miércoles, 4 de mayo de 2011

LA RAZON, ¿ENEMIGA DECLARADA DE LA VIDA?



En este breve ensayo me propongo, sin pretensiones de hondura filosófica y sicológica, razonar sobre el instinto y la razón, tratando de desmentir el aserto de que la razón podría ser enemiga declarada de la vida.

Desde la antigüedad se viene presentando el conflicto entre el instinto y la razón. Los seres humanos, poligámicos (instintivos) por naturaleza, estamos prisioneros en una cultura monogámica (racional). Éstos, de naturaleza instintiva, en el comienzo de la humanidad dependían del instinto para la supervivencia. A medida que el hombre iba creando cultura, el instinto, en apariencia, venía perdiendo su poderosa e incontrolable fuerza. Y con el ánimo de someterlo, la cultura “racional” creó la religión, la ética, la moral, la ley, la “educación” y otras cadenas. 

Desde la Biblia y otros textos sagrados y jurídicos de las diversas civilizaciones, pueblos y culturas se empezó a “razonar” sobre la compleja problemática entre el instinto y la razón, el bien y el mal… Luego los griegos, con toda su genialidad filosófica y literaria, disertaron y reflexionaron profundamente sobre el binomio instinto-razón. La literatura clásica y contemporánea, a través de las diferentes obras y autores, ha demostrado su honda preocupación por lo mismo: lucha entre el instinto y la razón.

Muchos se han declarado defensores acérrimos de los instintos y enemigos de la razón. Otros, por el contrario, han disertado, filosofado y novelado en favor de la razón; no han ahorrado esfuerzos y argumentos en defensa de esta facultad intelectual del hombre, la cual le permite discernir, razonar, reflexionar, decidir entre el bien y el mal, el placer y el dolor, y tomar decisiones… Así como grandes intelectuales, como Sócrates, Platón, Aristóteles, Descartes, Kant y Hegel, son partidarios de la razón; también Pascal, Rousseau, Kierkegaard, Nietzsche, Bergson y los románticos se han mostrado contrarios al poder tirano de la razón y partidarios del sentimiento, la pasión, lo instintivo…

A pesar de que algunos intelectuales consideran que la razón es enemiga declarada de la vida, tal vez agobiados por el peso de la razón instrumental, la razón cartesiana, “endiosada” por la sociedad moderna, buscando una línea moderada, el justo medio, se podría decir que la razón no es enemiga de la vida, pues gracias a la razón, a la inteligencia y los razonamientos hemos venido mejorando la convivencia amparados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que son postulados democráticos totalmente racionales.

El ser humano, en lugar de adoptar posturas extremas, debería apostarle a la búsqueda de alternativas que le permitan vivir en perfecta armonía  entre el instinto y la razón. Al fin y al cabo somos seres instintivos y racionales, es decir, estamos dotados de instintos y razón, sentimientos e inteligencia, emociones y lógica. Cuando se han llevado a los extremos estas dos facultades, inconscientes y conscientes, el ser humano ha desbordado y exaltado sus ánimos, mostrándose fanático, intolerable, violento… Aunque parezca una salida muy simplona, el ideal sería procurar por un estilo de vida que nos permita armonizar el instinto y la razón, los sentimientos y la inteligencia, el corazón y la cabeza,  a guisa de una “inteligencia emocional”.

LUIS ANGEL RIOS PEREA
2011






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