David Lewis, en su libro El lenguaje secreto del niño, nos acerca
al lenguaje oculto de los niños durante sus primeros años que los adultos no
comprendemos fácilmente y por ello tenemos dificultades en su crianza.
Se trata de un
ensayo en donde se argumenta que existe un lenguaje secreto en los niños, que
muchos adultos no logramos interpretar. Esto dificulta su crianza, por cuanto
no se pueden comprender los mensajes que constantemente está enviando el niño
mediante gestos, movimientos corporales (especialmente manos y pies),
expresiones, miradas, llanto, risa, etc. Los niños tienen un lenguaje no verbal, y a través de éste se
comunican con los adultos y con los demás niños. “Los niños pequeños nos hablan con los ojos,
los brazos y las manos. Preguntan cosas, expresan dudas, muestran fatiga y
descubren lo que ocurre en el mundo que los rodea. Sin embargo, con excesiva
frecuencia los adultos ignoran estas señales del lenguaje mudo o las rechazan
como carentes de importancia. A menudo ni siquiera nos damos cuenta de que un
niño ha intentado decirnos algo… Mucho antes de que puedan hablar, los niños
son capaces de conversar entre ellos fácilmente, a través de un lenguaje
silencioso y secreto… Los niños pequeños hablan en abundancia sin que una
palabra salga de sus labios… De la misma manera que el niño, como el adulto,
utiliza todo su cuerpo para hablar, así todos los músculos faciales desempeñan
un papel muy importante… Utilizando el lenguaje silencioso se puede hacer
frente a todas las necesidades sociales de los niños pequeños… Lo extraño del
lenguaje silencioso es que, mientras sus señales resultan generalmente
transparentes como el cristal para otros niños, a menudo ejercen escasa o nula
impresión en los adultos. Los adultos se muestran con frecuencia incapaces de captar
el mensaje, pese a toda la claridad con que el niño lo emite… El niño emite
mensajes que cualquiera otro de sus coetáneos podría entender sin dificultad;
el adulto, en cambio, no se da por enterado o se comporta de manera totalmente
inadecuada… Si usted llega a comprender que existe un sistema de comunicación
no verbal, verá los movimientos del hombre bajo un prisma totalmente nuevo…
Aunque las sonrisas pueden proceder de estados o sentimientos de felicidad y
placer, también pueden ser provocadas por sensaciones menos agradables. El niño
puede sonreír para encubrir el enojo o para conjurar una agresión, ocultar la
angustia o una sensación de malestar. La sonrisa puede denotar inseguridad
temerosa, lo mismo que puede transmitir confianza gozosa”.
Con sus
expresiones y movimientos, los niños nos están enviando mensajes para decirnos
cosas sin palabras. “Los lados de la boca se pueden elevar para producir una
extensa gama de sonrisas. Estas pueden transmitir emociones que van desde el más profundo gozo
a la amistad, señales de bienvenida o enhorabuena, de agradecimiento o de
intención apaciguadora. Los extremos de la boca se pueden volver hacia abajo
para mostrar tristeza, disgusto, desaprobación y otros muchos sentimientos
negativos. Los labios se pueden tensar para indicar enojo, o replegarse hacia
atrás, a partir de los dientes, para intimidar. La boca se puede abrir del todo
con los músculos tensos en señal de fatiga, para demostrar inhibición. La
frente se puede tensar en expresión de aturdimiento, o relajar en señal de
desinterés. Las cejas se pueden arquear rápida y brevemente, como un saludo, o
elevarse lenta y pausadamente en señal de estudiada sorpresa. La cabeza se
puede inclinar ofreciendo amistad, o girar a un lado como rechazando el contacto.
Con respecto del tronco, tenemos que los brazos en alto pueden significar
demanda de ayuda por parte de un adulto; los dedos apretados pueden significar
miedo, las manos blandas indican fatiga, y los brazos moviéndose con rapidez
demuestran frustración, entusiasmo o júbilo. El tronco se puede doblar hacia
adelante en señal de dominación, o mantenerse erguido durante la excitación
nerviosa. La postura puede ser tan rígida como la de un soldado frente a un
ataque, o permanecer tan relajada como la de un saltimbanqui durante una de sus
riñas en broma… El niño emite mensajes como: Quiero que seamos amigos. Me gustaría jugar. Estoy cansado. Si no
hay respuesta, es muy posible que ésta sea equivocada… Los movimientos del
rostro y del cuerpo son tan especiales para una comunicación efectiva como las
mismas palabras… Hablamos con las cuerdas vocales, pero conversamos con todo el
cuerpo…”
El mundo de los
niños es complejo, y si lográramos entender su lenguaje secreto podremos
brindarles mejor atención y comprenderlos. “El mundo de los menores de cinco
años es con frecuencia agresivo, pero sólo en alguna ocasión violento… Los
niños pequeños pueden volverse en extremo miedosos en situaciones que los
adultos, acostumbrados a realidades mucho más brutales, contemplan como
neutrales e incluso amistosas… En los contactos agresivos entre niños de menos
de cinco años se puede ver, una y otra vez, una lucha furiosa, cuando en
realidad los puñetazos van dirigidos al aire… A un nivel superficial, la mayoría
de las discusiones, luchas y combates que tienen lugar en el seno de un grupo
cualquiera de tumultuosos pequeños parece girar en torno a la posesión de
objetos o cosas… Los niños agresivos que han sido humillados por adultos
tienden a responder con mayor violencia algún tiempo después, tal vez con idea
de recuperar su dignidad… A los niños dominados hace falta que se les muestre
cómo responder de una manera más decidida, de modo que se pueden convertir en
líderes. Para su propia felicidad, lo mismo que para la del grupo, los niños
agresivos deben ser ayudados a resolver el estrés y la tensión que, a menudo,
radica en la base de su comportamiento violento… Incluso el niño más dominante
y seguro de sí mismo cae en la angustia alguna vez… Divididos entre el
imperativo de permanecer firme y luchar, y el deseo de salir corriendo y
abandonar la situación temerosa, experimentan un considerable nivel de stress…
Los niños pequeños también se tornan angustiados cuando contemplan actos
agresivos entre otros niños, o cuando observan cómo un adulto dirige amenazas a
un niño del grupo… Cuando un niño está angustiado sobre si tomar o no tomar
parte de un juego, es posible que permanezca algunos instantes observando lo
que ocurre, al tiempo que se toca o lame diferentes partes del cuerpo… Las
madres que han sufrido falta de calor en su infancia poseen una notable
habilidad para escoger y conquistar hombres con un pasado análogamente triste…
Al ayudar a los niños a convertirse en adultos seguros de sí mismo, bien
integrados y realizados, podríamos crear gradualmente una sociedad libre de
angustias autodestructoras y de agresiones destructivas de la sociedad”.
Frases destacadas:
*Cuando nos
acostumbramos a algo, terminamos por no verlo.
*Si usted no
sabe que algo existe, puede no ocurrírsele pensar que pueda existir.
*Todos lo ven,
pero nadie se da cuenta.
*Todos somos
prisioneros del lenguaje.
*“Los límites
de mi lenguaje determinan los límites de mi mundo”. Wittgenstein.
LUIS
ANGEL RIOS PEREA
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