más que un simple saber cómo manipular los instrumentos del desarrollo”. Para él, nuestro filosofar “se planteará el problema de la gravedad del interrogante, del cuestionamiento, respecto a la capacidad de los latinoamericanos para filosofar”.

A la pregunta de si existe y es legítimo un filosofar latinoamericano, afirma categóricamente que “el filosofar latinoamericano existe y es legítimo”. Pero concibe ese filosofar como “toma de conciencia”. Esa filosofía se “expresa como un reflexionar sobre los problemas del hombre, de la problemática del hombre concreto latinoamericano”.

Mientras se identifica con los planteamientos de Francisco Romero, Andrés Bello y otros pensadores que reconocen la posibilidad de una filosofía desde Latinoamérica, con fundamento en su historia y su subdesarrollo, no está de acuerdo con Augusto Salazar Bondy, quien propone filosofar desde la actualidad, desde el desarrollo, y con el positivismo de Juan Bautista Alberdi y con la “civilización y barbarie” de Domingo Faustino Sarmiento. En Latinoamérica se ha de pensar “para el logro de algo que plantea la realidad en donde ese reflexionar se origina y le da sentido al mismo”.

Hace énfasis en la pregunta sobre si ¿existe o es posible una filosofía o un filosofar propiamente latinoamericano? Es posible una filosofía “que sirva a los intereses de los hombres de América, como otras filosofías han servido a los intereses de los hombres de otras regiones del mundo”. Para una filosofía propia “hay que volver a revisar con el mismo sentido crítico y positivo la realidad que ha de ser transformada, pero no ya a partir de modelos que le sean extraños, sino a partir de lo que ha sido, para verse y que puede y lo que no puede seguir siendo sin perder su propia identidad” como hombre latinoamericano. Es en nuestra historia de las ideas del filosofar latinoamericano en donde encontramos el suelo nútrico para el filosofar de América Latina. “Será en esta historia, historia de sus ideas, como se llamará, que se irá haciendo potente la peculiar identidad del hombre, el pueblo y la cultura de esta región americana”. En la historia de las ideas se encuentran las respuestas del hombre latinoamericano. “Será en la historia de las ideas de esta América que se pueden captar las respuestas que el hombre de esta América ha dado a los múltiples problemas que le aquejan como a todo hombre... Es a través de la historia de las ideas de esta América que se va haciendo patente el meollo del auténtico filosofar que tanto había preocupado a los latinoamericanos. La nutrida generación de historiadores de estas ideas, a lo largo de esta América, va ofreciendo ya los elementos para afirmar un filosofar indiscutiblemente latinoamericano. Filosofía que parte de la realidad concreta de esta América, para elevarse a una reflexión más del hombre sí mismo, y sobre la relación del hombre con otros hombres, que es en ello, que estriba su autenticidad como filosofía”.

Respecto a la auténtica filosofía, sin que sea copia del pensamiento de Europa, piensa que se puede filosofar auténticamente desde Latinoamérica, sin desconocer la importancia de la filosofía occidental, pero ésta no será la que dé las respuestas a la problemática nuestra. “Será en la propia filosofía euroeo-occidental que los latinoamericanos encuentran los instrumentos para captar y aceptar la original de las expresiones de su propio filosofar o razonar... Se puede filosofar, hacer ciencia, desde una determinada circunstancia que no tiene, ni puede ser la misma de la filosofía europea y occidental... Europa ofrece así el nuevo arsenal de interpretación filosófica, pero no ya la verdad por excelencia que ha de ser buscada y alcanzada por los propios latinoamericanos. Ayuda a plantear y resolver los problemas del hombre de esta América, pero no le da ya la solución misma de esos problemas. Es el hombre, este hombre concreto de Latinoamérica, el que ha de encontrar y dar las respuestas apropiadas... Se parte del propio pasado filosófico, pero también del conocimiento del pasado filosófico europeo, para hacer del mismo instrumento de la propia y original interpretación de una filosofía al servicio de la realidad e historia latinoamericana... Se trata así de una filosofía originaria de Latinoamérica, nacida de su prosa problemática; filosofía que no tiene por qué ser mejor o peor que cualquier filosofía. Tampoco se trata de una filosofía opuesta al filosofar europeo-occidental, sino tan sólo de un filosofar distinto, porque distinto es el campo de su preocupación... Filosofar distinto, pero no extraño al filosofar considerado como universal... Un filosofar consciente de esta situación es, por ello, un filosofar del hombre y para el hombre y por ende filosofar, universal. Porque es el hombre, sujeto y objeto, de todo filosofar en que otorga la universalidad”.

Plantea la posibilidad de una filosofía de la liberación que nos permita tomar conciencia de nuestra alienación, marginamiento, dominación y dependencia, teniendo en cuenta los planteamientos de Enrique Dussel, para superar y negar estas realidades que le impiden al hombre latinoamericano su autosuperación. “Es menester desenajenar al hombre de esta América de las expresiones de un filosofar encaminado a justificar y mantener la dominación impuesta... Se trata de una filosofía liberadora que niegue la dominación sin tener que recurrir a otro filosofar enajenante... Filosofía auténtica latinoamericana será aquella que, al mismo tiempo muestre para su destrucción los resortes de la dominación, haga posible la liberación... Misión de la filosofía de la liberación latinoamericana ha de ser entonces el destruir, negar por su conocimiento, la filosofía dominadora europea y occidental para crear la propia, la filosofía de los pueblos de esta América Latina y la de todos los hombres y pueblos que han sido y son objetos de dominación”.

Algunos apartes importantes del libro: *Peor para el hombre si éste se olvida de sí mismo y se deja enajenar por su propio conocer. *Resulta paradójico anularse a sí mismo para poder ser otro que se es. *El razonar no puede quedarse en sí mismo, tiene que ser instrumento de comprensión. *¡Hombres, aprendan a juzgar por sí mismos; aspiren a la independencia del pensamiento! *Toda auténtica filosofía es libertad, es liberadora, desenajenante. *El que unos hombres sean distintos de otros no los hace superiores ni inferiores entre sí, simplemente distintos. *Todos los hombres son distintos entre sí, pero siempre hombres. Hombres que no pueden ser vistos ni como superiores ni como inferiores frente a otros hombres. * Todo hombre, a partir del reconocimiento de la propia identidad es también capaz de reconocer la de cada uno de los otros hombres, otorgando a este reconocimiento el respeto que debe exigir para sí. *La humanidad tendrá un futuro, si se reconoce que la libertad y el bienestar de todos condiciona el bienestar y la libertad de cada pueblo y de cada hombre. *¡Detente tiempo, que bello eres! (Gohete). *Nosotros estamos aquí porque antes ustedes estuvieron allá. *Sabiduría es el arte de convivir a partir de la capacidad del hombre para limitarse a sí mismo en relación con la libertad de los otros hombres. *Los hombres no son iguales entre sí por la razón, sino por ser entes concretos y, por serlo, distintos entre sí. *Todos los hombres son iguales entre sí por ser precisamente distintos; por poseer una individualidad, una personalidad, una identidad. *El filósofo, a través de una amplía capacidad de comprensión de lo existente, rebasaba el horizonte común de significaciones existentes. *El filósofo no es un sabio, sino un amante, un afanoso del saber; del saber que provoca admiración, los callejones sin salidas, las aporías, que la naturaleza y los otros hombres plantean. Problemas de urgente solución, ya que en ellos va la propia existencia o identidad. *La filosofía surge del afán del hombre por conocer su realidad, el entorno en que él ha de actuar; por el afán de situar, ordenar este entorno para actuar racionalmente dentro de él. Conociéndolo podrá enfrentar los problemas que le plantea. Esto es, razonar, tomar conciencia de lo que le es extraño y por ello objeto de tal conocimiento.  *El filósofo se rige en conciencia universal: razón de todo lo creado incluyendo el de la relación entre los hombres, lo político. *Problema central de toda preocupación filosófica lo ha sido el de la liberación del hombre tanto de la naturaleza como del afán de dominio de sus semejantes. *Todos los hombres son iguales, por ser distintos, semejantes entre sí. *El hombre trata de manipular a otros hombres, no viendo en ellos a semejantes, sino objetos o cosas inútiles. *¿Civilización o barbarie? Civilización es todo lo que se debía ser, pero no se es, barbarie es todo lo que se es y se quisiera no ser. *Todos los hombres son iguales y precisamente lo son por ser distintos, esto es, por ser individuos concretos. *La razón es la capacidad para comprender lo externo y comunicarlo a otras y entenderse con ellos. *La filosofía surge del afán de comprender y hacerse comprender, comprender y comunicar. *Para ser totalmente hombres hay que saber usar con plenitud la razón. *El hombre pleno, es de razón.

LUIS ÁNGEL RÍOS PEREA

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