viernes, 9 de enero de 2015

LA RELIGIÓN, UN PROBLEMA PARA FILOSOFAR




Nuestra condición humana nos plantea muchos interrogantes. “El filósofo se ocupa y se adentra en lo extraño y desconocido, no para encantarlo, sino para dejarse interrogar. Para instalarse en la pregunta. Para viajar hacia el misterio, que es una aventura hacia el interior del ser, porque el filósofo sabe que aunque podemos soportar todo tipo de soluciones, no podemos vivir sin problemas, pues, como decía Unamuno, lo más problemático de todo problema es la solución”[1]. Mientras que para las personas que carecen de espíritu crítico y no “filosofan”, muchos fenómenos, sucesos, eventos, circunstancias, hechos y “realidades” les parecen obvios, para el filósofo son un problema, generan múltiples preguntas, y las respuestas a éstas suscitan más preguntas, y el ansia de preguntar no se satisface con ninguna de las respuestas. “Una buena conferencia, una buena reflexión, una buena charla, no es donde encuentra respuestas; es donde sales con muchísimas preguntas. Porque las preguntas te hacen reflexionar, las preguntas te hacen cambiar, las preguntas te hacen entrar al camino de la búsqueda. Por eso es tan importante la pregunta en filosofía”[2]. Si sólo interesa el consumo y el mercado, ¿en qué momento nos surge la pregunta por el ser y otras preguntas, que son la esencia del quehacer filosófico? Si permitimos que la pregunta por el ser “despliegue su fuerza en nuestra vida y que la dirija, asumimos la actitud filosófica y despertamos al filosofar”[3]. El hombre es el único ser que se pregunta por el ser, el objeto mismo de la investigación filosófica. Germán Marquínez Argote señala que “toda respuesta es susceptible de ser de nuevo cuestionada por una nueva pregunta”[4]. El insaciable deseo de saber (de ahí su “amor por la sabiduría”) le impele a seguir preguntando hasta que muere… Heinrich Heine plantea poéticamente que “no dejamos de preguntarnos, / una y otra vez / hasta que un puñado de tierra / nos calla la boca. / Pero, ¿eso es una respuesta?

La inmensa mayoría de seres humanos que viven bajo el contundente y alienador poder religioso no preguntan y se preguntan: ¿Para qué sirve la religión? “Las religiones, todas, en cualquier lugar y momento, sirven para ese cometido. Pero no sólo ellas: el discurso común, reproductor de la ideología dominante, está igualmente a ese servicio. Desde el poder, de lo que se trata es de no permitir pensar, de hacer repetir perpetuamente e inducir a creer ‘lo que se debe creer’, aunque sea absurdo”[5]. Sin dudas, nuestra humana condición da para eso: somos muy manipulables, conservadores, miedosos (¿absurdos quizá?). “¿Creéis que en todo tiempo los hombres […] han sido mendaces, bellacos, pérfidos, ingratos, ladrones, débiles, cobardes, envidiosos, glotones, borrachos, avaros, ambiciosos, sanguinarios, calumniadores, desenfrenados, fanáticos, hipócritas y necios?’, preguntaba Voltaire”[6].

Así como se asigna, sin preguntar ni reflexionar, valor e importancia a la religión y a otros saberes irracionales, el filosofar posee un invaluable servicio, porque es un saber racional, riguroso, metódico, reflexivo, crítico, analítico y argumentado. Y no es que el filósofo sea un detractor o defensor de la religión; lo que ocurre es que éste, que va en búsqueda de respuestas, se pregunta por el fenómeno religioso en todo su fantástico y complejo universo, buscando desentrañar qué hay dentro de él. Por ejemplo, se pregunta por el insondable problema de Dios, no para negarlo o afirmarlo; lo que quiere saber es qué se esconde detrás de esta problemática que, gracias a nuestra cultura, nos inquieta. Se pregunta por el problema de Dios porque no le gustan las salidas facilistas: afirmarlo o negarlo porque otros ya lo han hecho. Cuando reflexiona sobre el insondable origen del universo no acude al facilismo, sosteniendo que éste fue creado por Dios; reflexiona y formula otras preguntas, indaga en las ciencias y otros saberes, no se atiene a la mera cosmovisión religiosa. Respecto al problema de Dios, el filósofo se zambulle en la profundidad de ese inquietante enigma, desde el punto de vista fenomenológico, ontológico, metafísico, epistemológico, antropológico, lingüístico, sociológico y psicológico. Su ansia desmedida de respuestas lo llevan a preguntar y preguntarse, mientras viva, tratando de allegar claridad a esta cuestión que ha influido y permeado hondamente al hecho religioso, que ha condicionado radicalmente la cosmovisión de una inmensa mayoría de seres humanos y su manera de ser y de estar en el mundo. Antes que acudir al facilismo de creer o no creer, la religión nos exige investigar en ésta, desde los puntos de vista histórico, teológico, fenomenológico, sicológico, antropológico, sociológico y filosófico. En síntesis, el filósofo, con su actitud de preguntar e investigar, pretende obtener claridad y acercarse a una comprensión más cercana a esta subjetiva “realidad” irracional lo más diáfanamente posible.


Yo creo en Dios” o “Yo no creo en Dios”. Son comunes estas expresiones coloquiales para las personas acríticas, que les gustan las cosas fáciles. Pero a quienes nos apetece pensar críticamente las ponemos en duda. Antes que afirmar o negar la existencia de Dios, nos preguntamos ¿qué es Dios?, ¿quién es Dios?, ¿cuál Dios: el de los judíos, el de los musulmanes o el de los cristianos?, ¿los dioses de los politeístas?, ¿el Dios de los monoteístas?, ¿Dios creó al hombre?, ¿el hombre creó a Dios?, ¿Dios creó al hombre a su imagen y semejanza?, ¿el hombre creó a Dios a su imagen y semejanza?... Aquí ya no se trata simplemente de afirmar o negar la existencia de un ente metafísico, sino de problematizar aquello que muchos se conforman con afirmar o negar. En las dos aserciones solamente se trata de expresar creencias (una afirmativa y otra negativa); es asunto de creer o no creer, y esto es fácil. Pero preguntar ¿qué es Dios?, ¿quién es Dios?  y formular otros interrogantes implica pensar, y pensar es difícil.

Debo aclarar que respeto el derecho a la libertad de conciencia, de cultos y de creencias religiosas. En aras del reconocimiento y respeto por las diferencias, soy tolerante con quienes disfrutan de este inviolable e inalienable derecho. Pero en mi condición de apasionado por la filosofía, el filosofar y el pensamiento crítico, libertario, contestatario, iconoclasta y controversial, y sobre todo como persona, también disfruto de mi derecho a la libertad de pensamiento, de opinión y de expresión para afirmar que, desde que nacemos, los agentes socializadores en general y la familia en particular, nos “encarcelan” en el hecho religioso, sin que la mayoría intente salir de esa “prisión” y sea capaz de reflexionar crítica y profundamente sobre el fenómeno religioso. Reflexionar no para combatirlo o “defenderlo”, sino para tratar de entenderlo. La filosofía no es religión ni la religión es filosofía. “Creer es lo contrario de pensar; por eso el mayor riesgo de la filosofía es la creencia en Dios”[7]. Aunque ciertos religiosos, “disfrazados de filósofos”, hayan intentado conciliar la razón con la fe, la filosofía no es compatible con la religión, ya que ésta se alimenta de saberes irracionales, míticos, mágicos, supersticiosos y fantásticos.

Muchos de los que filosofamos, no negamos la religión ni estamos en contra de ésta. Lo que ocurre es que no podemos “matricularnos”, declararlos seguidores o adoptar alguna religión, por cuanto estaríamos desconociendo otras religiones, que igualmente tienen sus dogmas y sus doctrinas. No se trata de creer o no creer; porque, para un filósofo, el fenómeno religioso es un inquietante problema de profunda hondura metafísica que le impele a reflexionar profunda y críticamente, para plantear preguntas en búsqueda de respuestas que le permitan dilucidar ese profundo e insondable misterio. Es tal la magnitud del problema que el filósofo explora en la fenomenología de la religión, la sicología de la religión, la sociología de la religión, la antropología de la religión, la filosofía de la religión y la historia de las religiones. Históricamente, la religión ha impuesto, evidente y subrepticiamente, los fundamentos conceptuales, metodológicos, epistemológicos, cultuales y simbólicos para legitimar el saber, la verdad, la justicia, el orden social y el condicionamiento espiritual. Y la religión, como relato legitimador de un componente de la realidad, ha establecido dogmáticamente su manera acomodaticia y pragmática de ser y de estar en el mundo de los creyentes. Es por eso que el fenómeno religioso requiere, de los intelectuales, investigación y reflexión crítica e iconoclasta. Quienes creen en lugar de pensar se dejar adormecer por aletargador efecto de las religiones. “Con tus teologías y tiquismiquis celestiales, has sido como el pícaro y desalmado cazador, que atrae con el silbato a los zorzales bobalicones para que se ahorquen en la percha” [8]. Nuestra conciencia crítica y libertaria no se amolda dócilmente a ningún tipo de creencia religiosa, porque estaríamos desconociendo la diferencia y la pluralidad.

La religión, sea cual sea su nombre y sus doctrinas, es un sistema de creencias, rituales, mitos, leyendas y cultos, cargado de elementos irracionales, alienadores y masificadores; un sucedáneo para las auténticas respuestas que nos ofrece el pensamiento filosófico. La religión nos dice cómo vivir, cómo comportarnos, nos infunde miedos, qué decir y qué hacer; es decir, nos condiciona y aliena. La filosofía, como saber riguroso, reflexivo, metódico, analítico, desmitificador, crítico y sistemático, reflexiona sobre el problema de Dios en el hombre y sobre Dios como problema para el hombre, con el ánimo de tratar de esclarecer estos problemas tan complejos e insondables.


El filósofo, como buscador de la verdad, no puede sustraerse a la indagación sobre el problema religioso. Comparto la perspectiva de algunos docentes de la Universidad Santo Tomás, respecto a que una dimensión tan importante para la existencia humana, como lo es la religión, merece tener un puesto destacado en la reflexión filosófica. El quehacer filosófico del profesor no puede privar al estudiante de la posibilidad de plantearse el problema religioso, con el propósito de que lo comprenda y no se deje alienar por el dogma religioso, sin saber para qué le sirve y qué respuestas le puede ofrecer para vivir una vida auténtica, pensando por sí mismo. “Jamás podemos claudicar al derecho de cuestionar una realidad tan profunda, arraigada y cargada de sentido para los humanos…Para los jóvenes es altamente sano y productivo tener la posibilidad de replantear una problemática que, de una forma u otra, ha estado tan ligada a la historia que vivimos y que, de igual manera, ejerce un amplio radio de acción, latente o manifiesto, en la vida de una persona… Las clases de filosofía son espacios preciosos para poder iniciar y configurar dicha búsqueda. No se trata de una respuesta absoluta, ni del poder de convicción coactivo sobre las personas que buscan afanosamente una respuesta a sus inquietudes religiosas. Tales respuestas categóricas y dogmáticas serían una forma de empantanar y dañar ese horizonte cuestionador, que tanta falta hace en nuestros jóvenes. La forma de afrontar el problema es ponerse a enfrentarlo. Es colocarnos en una postura de búsqueda reflexiva y de cuestionamiento sincero. Pero una aclaración. Sólo cuando se tiene conciencia de un problema aparece el verdadero problema. Queremos decir que si el cuestionamiento al fenómeno religioso no ofrece para nosotros ningún signo de preocupación ni de afanes, estamos muy lejos de plantearnos ciertos interrogantes, y, por lo tanto, nos aferramos a la ilusión de sentirnos seguros en lo que estamos. Cuestionar es soltar las anclas del puerto de la seguridad en donde creemos siempre estar. Es ir más allá de las posturas cómodas que nos marchitan la vida y nos anquilosan el espíritu. Es intentar estructurar una existencia plenamente humana, alejada de los dogmatismos tácitos y manifiestos que nos impiden avanzar creativamente en la historia”[9].

Como se puede colegir, la religión es un problema para filosofar, y solamente filosofando podremos cuestionarlo, refutarlo, rescatar algunos de sus elementos y descartar otros. La actitud filosófica nos permite allegar claridad racional al fenómeno religioso que tanto ha condicionado a la humanidad durante milenios, y que muchos aún, por fanatismo o mera creencia acrítica, no logran comprenderlo ni vivenciarlo como realmente es.

LUIS ÁNGEL RIOS PEREA


[1] PETER, Ricardo. Elogio de la inutilidad ¿Para qué "sirve" la Filosofía? http://www.monografias.com
[2] CORNEJO, Miguel Ángel. Para triunfar. www.todocaleta.com
[3] CRUZ VÉLEZ, Danilo. Filosofía sin supuestos. Sudamericana, Buenos Aires, 1970, p. 258.
[4] MARQUINEZ ARGOTE, Germán. Filosofía de la religión. Usta, Bogotá, 1996, p.178.
[5] Absurdo es lo carente de sentido.
[6] COLUSSI, Marcelo. Pensar es difícil… y no quieren que pensemos. http://www.aporrea.org
[7] PINEDA BOTERO, Álvaro. El reto de la crítica. Planeta, Bogotá, p. 216.
[8] VALERA, Juan. Pepita Jiménez. www.librodot.com
[9] MARQUÍNEZ ARGOTE, Germán y otros. Filosofía, perspectiva latinoamericana. Editorial Búho, Bogotá, 1989, p. 126

miércoles, 7 de enero de 2015

“UNO”, UNA MARAVILLOSA NOVELA EN EL UNIVERSO DE LA MECÁNICA CUÁNTICA



Introducción

A continuación hago una síntesis de la novela “Uno”, escrito por Richard Bach, la cual se desarrolla en tópicos del nuevo paradigma de la mecánica o física cuántica, que se opone a la física tradicional o mecánica clásica. Para comprender esta sencilla novela se requiere tener ciertos conocimientos sobre mecánica cuántica, ya que ésta rompe radicalmente con nuestra manera acrítica de percibir, interpretar y sistematizar la realidad.


Argumento

Cuando los esposos Bach (Richard Bach y Leslie Parrish) se dirigían a participar en una reunión de investigadores que exploraban las regiones limítrofes del pensamiento creativo: ciencia y conciencia, guerra y paz, el futuro de un planeta, extrañamente se desvaneció el entorno, quedando éstos fuera del espacio y del tiempo. Los dos volaban en su hidroavión sobre la ciudad de Los Ángeles, cuando escucharon una especie de gemido, seguido de un relámpago de luz amarrilla, una onda expansiva a su alrededor, y luego desapareció la ciudad y todo se desvaneció, quedando sólo el firmamento y el mar azul.

En estas circunstancias realizaron diversas visitas a varios sitios, penetrando en mundos y vidas paralelas, para encontrarse con su pasado y su futuro, donde dialogaron, compartieron e interactuaron con algunas personas (incluso con sus “yo alternativos” más jóvenes y más viejos) y reflexionaron sobre la intuición, el sentido de vida, las ideas, el indeterminismo, el destino, el tiempo, las elecciones, la guerra, la paz, los talentos, el amor, el yo alternativo, el miedo, el armamentismo, la vejez, la muerte, la patria, la responsabilidad, los mundos alternativos, la vida, la juventud y el poder de decidir por sí mismos.

Estuvieron fuera del espacio y el tiempo durante tres meses en esas circunstancias, sin saber con precisión si estaban vivos o muertos, despiertos o soñando, viviendo una realidad o imaginándola. “Permanecimos suspendidos en pleno aire durante tres meses, encerrados en una dimensión donde no existe el tiempo ni el espacio, aunque a veces parece que sí existen, y hemos descubierto que todas las personas son aspectos distintos de todas las demás personas porque la conciencia es una, y además el futuro del mundo es subjetivo y nosotros determinamos que va ocurrirle al mundo según las elecciones que pongamos en práctica para nosotros mismos…”

Descubrieron que todos somos uno. Las personas sólo se diferenciación entre sí por ser expresiones libres de una misma unidad. Todo el mundo tiene un infinito número de vidas y todas se desarrollan simultáneamente. “A cada instante, el mundo que conocemos se divide en un número infinito de otros universos, con distintos futuros y distintos pasados”. Todo el mundo tiene un infinito número de vidas y se desarrollan simultáneamente.

Reconocieron que, a pesar de los misterios, en el mundo nada era nuevo. “Nosotros no hemos realizado ningún nuevo descubrimiento. Cualquiera que haya leído algo de mecánica cuántica, cualquiera que haya jugado con el gato de Schrödinger… para los físicos la distinción entre pasado, presente y futuro no era más que una ilusión, por muy pertinaz que sea... La luz se dobla: el espacio se alabea; un reloj en un cohete funciona más despacio que el mismo reloj en casa; divide una partícula y obtendrás dos del mismo tamaño que la inicial; dispara tu rifle a la velocidad de la luz, y la bala no saldrá del cañón…” Richard reconoció que por eso era que le fascinaba la física, la mecánica cuántica y la inexistencia del tiempo. Aceptó que no hay vidas pasadas, ni vidas futuras, ni nada predeterminado. Que el destino nos empuja sólo a donde uno quiera y depende de nosotros, que somos quienes decidimos. Richard reflexionó que si los psíquicos que tratan de recordar vidas siguen el rumbo que creen correcto, por qué no utilizar ese poder para viajar a otros mundos alternativos.


Resumen

La primera visita la realizaron al edificio donde se encontraron con ellos mismos, 16 años atrás, el día en que se conocieron. Richard y Leslie adultos les dijeron a Richard y Leslie jóvenes que se enamoraran  y permanecieran siempre juntos para evitar las complicaciones que ellos habían tenido por no haberse enamorado cuando se conocieron.

Al terminar esta extraña visita y encontrarse de nuevo en su hidroavión, encuentran a una mujer, escondida dentro de la aeronave, que dice llamarse Pye, afirmando que ella era con respecto a Richard y Leslie, lo que ellos eran con respecto a los jóvenes Richard y Leslie, pero varios millares de veces. Les aclaró que ella era ellos mismos. “No en vuestro futuro, sino en ahora alternativo”.

Richard y Leslie le explicaron lo que les había sucedido cuando volaban.  “Estábamos a punto de aterrizar en Los Ángeles, de pronto, hubo una especie de zumbido y la ciudad desapareció, así por las buenas. La civilización se hace humo en medio segundo y nos encontramos solos sobre un océano que no existe en el planeta Tierra, y cuando aterrizamos nos hemos convertido en unos fantasmas que contemplan su propio pasado, las personas que éramos cuando nos conocimos, y nadie puede venos salvo ellos… y podemos atravesar paredes…”

Pye les explicó que donde estaban, más que un lugar, “éste es un punto de perspectiva”. Lo que les ocurrió, según Pye, tenía que ver con la electrónica, y allí no existía el tiempo. Ellos sólo creían moverse, porque únicamente se movían en la conciencia. “Tiempo es el nombre que damos al movimiento de la conciencia. Todos los acontecimientos posibles que pueden ocurrir en el espacio y el tiempo ocurren ahora, a la vez, simultáneamente. No existe pasado, no existe futuro, tan solo el ahora, aunque debemos utilizar un lenguaje basado en el tiempo para poder conversar. Es como la aritmética. En cuanto conoces el sistema, sabes que todo problema numérico está ya resuelto. El principio de la aritmética ya sabe cuál es la raíz cúbica de seis, aunque nosotros podemos necesitar lo que denominamos tiempo, siquiera sean unos pocos segundos, para averiguar lo que siempre ha existido… El pasado y el futuro no dependen del año en que nos encontramos… Depende de lo que elijamos contemplar”. Pye les indicó que en ese instante, ellos, se encontraban inmovilizados en el tiempo.

Pye les dijo, además, que todo aquello que puede suceder ya ha sucedido, porque no existe pasado, ni tiempo. Tenemos infinitas posibilidades de elección. “Nuestras elecciones dan lugar a nuestras experiencias, y con la experiencia comprendemos que no somos las pequeñas criaturas que creemos ser. Somos expresiones interdimensionales de la vida, espejos del espíritu”.

Les comunicó que ellos volaban sobre un dibujo imaginario elaborado en el suelo marino, sobre un diseño psíquico, una metáfora. El dibujo eran las elecciones de Richard y Leslie; representaba el camino que habían seguido, los desvíos posibles que habrían podido tomar. Habían tomado otras vidas paralelas, otras vidas alternativas. Cuando volaban hacia lo alto ganaban perspectiva. “Podemos ver todas las elecciones, bifurcaciones y encrucijadas. Pero cuanto más bajo volamos, más perspectiva perdemos. ¡Y cuando aterrizamos, nuestra perspectiva sobre todas las demás posibilidades desAparece por completo! Nos encontramos en los detalles; los detalles del día, de la hora, del minuto… Y las vidas alternativas quedan olvidadas”. Esto los obligaba a volar de aquí para allá en su hidroavión para visitar sus identidades alternativas.

Según Pye, en el diseño nada ocurre al azar, nada ocurre sin ninguna razón, y encierra todas las posibilidades. “Es como un libro: todo acontecimiento es una palabra, una frase, parte de una historia interminable. Todas las letras permanecen para siempre en la página. Es la conciencia la que cambia, eligiendo lo que va a leer y lo que va a pasar por alto”.

Pye les aclaró que en el espaciotiempo, nada existe en realidad. “El diseño es una ayuda visual que vosotros habéis imaginado, en vuestra forma de entender las vidas simultáneas. Cuando aterrizáis, cuando vuestro avión flota sobre el dibujo y hacéis de observadores, os convertís en fantasmas en vuestros mundos alternativos. Podéis aprender de vuestros distintos aspectos sin necesidad de tomar su entorno por real. Cuando habéis aprendido lo que tenéis que aprender, recordáis el hidroavión, empujáis la palanca del acelerador hacia delante y os eleváis en el aire, de nuevo con vuestra grandiosa perspectiva… Existen tantas metáforas para las vidas en el espacio tiempo cómo disciplinas que os atraigan. Si os gustara la fotografía, vuestra metáfora habría podido consistir en los niveles de enfoque. El enfoque hace que un punto aparezca con claridad y todo lo demás borroso. Enfocamos una vida y creemos que es la única que existe. Pero todos los restantes aspectos borrosos, los que tomamos por sueños y deseos y posibilidades no cumplidas, son tan reales como cualquier otra cosa. Nosotros decidimos a dónde enfocar”.  Pye les dijo que en el universo sólo hay una vida. Pye les aclaró que no tenían mapas de vuelo para guiarse. La guía es la intuición, un nivel que sabe todo lo que hay que saber. “Buscad ese nivel, pedidle que os guié y confiad en que seréis conducidos allí donde más necesitáis ser”.

Luego visitaron a la madre de Leslie en una época en que ésta estaba más joven y muy delgada. Leslie quería que fuera modelo. “No quiero ser modelo. Y me asusta luchar si eso es lo que debo hacer para dedicarme a lo que amo”.  Leslie felicitó a Leslie joven porque a tan temprana edad ya había descubierto lo que le gustaba: la música. La determinación, el amor y el esfuerzo son capaces de elevarnos sobre la pobreza y la desesperación. “Las decisiones son tuyas, incluso más de lo que supones”, dijo Leslie a la joven Leslie, y agregó: “Si no abandonas nunca lo que de verdad te importa, si te importa tanto que estás dispuesta a luchar con todas tus fuerzas para conseguirlo, te prometo que tendrás mucho éxito en la vida. Una vida dura, porque la excelencia no es fácil, pero una vida buena”. 

Leslie le contó que si se hubiera decidido por la carrera de modelo, habría tenido muchas dificultades; que trabajó en cine, pero que no fue feliz con su trabajo. Tuvo éxito, pero sintió que ese no era su lugar. “Nunca tuve una determinación clara de triunfar”.  Al renunciar a la música había renunciado a su oportunidad de vivir una vida gozosa y pacífica haciendo lo que en realidad amaba. “¿Qué debo hacer?”, preguntó la joven Leslie. “Eres la única persona del mundo que puedes contestar esta pregunta”, le dijo Leslie, y recomendó que averiguara “lo que de verdad quieres, y hazlo. No malgastes 20 años de tu vida en vivir a base de decisiones por inhibición cuando tienes la posibilidad de decidir en este mismo instante el avanzar en la dirección de tu amor. ¿Qué es lo que verdaderamente quieres?”.  Leslie joven respondió: “Quiero aprender. Quiero ser excelente en lo que haga. ¡Quiero darle al mundo algo especial!... Quiero ser feliz. No quiero ser pobre… Quiero que exista alguna razón para vivir, algún principio capaz de guiarme tanto en los malos tiempos como en los buenos. Y no se trata de la religión, porque ya lo he intentado, te aseguro que sí, y en vez de respuestas sólo saben decirme “has de tener fe, hija mía”.

Después visitaron una base de la Fuerza Aérea. Allí estaba Richard como teniente de aviación, 30 años atrás. Richard le dijo que venía para evitar que cometiera errores, “experiencias de aprendizaje imprevistas”. El peor error que había cometido el teniente Richard fue unirse a los militares, porque lo utilizaron para lanzar bombas. “Eres personalmente responsable de todos los hombres, mujeres y niños que matáis con este aparato”. El teniente repuso que él tan solo cumplía órdenes. Richard replicó: “La guerra no es una excusa, las fuerzas aéreas no son una excusa, las órdenes no son una excusa. Cada uno de estos asesinatos te costará hasta el momento de tu muerte; todas las noches te despertarás gritando, matándolos de nuevo, una y otra vez”. El teniente dijo que lo hacía por la libertad de su patria, pero Richard le explicó que eso le decían a todos los soldados, pero los utilizaban como carnadas. “Te azuzan para que sigas: ¿Eres lo bastante bueno? Te adulan: ¡Piloto de élite! ¡Tirador de primera! Te envuelven en banderas; te prenden unas alas sobre el bolsillo, unos galones en los hombros y te cuelgan unas medallas con cintas de colorines por hacer exactamente lo que dicen aquellos que mueven tus hilos”. Richard reflexionó que “únicamente podemos transformar nuestras vidas en esa eterna fracción de segundo que es nuestro ahora. Si nos alejamos un instante de este ahora, la decisión la toma algún otro”.

Richard le preguntó al teniente Richard si en las fuerzas aéreas enseñaban ética. “¿Has tenido alguna asignatura que se llamara Responsabilidad de los pilotos de cazas? ¡Nunca la has tenido, y nunca la tendrás! Las fuerzas aéreas te dicen: cumple las órdenes, haz lo que te mandan. Tu patria, con razón o sin ella. No te dicen que tienes que vivir con tu conciencia, con razón o sin ella…”

Teniendo en cuenta que las ideas constituyen nuestro crecimiento, inquietud y alegría, tensión y liberación, Richar y Leslie quisieron saber de dónde provienen las ideas. Así, el diseño los condujo a la fábrica de las ideas, donde hallaron a Tink (el hada de los sueños), otrora mecánico del avión de Richard y maestro de zen. Atkin, otro de los habitantes del lugar, les habló de “la dificultad de elegir alternativas correctas”, y de lo importante que resulta apartarse de “nuestro concepto de lo que es mejor…” y de que si realmente sabemos qué es lo mejor. Sobre un cristal de ideas se podía leer: “Un cambio minúsculo hoy nos conduce a un mañana asombrosamente distinto. Grandes recompensas esperan a aquellos que eligen los altos caminos difíciles, pero tales recompensas están ocultas por los años. Todas las elecciones se efectúan a ciegas, sin ninguna garantía por parte del mundo que nos rodea. La única manera de no enfrentarse con decisiones temibles es abandonar la sociedad y convertirse en un ermitaño, pero ésa es ya una decisión temible. El carácter se forma siguiendo nuestro más elevado sentido del bien, confiando en nuestros ideales aun sin tener la certeza de que darán resultado. Un reto que nos plantea nuestra aventura en la tierra es el de elevarnos sobre los sistemas muertos –guerras, religiones, naciones, destrucciones-, negarnos a formar parte de ellos y dar expresión al ser más elevado que sabemos cómo llegar a ser”. Leslie concluyó que “nadie puede resolver los problemas de una persona cuyo problema es que no quiere ver resueltos sus problemas… Da igual cuán preparados estemos y cuán dignos seamos; jamás alcanzaremos una vida mejor hasta que seamos capaces de imaginarla por nosotros mismos y nos permitamos vivirla”.

El cristal decía, además, que “todo comercio es la expresión de una idea y una opción… todo lo que estás viendo y tocando fue antes una idea invisible hasta que alguien optó por darle cuerpo. Si en otras creencias del tiempo y del espacio encontramos algún yo alternativo en estado de necesidad no podemos darle dinero, pero sí ideas capaces de convertirse en fortunas, si es ésa la opción que toma… Una vida fácil no nos enseña nada. Al fin de cuentas, lo que importa es aprender: lo que hemos aprendido y cómo hemos madurado… Podemos vivir con excusas o podemos vivir con salud, amor, longevidad, comprensión, aventura, dinero, felicidad. Diseñamos nuestras vidas por el poder de nuestras elecciones. Nos sentimos indefensos cuando tomamos decisiones por inhibición, cuando no diseñamos nosotros mismos nuestras vidas… Cada uno de nosotros, cuando empieza una vida, recibe un bloque de mármol y las herramientas necesarias para hacer de él una escultura. Podemos arrastrarlo detrás de nosotros sin tocarlo, podemos machacarlo hasta convertirlo en un montón de grava, podemos darle una forma gloriosa. Todas las demás vidas nos dejan su ejemplo para que lo tengamos en cuenta, obras acabadas e inacabadas, que nos guían y nos advierten. Cerca ya del final, nuestra escultura está casi acabada y podemos suavizar y pulir lo que comenzamos años antes. Es entonces cuando podemos realizar los mayores progresos, pero para ello hay que saber ver más allá de las apariencias de la edad”. Richard reflexionó afirmando que nosotros mismos generamos nuestro entorno. “¿Cómo podemos quejarnos de la vida que hemos creado? ¿Quién, más que nosotros, debe cargar con las culpas y llevarse el mérito? ¿Quién puede cambiarla en cualquier momento en que así lo decida, salvo nosotros?”.

Seguidamente visitaron un campamento donde estaba Atila, rey de los Hunos. Dijo que Dios le ordenaba limpiar la tierra de infieles e imperialistas como los romanos. Richard le recriminó por alienar a sus seguidores con esa mentira. “Si crees que el poder se funda en el miedo, te unes a los que comercian con el miedo. No es una compañía muy agradable. ¡Qué inmenso error para un hombre de tu talento! Si este talento lo aplicaras… Toda persona enfurecida es una persona asustada, temerosa de sufrir alguna pérdida”. Atila dijo que había recibido orden Dios de odiar  y destruir en vez de amar. Reconoció que tenía miedo porque estaba solo en este mundo demente. “¡El amor no existe! ¡Dios es maldad, Dios es crueldad! Y para reinar debo ser más cruel que Dios. Dios ordena: ¡mata o muere!” Leslie le preguntó a Richard qué significado tenía todo esto. “Sabemos que los acontecimientos son simultáneos, pero, ¿crees que la conciencia puede evolucionar? Por una vez en la vida has permitido que el gobierno te entrene para ser un asesino. Ahora eso sería imposible. ¡Has cambiado, has evolucionado!”. Richard reconoció que Atila hacía parte de él. Leslie también aceptó lo mismo y agregó que tal vez Atila formaba parte de todos aquellos que alguna vez han tenido un pensamiento asesino.

Momentos después el diseño los llevó a donde se encontraba Jean-Paul leClerc, un eremita que poseía unos manuscritos, en los que se podía leer. “Sois criaturas de luz. De la luz habéis venido, a la luz iréis, y a vuestro alrededor, rodeándoos es todo momento, está la luz de vuestro ser infinito… Por elección vuestra moráis ahora en el mundo que habéis creado. Lo que encerráis, en eso os convertiréis. No temáis ni desmayéis ante esa ilusión que son las tinieblas, ante ese disfraz que es el mal, ante ese cascarón vacío que es la muerte, pues éstos son los desafíos que habéis elegido. Son las piedras sobre las que habéis elegido afilar la cortante espada de vuestro espíritu. Sabed que estáis constantemente envueltos por la realidad del amor, y que en todo momento disponéis del poder transformar vuestro mundo por medio de lo que habéis aprendido… Sois la vida que inventa formas. Ni la espada ni los años pueden mataros más de lo que os matarían los umbrales por los que pasáis de una a otra habitación. Cada habitación os entrega su palabra para que la pronunciéis, cada paso os da su canción para que la entonéis”. El ermitaño dijo que en esos manuscritos  encerraban la llave de la verdad para aquel que quiera leerlos.

La siguiente visita la hicieron a Tatiana e Iván Kirilov, en Moscú, durante la “Guerra Fría”. Los dos se quejaron de la excesiva burocracia soviética. Se lamentaron de que el gobierno gastara tanto dinero en armas para esta “guerra”. Richard les aclaró que su país no gastaba dinero en armas, sino que era muy astuto porque su supuesto armamento moderno no era más que pura apariencia: los misiles solamente tenían cabezas nucleares; lo demás era sólo cartón y pintura. La intención de Estados Unidos no era bombardear a los soviéticos, sino arruinarlos haciéndolos comprar piezas de cohetes. Richard les dijo: “Podéis quedaros desarmados tranquilamente. Nosotros no podemos atacar porque nuestros misiles tienen serrín en lugar de motores… Escuchadme los dos: la primera ley del Capitalismo es crear consumidores. ¿Habéis creído que, ni por un instante, desperdiciaríamos unos valiosos consumidores y perderíamos los ingresos de la industria cosmética y de la publicidad?”. Iván admitió que la URSS también tenía sus secretos. “Para vencer en la carrera de armamentos, necesitamos que los Estados Unidos nos subestimen, que no se fijen en los cambios. Los Estados Unidos deben creer que, para la Unión Soviética, la ideología es más importante que la economía… A los comunistas también les gusta el dinero”. Richard resaltó los errores de la política soviética y aceptó los de la política de su país. “Vosotros sacrificáis la libertad en beneficio de la seguridad, y nosotros sacrificamos la seguridad en beneficio de la libertad. Vosotros no tenéis pornografía y nosotros no tenemos leyes que impidan viajar libremente”.

Luego de este encuentro, Richard y Leslie reconocieron que los soviéticos eran personas como las demás, que se esforzaban, como ellos, por encontrar sentido a la vida. No eran los integrantes del “imperio del mal” como les habían tratado de convencer en su país. Así los temores desaparecieron.

Después aparecieron dentro de un avión de combate en una competición de Juegos Aéreos en China, politado por Linda Albrighte, un yo alternativo de Leslie. Al aterrizar pidieron explicaciones a Linda, quien les dijo que un mundo sin guerras, era aburrido. Pero esa guerra esa una metáfora para referirse a las competencias deportivas. Richard dijo que un mundo con guerras es estúpido. “Miles de personas mueren, millones incluso. Nuestra política nos da miedo, nuestras religiones nos enfrentan unos con otros”. Linda aseguró que en los Juegos Aéreos, como en la guerra, había muertos. “Una industria que mueve millones de millones no va a detenerse por culpa de alguno que otro accidente”.

Posteriormente, el diseño los llevó a un planeta deshabitado. Allí encontraron a Mashara, quien se dedicaba a rescatar planetas que la humanidad había destruido tiempo atrás. Se definía como un ordenador. “Yo soy vosotros en mi dimensión… Mi espacio tiempo es paralelo al vuestro. Un planeta distinto, un sol distinto, una galaxia distinta, un universo distinto, pero un mismo ahora… Un ser humano es una expresión de vida, que lleva luz y refleja amor en cualquier dimensión que elija tocar, en cualquier forma que elija adoptar. La humanidad no es una descripción física, sino un objetivo espiritual. No es algo que nos venga dado, sino algo que nos hemos de ganar”.

Luego visitaron el lago Healey alternativo. Allí estaba Pye. Les dijo que la realidad no tiene nada que ver con las apariencias, con nuestra limitada forma de ver. “La Realidad es el amor expresado, un amor puro y perfecto, sin restricciones de tiempo y espacio… ¿Os habéis sentido alguna vez tan a una con el mundo, con el universo, con todo lo que existe, como para quedar abrumados de amor? Eso es la realidad. Eso es la verdad. Lo que hagamos con ella depende de nosotros, al igual que la pintura del amanecer depende del artista. En vuestro mundo, la humanidad ha vuelto la espalda a este amor. Movida por sus mezquinas razones, vive en el odio, las luchas por el poder y la exploración de la propia tierra. Continuad así y nadie verá salir el sol. El amanecer existirá siempre, desde luego, pero la gente de la Tierra no sabrá nada de él y, por último, hasta las leyendas sobre la belleza desaparecerán de vuestra memoria… Supongamos que estamos viviendo en un lugar horrible: la Ciudad de las Amenazas. Cuanto más tiempo vivimos en ella, menos nos gusta. Hay violencia y destrucción, no nos gustan sus habitantes, no nos gustan sus decisiones, no estamos bien allí. ¡La Ciudad de las Amenazas no es nuestro hogar!... Así pues, un buen día hacemos las maletas y nos marchamos en la búsqueda del Pueblo de la Paz… Encontramos un hogar en Paz y, conforme empezamos a conocer a la gente, descubrimos que comparten los mismos valores que nos han llevado a nosotros allí. Cada uno de sus habitantes ha buscado un camino personal, ha seguido su propio mapa hasta este lugar donde la gente ha elegido el amor, el gozo y la amabilidad, con ellos mismos, con su población y con la tierra… Los habitantes de Paz han aprendido que el odio es amor que desconoce los hechos… La gente de la Ciudad de las Amenazas es libre de buscar su propia destrucción, y nosotros somos libres de buscar la paz... Del mismo modo que vosotros sois uno con la persona que erais hace un segundo o hace una semana, también sois uno con la persona que fuisteis hace una vida, con la que sois en otra vida alternativa o con la que seréis dentro de cien vidas en lo que llamáis vuestro futuro”.

El diseño los trasladó a un bar donde estaban ellos más viejos. El se llamaba Dave y ella Lorraine. Dave, el yo alternativo de Richard, se veía amargado y angustiado. Hablaban de su pasado. Dave dijo que si tuviera hijos le diría que pensaran bien todo. “¿Realmente quiero hacer esto? No importa lo que hagas, sino que tú quieras hacerlo… Les diría que no es nada agradable llegar a tus últimos seis meses de vida y no saber qué se ha hecho de lo mejor que habrías podido ser, qué se ha hecho de lo que de verdad te importa. Les diría que nadie decide dejarse llevar por… la mediocridad. Pero eso es lo que ocurre cuando no se reflexiona bien en todo lo que se hace, cuando cada decisión, por pequeña que parezca, no es la mejor que uno sabría tomar”. Richard se preguntaba si estaba orgulloso de sí mismo. “¡He dedicado mi vida a convertirme en la persona que soy ahora! ¿Vale la pena el precio que he pagado?”

Visitaron un gemelo idéntico a Rcichard, muy deprimido porque Leslie lo había abandonado. “Dijo que si no me iba yo de casa, se iría ella. Que ya no podía soportarme. Quizá yo me he abandonado un poco, pero es ella la que ha roto el matrimonio”. ¿Por qué?, preguntó Richard. “¡Menudencias, ha sido todo por menudencias! Hay una auténtica montaña de trabajo: impuestos, contabilidad, películas, libros y mil solicitudes y ofertas que no cesan de llegar de todo el mundo. Son cosas que deben hacerse, y hacerse bien, según ella, con que se lanza de cabeza sin detenerse a respirar. Trabaja como una loca. Hace años me prometió que mi vida nunca volvería a ser el caos que era antes de que nos conociéramos”. Richard le recomendó cambiar su estilo de vida y su forma de manejar su relación con Leslie. Así lo hizo el gemelo, y recuperó a Leslie.

En un momento indeterminado Richard tuvo la impresión de haberse estrellado en el hidroavión, y estuvo un instante tendido sobre la tumba de Leslie. Reflexionó sobre la muerte y las promesas de amarse con Leslie. Leslie tuvo la impresión de haber muerto. Se encontró con su amigo Hy Feldman, el cual había muerto hacía tres años antes a causa de un cáncer por fumar. Leslie le dijo que estaba muerta lo mismo que Richard. Hy Feldman, que estaba con Ronni (un hermano de Leslie, muerto en accidente 30 años atrás), le dijo que no se preocupara, ya que Richard estaba vivo y pronto se reunirían. Tiempo después aparecieron los dos en el hidroavión, y se dieron cuenta que estaban vivos y juntos para siempre.

Seguidamente, cuando intentaban salir del diseño, aparecieron nuevamente en la ruta aérea que llevaban con destino al lugar de la conferencia, sin ningún inconveniente, sin ningún contratiempo. El controlador aéreo no se sorprendió ni les preguntó dónde habían estado, porque el tiempo no había transcurrido. Leslie se preguntó: “¿Y si todo es cierto? ¿Y si verdaderamente todo el mundo es otro aspecto de nosotros, y nosotros somos otro aspecto de ellos? ¿Cómo afectará eso a nuestra forma de vivir?”

LUIS ÁNGEL RÍOS PEREA