En el presente texto pretendo sintetizar y
relacionar las ideas fundamentales de la poesía del grupo de bardos
colombianos, conocido como “Los Nuevos”, y contextualizar la obra poética del
vate colombiano León de Greiff.
Síntesis y relación de las ideas fundamentales de “Los Nuevos”.
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A través de una poesía comprometida
efectuaron el análisis de los condicionamientos sociales para, con su
conciencia mesiánica, tratar de demoler una sociedad ochentista, una fortaleza,
un viejo país; con la intención rebelde de romper con lo tradicional, lo dado,
lo instalado, y preparar el contexto para la nueva realidad acorde con la
dinámica de la época. Aunque no lograron demoler la sociedad, sí la pusieron en
tela de juicio.
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Deseo de expresar un nuevo humanismo
profundo.
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Con su estética antitradicionalista,
rechazaron lo extravagante y lo arbitrario.
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Asumieron una posición progresista de
defensa de los derechos y reivindicaciones del pueblo.
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Compromiso abierto con los problemas,
los desafíos y los procesos de la vida
nacional.
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Afirmación poética de la compleja
modernidad: soledad, muerte, alienación y salto del hombre nacional a nuevos
mundos desde el desarrollo social o desde la violencia.
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Propusieron una expresión libre y
honrada de pensamiento
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Con sus nuevas ideas estéticas y
políticas trovaron en contra de la concepción mecánica de la vida.
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Crearon una poesía a la medida del
hombre auténtico y no de su apariencia.
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Intención de crear un nuevo sentimiento
de solidaridad humana.
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Procuraron lograr un poema esencialmente
poético con sus nuevas formas, producto de un espíritu nuevo.
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Mostraron interés por la literatura en
general.
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Intentaron un cambio radical de la
sociedad.
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Pretendían armonizar las letras y el
arte en el siglo XX.
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Mediante un estilo humorístico y
sarcástico, sinfónica orquestación, parnasiana melodía, poemática sublimidad,
religiosidad y sugerencia, vigor y emotividad, asumieron su temática desde una
visión realista. Sus temas fueron las mujeres, los hechos políticos y el
devenir de la existencia.
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Con su sicología, su sensibilidad, su
más fácil adaptación a la idea con sus excepcionales virtudes intelectuales,
pretendieron levantar una cátedra de desinterés espiritual y contribuir a
desatar una gran corriente de carácter netamente ideológico del país.
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Inconformidad con el atraso social, la pobreza, la inmoralidad
pública, la irresponsabilidad de los políticos, la incultura.
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Tolerancia de ideas y principios distintos.
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Ideal de perfección.
Contextualización
de la poesía de León de Greiff.
Para contextualizar la poesía de León de Greiff,
a partir de las ideas fundamentales en relación el grupo “Los Nuevos”, es
importante clarificar que este intento no resulta una tarea tan fácil, por
cuanto su poética escapa a cualquier encasillamiento por su poderosa
musicalidad y porque ella edifica una obra sin par en idioma y en estilo. “Su
ubicación entre Los Nuevos es apenas referencial. Realmente, su expresión
poética no cabe en un molde tan estrecho. Su trascendencia fractura las
fronteras y se instala en sus propios dominios”[1]. Muchos críticos aconsejan que para captar el
sentido de la obra es necesario
familiarizarse al extremo con ella, con los giros idiomáticos y asociaciones
que jamás explica.
Su estilo inconfundible se expresa en su
prodigioso sentido musical, su fina ironía dirigida contra sí mismo y su
humorismo. Crea una poesía fresca y erudita, e inventa giros y vocablos. Su
obra es el testimonio de su vida, de su experiencia poética y musical, sueño y
cultura. En ésta se acentúa lo autobiográfico: soledad, pasiones demoníacas, bohemia
del músico y el músico de la bohemia. La ironía es un eje que atraviesa su
poesía de una manera vertical. “Juego mi
vida, cambio mi vida. / De todos modos / la llevó perdida” (Relato de
Sergio Stepansky) Su poesía es una
provocación, una burla profunda, que frecuentemente critica y escudriña en las
extrañas sordas y ciegas del mundo de su época (futilidad de la sociedad y
utilitarismo de la misma sociedad), ante el acto del poeta de convertir en
sueños y fantasías el aburrido transcurrir cotidiano. “¡Y tanta tierra inútil por escasez de músculos! / ¡Tanta industria
novísima!, ¡tanto almacén enorme! / Pero es tan bello ver fugarse los
crepúsculos” (Tergiversaciones)
Se percibe originalidad en su atmósfera
subjetiva de sueños, melancolías, nostalgias, deseos de expresar lo
inexpresable, lo inadvertido, lo inefable.
Sus temas son la naturaleza (mar, tierra, aire), amor (mujer, juventud,
amigos, presencia del mundo), lo demoníaco (soledad, muerte, locura, angustia) y
la música (universo, estética, ideología, cultura).
León de Greiff creó mundos exóticos y renovó
la versificación. Despreció la vulgaridad del mundo moderno y exaltó la
individualidad de la obra de arte. Trovó con musicales acentos en solidaridad
con los pobres y en defensa de la paz. Con sublimes argumentos mostró su
rebeldía estética y ética. Fue hombre comprometido con la poética y no con la
política, porque el compromiso del poeta debe ser para la poesía. Este excelso
bardo consideraba que la poesía debe ser reflejo de la propia existencia.
De Greiff repudia la desigualdad y la
injusticia social, y los sentimientos que estos hechos le despiertan los
expresa en escritos que corren paralelos a su poesía, porque la rebeldía de sus
versos sale de ellos mismos, de su carácter desmedido y de sus palabras que
pretenden ir siempre más allá.
Efectuada esta breve caracterización, me
propongo contextualizar su poesía, comentando unos fragmentos y un poema para
identificar su cosmovisión poética.
Ya en sus primeros poemas se muestra anticlásico, pese a utilizar con
frecuencia el soneto como mecanismo de expresión poética, pero haciendo de esa
forma clásica, un uso particular, irreverente, socarrón. “Poeta soy, si ello es ser poeta. / Lontano, absconto, sibilino. Dura /
lasca de corindón, vislumbre oscura, / gota abisal de música secreta. / Amor
apercibida saeta. / Dolor en triste lanza de amargura / El espíritu absorto en
su clausura. / Inmóvil quieto, el corazón veleta. // Poeta soy, si ser poeta es
ello. / Angustia lancinante. Pavor sordo. / Velada melodía en contrapunto. /
Callado enigma tras intacto sello. / Mi sueño en fuga. Hastiado y cejijunto. /
Y en mi nao fantasma único a bordo”.
Se puede apreciar que en este soneto la innovación léxica va de la mano
del ritmo particular fruto de los encabalgamientos estratégicamente situados y
de la rima interna que une con hilillos invisibles los versos de este soneto.
En su afán de romper con los
condicionamientos sociales se niega a dejarse atrapar en el laberinto de los
fines y de los medios del mundo donde se mueve el adulto adocenado. Nunca se
entrega y siempre se reserva al menos, las constancias de ser testigo de su
realidad: “Seré poeta imbele ni
condotiero apache. / Cultor del agro: aerófago sacre nefelíbata. / Buen burgués que adocénase; pacheco sin
reproche. / Réprobo sin ventura... Que infame signo tache / mi frente, o la
aureóle con el aro de plato / de la luna, la noche, la sempiterna noche”
(Facecias).
En la poesía de De Greiff se destacan tres
vertientes temáticas (música, ironía y amor)
mediante las cuales proyecta su lírico mundo, donde se asiste a la
consagración de la aventura, del sueño y de la noche: “La noche inicia preludios solitarios: trémulas arpas / flautas y oboes
sostienen la etérea melodía. / La noche expande el humo de los pebeteros, /
aromoso; / la noche enciende las linternas vagabundas. / Toda la angustia /
todo el misterio de la noche se enreda, / todo el misterio de la noche desnuda”
(Nocturno No. 4 en Sí bemol).
En este bardo consumado, que en sus versos ha
logrado sumar perfumes y aroma, la ironía y la burla están estrechamente
ligadas a una especie de desarraigo que late en el trasfondo de su poesía, y le
permiten trovar sobre la superficialidad de la sociedad: “Lindos bauzanes estridentes / pletóricos de vulgaridad, / arlequinescos
figurines / prodigiosos de vaciedad; esclavos de un modo preciso, / magníficos
únicos sin par / como hidrocéfalo narciso / de su misma insubstancialidad”.
Hace del humor su arma: humor frente al medio
vulgar, humor para satirizar y hostigar conveniencias y convencionalismos, para
sumir la brevedad del momento que es la humana: “Vano el motivo / desta prosa: / nada... / Cosas de todo día. / Sucesos
/ banales. / Gente necia, / local y chata y roma. / Gran tráfico / en el marco
de la plaza. / Chismes. / Catolicismo. / Y una total inopia en los cerebros...
/ Cual si todo / se fincara en la
riqueza, / o en menjurjes bursátiles / y en un mayor volumen de la panza”.
Es importante destacar que De Greiff, como el
amor, huyó y en su huida se encontró con el hombre y con la mujer y con el
hambre e hizo sonar su risa de monte a monte y pergeñó trovas y absurdos y
sarcasmos y le espetó a su propio corazón la mentira del siempre amor que nunca
pudo soslayar ni aún detrás de su perfil, de bizarro rictus de leyente docto.
Inventa una nueva forma de decir haciendo del
poema música, transportándose más allá de donde fueron simbolistas y
modernistas, pero esta pretensión dificulta su comprensión de algunos versos,
como, por ejemplo: “Tan viejo como Carracuca
/ se está el Adón en su bicica, / tañendo, al par que su sambuca / lira apolínea
si se emboca / y el clavecín, si
lo enfoca, / si lo atempera o si lo educa”.
En su temática del amor nos muestra su
capacidad de amar y la relevancia que le da a la mujer. Con poderosa
musicalidad nos expresa que la mujer en es definitiva la amada, la dama, la
novia, el ser depositario de su amor.
Como “Ritornello” es una poesía en donde De
Greiff vierte con maestría y
originalidad su amoroso sentimiento, lo he escogido para hacer el
intento de profundizar la contextualización.
“Esta
rosa fue testigo” / de ese, que si amor no fue, / ninguno otro amor sería. /
¡Esta rosa fue testigo / de cuando te diste mía! / El día, ya no lo sé / -sí lo
sé, mas no lo digo- / Esta rosa fue testigo. // De tus labios escuché / la más
dulce melodía. / Esta rosa fue testigo: / ¡todo en tu ser sonreía! / Todo
cuanto yo sé / de ti, lo tuve conmigo... / Esta rosa fue testigo. // ¡En tus
ojos naufragué / donde la noche cabía! / Esta rosa fue testigo. / En mis brazos
te oprimía, / entre tus brazos me hallé, / luego hallé más tibio abrigo... /
Esta rosa fue testigo. // ¡Tu fresca boca besé / donde triscó la alegría! /
¡Esta rosa fue testigo, / de tu amorosa agonía / cuando del amor gocé / la vez
primera contigo! / Esta rosa fue testigo. // “Esta rosa fue testigo” / de ese,
que si amor no fue, / ninguno otro lo sería. / ¡Esta rosa fue testigo, / de
cuando te diste mía! / El día, ya no lo sé / -sí lo sé, mas no lo digo - / Esta
rosa fue testigo”[2].
En “Ritornello” el poeta expresa su amoroso
sentimiento (“de ese, que si amor fue”),
su imagen personal (“En tus ojos
naufragué / donde la noche cabía”), su nostalgia (“cuando del amor gocé / la vez primera contigo”), su deseo de
expresar lo inexpresable (“El día, ya no
lo sé / -sí lo sé, mas no lo digo”), su ironía (“Esta rosa fue testigo / de cuando te diste mía”), su habilidad
verbal (“Esta rosa fue testigo / de ese, que si amor no fue, / ninguno otro amor
sería”), su erotismo (“de cuando te
diste mía”), su emotividad (“¡todo en
tu ser sonreía!”), su soledad (“Esta
rosa fue testigo”), su acento intransferible (“¡Tu fresca boca besé / donde triscó la alegría”)
Como para De Greiff, “la poesía es lo que no
se dice, que apenas se sugiere”, en este poema hay muchas sugerencias: “El día, ya no lo sé / -si lo sé, mas no lo
digo”. ¿Cuándo fue el día en que fue suya? Él lo sabe, pero no lo dice. “Todo cuanto yo sé / de ti, lo tuve
conmigo...” ¿Qué sabe y qué tuvo? ¿Qué tipo de mujer es: joven o adulta,
soltera o casada? Estas y otras sugerencias despiertan la imaginación de
lector.
En esta poesía, perfectamente acabada, se
plasma el ideal de perfección poética. Es una obra musical, armoniosa,
expresiva, enternecedora, rítmica, alegórica y de sublime argumento. En ella el
poeta refleja su musa enamorada y pulsa su armoniosa lira, con exquisita
emoción, brindándonos la sensación de expresar en su canción las difíciles
pasiones que acechan al corazón.
En esta poesía, por su naturaleza de
ritornelo, el ilustre bardo, con maestría poética, repite con sonoro ritmo y
arpegios eufónicos su estribillo: “Esta
rosa fue testigo”. Este verso se repite doce veces. “Esta rosa fue testigo / de ese, que si amor no fue, / ninguno otro amor
sería”. Estos versos se repiten dos veces. “Esta rosa fue testigo / de cuando te diste mía”. / El día, ya no lo sé / -sí lo sé, mas no lo
digo-“. También se repiten dos veces estos versos
La rosa, que es fiel representación del amor,
le sirvió al poeta de testigo de su idilio cuando amó y fue amado. La rosa fue
testigo de todo: del amor sincero, puro; de la entrega, de los besos, de la
felicidad; “de ese, que si amor no fue, /
ninguno otro amor sería”.
Esta poesía, muy original, nos ofrece mágicos
giros del lenguaje a través de uno versos bien pulidos y perfectamente fluidos,
que inyectan suma emoción a cualquiera que los lea. La abrumadora magia del
amor se encuentra presente en ella: “De
tus labios escuché / la más dulce melodía”.
El lenguaje traslaticio, a través de
rutilantes y sutiles metáforas, aflora en esta pieza poética: “En tus ojos naufragué”. “Entre tus brazos me hallé, / luego hallé más
tibio abrigo”. “Tu fresca boca besé
/donde triscó la alegría”. La poesía es en sí una profunda e inefable
alegoría al amor.
LUIS ANGEL RIOS PEREA
Luvina1111@yahoo.com
Hablo por mi padre que lo conociò allà, en Bogotà, y que sabe (aun a su edad) muchos, porque sabe de memoria muchos de sus poemas. El lo veìa caminando por calles del centro.. Lo digo porque "esta rosa fue testigo"..
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