El pueblo de
Ixtepec narra la historia de su pasado. Las voces, con sus murmullos, gritos,
cantos, reproches, lamentos, etc., recuerdan los sucesos acaecidos desde antes
de la llegada de la guarnición militar, comandada por el General Francisco
Rosas, hasta que ésta se va de Ixtepec e Isabel Moncada Cuétara se convierte en
piedra.
Ixtepec es un
pueblo sureño (en México) triste y violentado por los militares. Su clima es
caliente, en donde el tiempo se detiene y no deviene de manera convencional. Lo
narrado tiene como ambiente histórico la Guerra de los Cristeros (o Cristiada),
dentro del amplio espectro general de la Revolución Mexicana.
Los personajes
principales son el General Francisco Rosas, su amante Julia Andrade y las
parejas de Martín Moncada y Ana Cuétara (con sus hijos Nicolás, Isabel y Juan),
Joaquín Meléndez y Matilde Moncada, Ramón Martínez y María, Justino Montúfar y
Elvira (con su hija Conchita), Aristides Arrieta (médico) y Carmen B. de
Arrieta, Lola Goríbar y su hijo Rodolfo, con respectivos sirvientes de raza
indígena; Juan cariño (el loco del pueblo), Pepe Ocampo (dueño del hotel
Jardín), Rosario Cuéllar ("Charito", profesora), Tomás Segovia
(boticario y poeta), Felipe Hurtado (extrajero y teatrero), Agustina
(panadera), Pando (cantinero), Gregoria Juárez (curandera), Dorotea (beata),
"La Luchi" (dueña del prostíbulo), el padre Beltrán y el sacristán
Roque. El coronel Justo Corona, el teniente coronel Cruz y el capitán Flores
eran amantes de Antonia, Rosa y Rafaela (gemelas) y Luisa. Úrsula y la
Taconcitos trabajaban en el prostíbulo.
El General Rosas,
militar bajo el gobierno de Plutarco Elías Calles, era un hombre solitario y
atormentado por los amores y desamores de Julia Andrade, una elegante, hermosa
e imponente mujer joven; era admirada y odiada por unos y por otros en Ixtepec.
Salía con Rosas a las serenatas luciendo sus ostentosos atuendos y costosas
joyas. De acuerdo con sus estados emocionales, producto de la tormentosa
relación con Julia, Rosas colgaba indios en el pueblo y cualquier sospechoso de
apoyar a los Cristeros. Rosas sometía al pueblo y era prisionero del desprecio
de sus sometidos.
En la casa del
médico Aristides Arrieta, algunas mujeres organizaron una fiesta con el
supuesto ánimo de estrechar los vínculos con los militares, rotos por la
tiranía del General Rosas. Mientras se desarrollaba el evento social, Nicolás y
Juan Mocada, Rosario Cuéllar y Aristides Arrieta, entre otros, aprovechando la
noche, intentaron sacar del pueblo al padre Beltrán y al sacristán Roque y
pegar pasquines llamando a la rebelión cristera, pero fueron descubiertos por
Rosas, debido a que Inés (la criada indígena de Elvira viuda de Montúfar, quien
estaba enamorada de un militar) delató el plan que encubría la fiesta. Así
fueron sentenciados a muerte Aristides Arrieta, Nicolás Moncada, Joaquín
Meléndez y el padre Beltrán. Juan Moncada murió durante la fallida huida del
sacerdote; el sacristán sí pudo escapar. Rosario Cuéllar fue condenada a cinco
años. Carmen B. de Arrieta quedó libre bajo fianza. Juan Cariño fue dejado en
libertad porque no estaba cuerdo. La "Luchi" y Dorotea fueron
asesinadas por los soldados por encubrir la frustrada fuga del padre Beltrán y
su sacristán.
Rodolfo Goríbar,
con el beneplácito del gobierno nacional y del General Rosas, despojaba a los
campesinos de sus tierras.
Luego de que Julia
huyera con su antiguo amante Felipie Hurtado, el General Rosas incrementó la
violencia en Ixtepec. En el momento en que escaparon, el tiempo se detuvo
momentáneamente, y así pudieron huir y librarse de la furia de Rosas. (Hurtado
fue quien llevó la ilusión a Ixtepec, el teatro). Isabel Moncada, traicionando
a su familia y al pueblo, se convirtió en amante de Rosas. Después de que este
se fuera de Ixtepec, Isabel se convirtió en piedra.
Esta estupenda
novela, pionera del realismo mágico, posee una estructura compleja. Es
necesario leerla y releerla para poder seguir el intrincado laberinto por donde
nos conduce la narración. Poco a poco nos va revelando sus misterios, intrigas
y expectante trama, abundante en frases cortas, matizadas de exquisita prosa
poética.
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