martes, 24 de marzo de 2015

ABRAHAM LATORRE MAYORGA Y SU ANÁLISIS DE SOCIOLOGÍA DE LA RELIGIÓN



Introducción
El libro Sociología de la religión, escrito por Abraham Latorre Mayorga, que consta de 202 páginas, fue publicado por la Universidad Santo Tomás en la ciudad de Bogotá (Colombia) en 1976. Este texto didáctico, matizado con lecturas complementarias, aborda, de manera sucinta, el quehacer investigativo de la sociología de la religión. A través de ocho unidades didácticas analiza en qué consiste la sociología de la religión, la noción sociológica de la religión, el rito religioso, la religión institucionalizada, la secularización, la pertenencia religiosa y las motivaciones religiosas.

EN QUÉ CONSISTE LA SOCIOLOGÍA DE LA RELIGIÓN
La sociología de la religión investiga y reflexiona sobre la relación existente entre las estructuras religiosas y las estructuras sociales o el fenómeno religioso (que tiene un carácter social) y la realidad social. Esta ciencia se pregunta por el hecho religioso en su ámbito universal. No emite juicios sobre la legitimidad respecto a las relaciones entre religión y sociedad, ni defiende la naturaleza o la esencia de la religión, sino que señala los hechos que revelan las situaciones donde se captan los vínculos estrechos de enlace entre religión y sociedad, buscando detectar el encuentro del hombre con lo sagrado, con lo infinito, con lo sobrenatural, con lo numinoso, con Dios. “El sociólogo se limita a señalar los hechos que revelan las situaciones al interior de las cuales sociedad y religión han estado estrechamente entrelazadas”. Se encarga de la significación social implícita en la vivencia o experiencia religiosa. Es tan influyente el vínculo entre religión y sociedad, que el fenómeno religioso “ha determinado la estructura institucional de numerosas sociedades políticas”. Se interesa en el proceso que entrelaza valores religiosos con la acción de factores sociales. Existe estrecha relación entre sociedad y religión, y sus valores se inciden recíprocamente. La religión es un fenómeno universal con implicaciones sociales. El comportamiento religioso es una conducta social. La religión tiene un carácter regular e integrador de la sociedad, expresados en acciones socialmente concebidas con sentido proporcionado por la religión.
Debido a la influencia y el condicionamiento religioso, la religión ha dejado una profunda impronta en la sociedad a través de valores y normas. La religión, como fenómeno social, toma formas sociales de expresión. Existe un estrecho vínculo entre estructuras sociales y estructuras religiosas. La sociología de la religión analiza las relaciones e implicaciones entre ese tipo de estructuras y se interesa por el proceso que entrelaza los valores religiosos con la acción de factores sociales. Parte de la relación recíproca entre religión y sociedad, y de las formas como los valores de la religión inciden en la sociedad.
Su objetivo formal es analizar y comprender los efectos sociales de la religión, porque ésta incide en la relación hombre-sociedad. Así mismo, analizar el fenómeno religioso en sus proyecciones y fines sociales, teniendo en cuenta que lo sociocultural está condicionado y que éste está condicionado por la religión. Se propone estudiar la relación recíproca entre elementos religiosos y estructura social. Se ocupa de la significación social que implican las expresiones de la vivencia religiosa. Busca detectar las diversas manifestaciones vivenciales de lo religioso al interior de la sociedad mediante el análisis experimental y empírico. Estudia las expresiones de la vivencia religiosa y las condiciones y efectos de una forma concreta de actuación social. “Lo que interesa al sociólogo de la religión es la objetividad de los datos religiosos, su génesis, su evolución, su significación histórica y las manifestaciones del comportamiento de un grupo social frente al fenómeno religioso”.
Su objetivo material consiste en el estudio de los grupos y sistemas sociales, por cuanto la religión se vive y manifiesta en las estructuras sociales, “entendidas éstas como la concreción de las relaciones sociales a través del proceso de institucionalización”.
La sociología de la religión, como hecho social, acude al mismo método de investigación científica que utilizan los sociólogos y otros científicos sociales y de otras ciencias especializadas. Se trata de un método empírico y variable. Acude a técnicas propias de toda investigación empírica y se parte de una hipótesis, que se comprueba mediante el análisis social a través de la: observación, participación, experimentación, entrevistas, encuestas, etc.
Mientras la sociología de la religión, como ciencia autónoma y profana,  estudia la religión como fenómeno universal, como dato social empírico y variable, la sociología religiosa estudia los principios religiosos de una religión determinada, como es el caso del acto religioso cristiano, por ejemplo. “Busca analizar el acto religioso practicado por los cristianos bajo el impulso de una existencia de la fe, con el fin de lograr una mejor comprensión del misterio divino y de la acción de Dios en el mundo”.

NOCIÓN SOCIOLÓGICA DE LA RELIGIÓN
Consiste en analizar la religión dentro de la sociedad. Responde a las preguntas ¿qué es y qué significa la religión para la sociología?
La sociología de la religión no investiga la esencia de la religión, ni puede definir su esencia, pero sí su función, su praxis, lo que hace la religión. Por eso busca una definición funcional, determinando sus elementos fundamentales: convicciones o creencias (lo teórico: doctrina), rituales (lo sociológico: el culto), y normas comportamentales (lo práctico: ética). La definición funcional empírica de la religión permite analizar y establecer su praxis, es decir, su quehacer. A nivel estructural analiza las dimensiones doctrinal, cultual, ética y comunitaria de la religión. Su verdadera esencia, lo que es la religión, la estudia la filosofía de la religión. Entre las múltiples definiciones funcionales se destaca la de Paul Tillich: “Religión es lo que más profundamente, más últimamente y del modo más extremo afecta al hombre”. Las definiciones funcionales permiten distinguir los elementos fundamentales de la religión: sistema de convicciones o creencias (la doctrina o dimensión doctrinal), conjunto de prácticas rituales (el culto o dimensión cultual), sistema de normas de comportamiento (la ética o la dimensión práctica) y la adhesión o pertenencia a un grupo social religioso (dimensión comunitaria).
La dimensión doctrinal busca resolver problemas profundos de la naturaleza humana como el sentido de la vida, interrogantes como el porqué de la muerte, el origen del cosmos, la manera de liberarnos de factores o fuerzas que nos dominan y nos impiden una vida social auténtica. Los mitos, en donde se manifiesta lo sacro en lo profano, están vinculados a los elementos doctrinales. La doctrina busca que el creyente entre en relación con lo numinoso, encontrándose con lo sagrado, “pues la sacralidad es la cualidad de que se reviste lo numinoso para manifestarse y comunicarse”. Lo numinoso se relaciona con valores y personajes sobrenaturales o esotéricos que trascienden lo empírico: rayos, vientos, tempestades, etc., o cosas sagradas.
La religión tiene una función residual y otra total. La primera se concreta cuando el hombre busca respuestas temporales. La segunda busca una respuesta última y totalizante. “Si al acudir a las creencias propuestas por la religión resulta algo contingente, es decir, válido mientras el hombre logra por medios no religiosos resolver sus problemas, tenemos la función residual de la religión. Si en cambio se acepta que el hombre siempre acudirá a la religión para encontrar allí una respuesta última y totalizante a sus problemas, estamos atribuyéndole a la religión una función total”.
Respecto a la dimensión cultual encontramos que ésta se encuentra profundamente relacionada con lo ritual y lo mítico. No se puede comprender un rito sin mito. “El encuentro del hombre con lo numinoso y sacro se plasma y se expresa por mediación de los ritos”.
A la sociología de la religión le interesan las finalidades y consecuencias de la diversidad de formas cultuales. Las acciones sociales concretas, que van ligadas al dogma religioso, configuran los ritos y éstos conforman el culto: “la totalidad de las prácticas que conciernen a los valores, venerados como santos”.
La dimensión ética se relaciona con el conjunto de principios de comportamiento global del hombre y de la sociedad, que, orientados a la praxis social, contienen prohibiciones y mandatos.
En cuanto a la dimensión comunitaria encontramos que, debido al carácter social de la religión, la experiencia, las vivencias y la praxis religiosa sólo se da en un grupo o munidad religiosa. “Es entonces el carácter social del fenómeno religioso lo que exige la estructuración de pluralidades de personas organizadas que sean el espacio donde la doctrina, el culto y las normas éticas puedan ser compartidas por ellas”.
A nivel funcional encontramos que la función más importante de la religión es la integración. La función integradora es un factor integrador al interior de la sociedad, que busca establecer un equilibrio en sus relaciones. Esta función propende por la integración de la sociedad a nivel sicológico, social y cultural. “La integración es la función de la religión”.
En el ámbito de la función integradora de la religión se encuentran la funcionalidad residual y la funcionalidad totalizante. La función residual no resuelve todos los problemas. La función totalizante responde a todos los problemas porque la religión permite el encuentro con lo numinoso o lo absoluto. Los teóricos de la función totalizante “consideran la religión como elemento de necesidad absoluta, necesaria y válida para toda época en cuanto factor integrador de toda sociedad”.
Emilio Dukheim, con respecto a la función integradora, plantea que la religión es un factor integrador en determinadas sociedades. “La función de la religión es producir un sistema de valores capaz de consolidar una integración de normas de conducta y de evitar así la anomia y la crisis de la vida social”. Para éste, la sociedad es el verdadero objeto de la religión.

EL RITO RELIGIOSO
La sociología de la religión analiza la significación y el sentido de los ritos religiosos como comportamientos colectivos con el ánimo de descubrir su racionalidad. Investiga la función social de las prácticas rituales, la manera en que los niveles sicosociales de la conducta determinan la diversidad de acciones rituales y establecer por qué la persona no puede entrar en contacto social con lo sacro sino mediante el símbolo. Señala algunos pasos que permitan una aproximación al origen y función del rito, describe las variables principales de la tipología de los ritos y establece en forma sucinta la relación entre religión, tabú y magia.
El rito está presente en todas las sociedades humanas. Los grupos sociales y étnicos tienen una dinámica ritual. Sirve para comunicarnos con lo supraterrenal. Es un hecho genérico de carácter universal. Se aplica a actos religiosos en cuanto tales. Se impone por una necesidad sociológica y antropológica. Es un medio de significación (expresión ritual). El rito es un sistema simbólico. “Consideramos el rito como el sistema simbólico escogido por el hombre para comunicarse con el más allá, con el absoluto numinoso. Es un lenguaje constituido por acciones y fórmulas”.
El rito tiene la siguientes funciones: 1. Buscar una salida a la angustia que genera la libertad y sus limitaciones. 2. Encontrar en lo numinoso o sobrenatural un equilibrio de la emoción de la libertad y la emoción de lo posible. 3. Acudir a los actos rituales o actos simbólicos para superar la angustia. La angustia conduce al rito, es el signo del contacto con lo numinoso. Se apela al rito para darle a la condición humana un fundamento distinto. Según Jean Cazeneuve, la función específica del rito contiene las siguientes etapas: 1. La libertad del hombre y sus limitaciones genera angustia. 2. Buscando una salida a su angustia, trata de acceder a lo numinoso o sobrenatural. 3. Al no poder alcanzar su condición humana sin angustia, porque su equilibrio tan buscado en el orden se ve amenazado, acude a los actos simbólicos o actos rituales. Con las acciones religiosas simbólicas (rito religioso, tabú y magia) el hombre expresa su relación-reacción ante lo numinoso. El rito se relaciona con la sumisión a lo numinoso, el tabú con la fuga de lo numinoso y la magia con la manipulación de lo numinoso.
El culto, como realidad antropológica y sociológica y sistema relacional entre Dios y el hombre y la divinidad, es  un conjunto de formas, estructuradas y ordenadas, de trato con la divinidad en una dimensión personalista. “El culto es primeramente una mediación que expresa y realiza a nivel experimentable y sensible una relación interpersonal y a la vez permite la convergencia, en cuanto mediación, de una fe o de una cosmovisión, de una doctrina y una moral. Esta mediación se verifica en términos simbólicos…”. El objetivo del tabú es “preservar de lo numinoso un ideal de vida perfectamente estable y regulado”. Los ritos tabúes pueden ser: tabúes-prohibición, tabúes-purificaciones y tabúes del devenir. Con los primeros se busca alejarse y huir de lo impuro y evitarlo, mediante normas prohibitivas. Cuando se produce una violación a las prohibiciones se acude a los segundos para evitar la contaminación mediante baños, fuego, aspersiones… Los terceros se relacionan con el nacimiento, el casamiento y la muerte. Los tabúes consideran a lo numinoso como peligroso, fuente de desgracias y sinónimo de impureza, que se debe rechazar, ahuyentar y reprimir.
La magia es un complejo de creencias y prácticas realizadas por un mago para “influir sobre las cosas de un modo diferente a la acción habitual de los demás hombres”. Los magos, durante sus rituales mágicos, parecen colocarse de la condición humana establecida en la sociedad en que éstos viven. La magia, para algunos, es “la técnica de la religión que permite ubicar al hombre frente a un mundo que busca escaparse de lo normativo”. La magia tiene fines específicos e individuales, y en ella predomina una actitud manipuladora.
En términos dialécticos, el tabú es la tesis; la magia, la antítesis; y la religión, la tesis.

LA RELIGIÓN INSTITUCIONALIZADA
Investiga los elementos del término institución, la realidad de la institución como una necesidad, las características de la institución, la relación entre conflicto e institución religiosa y la índole de la institucionalización en Latinoamérica.
La religión, como fenómeno social, no puede existir sin un mínimo de institucionalización. La institución social está configurada por los elementos culturales y la estructura social. “Mediante la institución, los elementos culturales (valores, ideas, símbolos) se traducen en normas de acción, de roles y de grupos que ejercen un control sobre la acción social y la interacción de los miembros de una colectividad”. La institucionalización es una especie de concretización de elementos culturales y su transposición en formas aplicables y aplicadas. El objeto primero de institucionalizar las expresiones culturales de la religión es la neutralización de las conductas individuales espontáneas. Se requiere institucionalización la religión para neutralizar los comportamientos sociales espontáneos, para que surjan los comportamientos racionales. Según G. Hasenhuttl, la institución es el producto duradero y modificable de conducta social en función de roles y dirigida a un fin que obliga al individuo, le atribuye una autoridad formal y pone en práctica sanciones jurídicas. La institución es un imperativo, por cuanto existe una necesidad humana fundamental de institucionalizar las relaciones sociales de las personas. La religión requiere simbolizar la fe y constituirse así en institucionalización de la religión para que aparezca en el plano de la visibilidad social.
La institución se caracteriza porque está dentro del marco de una estructura intersubjetiva de comportamiento, es algo estable pero modificable, tiene carácter de obligatoriedad, obedece a una sistematización interior, es una forma de contrato social, sufre cambios, ejerce un control social y es fundamentalmente modificable. “Es así como la religión hace de sus instituciones instrumentos estables para la transmisión de valores, verdades y normas religiosas de una generación a la siguiente”. La institución, por ser un producto humano, puede ser modificada por la libertad humana. La religión como institución es un auténtico sistema social y religioso.
En materia de institucionalización, el conflicto es considerado como un factor importante en la determinación y generación del cambio social. “Las contradicciones y los conflictos nacen directamente de la acción social pues ellos son parte de ésta”. El conflicto, dado su dinamismo, puede provocar frecuentemente el cambio, la evolución y algunas veces la revolución. La fuente de los conflictos se encuentra en la posesión de los medios de producción y en la desigual distribución de la autoridad; autoridad que es un elemento social de integración. El conflicto puede ser factor sostenedor o destructor de la estabilidad social. Como dondequiera que haya vida, hay conflicto, éste es por esencia bueno y deseable. “La Iglesia se encuentra en el centro de un complejo de tensiones y conflictos que inciden tanto en los elementos estructurales de la sociedad global, como en las propias estructuras socio-religiosas”.
La Iglesia Católica en América Latina está afectada por procesos de socialización, de secularización y de liberación; procesos que, al interior de nuestra sociedad, exigen “múltiples modificaciones de índole estructural y funcional para instituciones religiosas como la autoridad, los símbolos rituales, las leyes eclesiásticas, la transmisión de la doctrina, etc.”

LA SECULARIZACIÓN

Según Friedrich Furstenberg, la sociología de la religión debe comprender el estudio de la tesis de la integración de la religión, como factor integrador al interior de la sociedad; la tesis de la compensación de las frustraciones y sufrimientos experimentados en el mundo profano; y la tesis de la secularización como tendencia de la sociedad contemporánea a encontrar su autonomía propia frente a los valores de la religión.
Lo genealógico o genético, lo clasista y la causalidad estructural son los criterios para interpretar la secularización. Lo genealógico es una reacción frente a los valores religiosos tradicionales o del pasado. El criterio clasista concibe la religión como instrumento para dominar a las clases menos favorecidas. En criterio de la causalidad estructural nos muestra que con el proceso de industrialización ahoga y prescinde de lo sagrado y de los valores religiosos.
El secularismo es la total descristianización, con un desplazamiento total de la creencia religiosa, sustituyéndola por una ideología que funciona como una nueva religión. “Cuando la religión resulta ser un elemento que no significa utilidad funcional para la integración y la dinámica de la sociedad, y por tanto pierde su credibilidad, la secularización se radicaliza en el secularismo”. La secularización no prescinde totalmente de los valores religiosos del pasado cristiano. La secularización es evolucionista, debido a su transformación social, sin suprimir el elemento religioso. Secularización no significa abolición de la religión, porque la sociedad sigue ligada a la subcultura religiosa y a la secular.
Elementos o variables del proceso de secularización: 1. La diferenciación: se crean valores científicos, tecnológicos y de competencia para ascender en la escala social. 2. La desacralización: relativización de valores y normas religiosas absolutas en el pasado. 3. La transformación funcional: las funciones que ejercía la institución religiosa pasan a ser desempeñadas por otras instituciones o ideologías, como, por ejemplo, en el caso del sicoanálisis que se encarga del estudio de la moralidad religiosa.
La secularización en América Latina pasa por el establecimiento de un nuevo orden social. “En un primer momento, la conciencia por establecer una auténtica justicia social lleva a actores de la sociedad a integrar partidos y organizaciones grupales que reclaman mejores condiciones de trabajo para las clases obreras… En una segunda fase, la ideología del cambio social estructural se va integrando a la praxis social de los grupos aún cristianos… En el tiempo presente se ha llegado a una nueva dimensión del proceso secularizador. Es el concepto de la liberación…”.

LA PERTENENCIA RELIGIOSA
Para la supervivencia religiosa es necesario que se tenga un sentido muy comprometido de pertenencia a la institución religiosa global. “A nadie se oculta que las relaciones de pertenencia a la institución religiosa están también condicionadas muy profundamente por factores externos a la índole eminentemente religiosa de la institución eclesial. Así, es fácil aceptar como hipótesis el conjunto de variables socio-económicas, socio-culturales y socio-religiosas que inciden en este fenómeno de la adhesión religiosa. A guisa de ejemplo, enunciamos las siguientes: la edad, el sexo, la educación, la religiosidad del colegio, la religiosidad de la familia, la clase social, las actitudes y el ejercicio de la autoridad por parte de la iglesia misma”.
Los siguientes son los hechos objetivos que demandan el interés por el estudio de la pertenencia religiosa: 1. Ante la secularización el creyente se interroga sobre los niveles de su originalidad y especificidad. 2. El hombre religioso se pregunta sobre la naturaleza misma de vínculo de pertenencia. 3. La proyección de la pertenencia religiosa en lo económico y lo político. Los sociólogos buscan establecer cuáles son los indicadores de la especificidad del vínculo de pertenencia religiosa.
¿Por qué se estudia la pertenencia religiosa? 1. Para saber qué sectores se desvinculan y cuáles permanecen fieles a la religión. 2. Para formular preguntas sobre las relaciones concretas con la iglesia. 3. Para determinar la proyección de la pertenencia religiosa en lo económico y lo político. 4. Para saber cuáles son los indicadores de la especificidad del vínculo de pertenencia religiosa.
Como la pertenencia se define en términos de socialización, en el concepto sociológico de pertenencia intervienen los siguientes elementos. 1. El carácter relacional. “La pertenencia entraña en sus objetividad un conjunto de relaciones que se tejen entre los individuos y el grupo institucional al interior del cual aquellos alcanzan su identificación”. 2. Mediante la socialización los valores culturales se concretan en normas y roles. “El rol, en efecto, es un componente del sistema social que define los diferentes módulos de pertenencia y de participación de los individuos respecto de las colectividades sociales”. 3. Proceso de socialización. “Este proceso de socialización capacita al individuo para aspirar voluntariamente a desempeñar algún rol dentro del grupo de acuerdo con el marco de objetivos propuestos por el mismo”. 4. Transformación social que objetiva intereses, fines, conceptos y actitudes de índole personal y subjetiva. “Es por tanto, la objetivación lo que hace que las opiniones e intereses pasen, o mejor, se transformen, de un plano personal a un plano supraindividual y objetivo del grupo”.
Para identificar y especificar la pertenencia religiosa existen algunos indicadores, como la adquisición de la cultura religiosa del grupo, la integración de lo religioso a la personalidad y la adaptación del medio social-religioso a niveles mental y afectivo.

LAS MOTIVACIONES RELIGIOSAS
Las motivaciones religiosas de una persona y de un grupo social están condicionadas por factores sicológicos, valorativos y sociológicos, políticos y culturales, de manera consciente e inconsciente. La religiosidad se expresa a través de las siguientes dimensiones: 1. La dimensión ideológica, expresada en la fe religiosa (valores doctrinales o visión del mundo y de Dios). 2. La dimensión ritual, en la que se manifiesta la praxis religiosa. 3. La dimensión de la experiencia religiosa, en la que se traduce la vivencia religiosa. 4. La dimensión intelectual, en la que se proyecta el saber religioso. 5. La dimensión consecuencial, que comprende la práctica religiosa.
Desde el punto de vista sociológico, la esperanza desempeña un rol importante en el proceso motivacional. “En efecto, el motivo por el cual el individuo o un grupo social decide aceptar el contenido de una religión y pertenecer a su forma institucionalizada, no es sino la proyección de la actitud de la esperanza. Quien se entrega a una práctica religiosa lo hace en función de algo que espera alcanzar, en función de un proyecto que al menos subjetivamente cree realizable… Es claro que la esperanza como actitud de índole sociológico es la resultante inmediata de la aceptación o rechazo de valores conceptuales, de conjuntos doctrinales, y de una determinada cosmovisión o fe”.  Las motivaciones religiosas pueden estar condicionadas según lo que se espere de la esperanza: 1. Esperanza encerrada en una religión que se encierra a sí misma. Ejemplo: el esoterismo o la escatología. 2. Esperanza de índole trascendente, así: A. Necesidad de huir de un mundo material para buscar la salvación.  B. Necesidad de esperanza de salvación mediante el cambio y la purificación del individuo y el grupo social. Ejemplo: Mesianismos, socialismo… C. Necesidad de transformaciones individuales y sociales en sus elementos materiales y espirituales. Ejemplo: Cristianismo.
Las motivaciones religiosas pueden ser:
1.    Motivaciones cosmobiológicas. Este tipo de motivaciones (las más importantes) son primitivas. “La característica fundamental de este tipo de motivaciones es el afán de satisfacer una serie de necesidades naturales del individuo planteadas por el cosmos y la vida natural, v. gr.: salud, éxito económico o afectivo; prevención de males cósmicos como las tormentas, la lluvia, las plagas, las inundaciones, etc… Las categorías sociales que ordinariamente sufren la irrupción de los factores motivacionales biológicos y cosmológicos son aquellas que mantienen un contacto más estrecho y más profundo con la naturaleza y que no han sentido consiguientemente el impacto de la ciencia y de la técnica del mundo industrializado”. En las motivaciones cosmobiológicas se buscar acudir a lo numinoso para servirse de sus fuerzas misteriosas. A nivel de la dimensión ideológica-religiosa. Su contenido específico pertenece al conjunto de valores religiosos típicos de las religiones cosmobiológicas. “En síntesis, la dimensión de los valores de la fe o de la cosmovisión religiosa, se puede reducir al animismo, marcado por el medio y la tendencia a la magia, el cual tendrá que generar una vivencia religiosa sellada profundamente por el providencialismo cuya característica es la confianza y la tendencia a la continua oración de petición”. A nivel de la dimensión ritual conducen “a privar el rito religioso de su condición mediacional auténtica, revistiéndolo por el contrario de características que deforman y distorsionan su significación primaria y original”, adquiriendo un carácter de neutralidad moral, ritualista del culto e individualista. A nivel de la dimensión de experiencia religiosa “se puede encontrar de una manera muy específica en la forma como se vive el providencialismo”. A nivel de la dimensión intelectual se aprecia “que el punto de partida de este tipo de religiosidad cosmológica lo constituye la ignorancia general y religiosa que no permite establecer el necesario deslinde entre lo natural y lo sobrenatural, entre lo profano y lo sacro, entre la primera causa y las causas segundas”. A nivel de la dimensión consecuencial se encuentra caracterizada por el animismo y el providencialismo. “Dios no tiene relación con el orden de la naturaleza; se le considera distante y ajeno a todo otro orden como el moral y el social”.  En esta dimensión las motivaciones cosmobiológicas tienen un carácter de amoralidad e individualista, carente de sentido de pertenencia a la institución religiosa.

2.    Motivaciones socioculturales. Este tipo de motivaciones son secundarias. Responden a los vínculos con los valores y normas culturales: profanos, naturales o religiosos. Estos vínculos o relaciones pueden ser espontáneas o naturales y racionalizadas. Las motivaciones socioculturales espontáneas son propias de los grupos sociales caracterizados como tradicionales y de las sociedades preindustriales. “La presión ambiental del grupo y la fidelidad al mismo, que nace más de la costumbre que de un acto consciente, son los factores que informan la conciencia de los individuos haciendo aparecer ante ella, como una misa realidad, el deber y la conformidad”. En cuanto a su dimensión ideológica, las motivaciones socioculturales espontáneas con la resultante y la determinante de actividades mentales frente a lo sacro. Respecto a su dimensión ritual se observa cómo la costumbre incorpora el ritualismo en el uso de gestos y ritos cultuales; gracias a la costumbre se ha introducido la cultura normativa como algo normal, y pretende sacralizar eventos sociales como el nacimiento, la iniciación, el matrimonio y la sepultura. En relación a su dimensión de experiencia y vivencia religiosa se establece un equilibrio logrado a través de la adopción espontánea de las costumbres religiosas impuestas por el contexto ambiental. Su dimensión intelectual o del saber religioso no permite un conocimiento exacto de los valores y enunciados de la fe. Su dimensión consecuencial muestra que toda la vida religiosa trata de identificarse con las costumbres y tradiciones religiosas; así mismo, que la religión no exige transformación ni conversión interior. Las motivaciones socioculturales racionalizadas incorporan valores religiosos al sistema de valores socioculturales del grupo, y por eso la iglesia aparece como institución cultual al servicio de la cultura. “La dimensión ideológica de la fe religiosa se expresa por el énfasis en aquellos valores y normas que revisten una funcionalidad dirigida a asegurar el orden tradicional… La dimensión ritual de este marco sociocultural atribuye gran importancia a la exuberante exterioridad de formas cultuales… En cuanto a la experiencia religiosa, es claro que en todas sus formas aparece ella determinada por la identificación que se hace entre racionalidad y religiosidad, entre sociedad nacional y sociedad religiosa… La dimensión intelectual o del saber religioso se configura en esta clase de motivaciones en unos enunciados más precisos sobre los valores religiosos…”. En su dimensión consecuencial no surge la preocupación de una verdadera transformación moral interior. “Lo que importa es defender ciertos principios concebidos como verdaderos y necesarios para conservar el orden tradicional… No existe, por tanto, el verdadero sentido de pertenencia a la iglesia en su originalidad específica”.

3.    Motivaciones esotéricas o escatológicas. Este tipo de motivaciones surgen de la angustiosa necesidad de salvación (“superación de la muerte y la adquisición de la supervivencia o inmortalidad”) y están configuradas por los siguientes elementos: *La muerte plantea el problema de la salvación, lo cual genera angustia. *La obsesión por salvarnos nos lleva a aceptar la moral y los valores religiosos. *La religión es una respuesta a los interrogantes sobrenaturales y el deseo de inmortalidad. Las motivaciones esotéricas pueden ser: *Las condicionadas por el concepto de salvación. *Las que entrañan un sentido de salvación trascendente. La dimensión de la fe religiosa responde a un Dios alejado del mundo; Dios está separado del mundo. “El divorcio absoluto entre lo sacro y lo profano se hace extender también al interior de la misma creación visible y material. Entonces aparece allí no sólo la distinción sino la ruptura absoluta entre cosas profanas y cosas sagradas. Es un dualismo que tiene una fuerte mordiente maniquea y que hace al hombre incapaz de descubrir el sentido de los valores temporales y asumirlos”. La dimensión ritual nos muestra que Dios sólo se conoce por medio de ritos. “La institución religiosa es concebida como la encargada de organizar el culto con fines marcadamente escatológicos, como si esa fuera la única razón de su presencia en el mundo”. En la dimensión consecuencial se encuentran las tendencias del individualismo predominio de un moralismo fundado en el temor de no salvarnos y la proyección asumida frente a la problemática social.

4.    Esotéricas transformantes. Se caracterizan por una valoración de la salvación a través de un proceso que demanda de un cambio permanente del mundo creado y visible y del interior de cada persona. Este proceso de transformación es político o revolucionario cuando no tiene en cuenta lo espiritual sino lo material, lo socioeconómico y lo cultural. Cuando el proceso busca un cambio liberador integral para la transformación de la estructura social involucra lo espiritual y lo sobrenatural.

LUIS ÁNGEL RÍOS PEREA
luvina1111@yahoo.com