viernes, 23 de mayo de 2014

CLARIDAD CONCEPTUAL PARA QUE ENTIENDAN LO QUE HABLAMOS




Oyendo a “conferencistas”, asistiendo a “Escuela de Padres” en colegios, leyendo libros y revistas, viendo televisión y escuchando emisoras se puede apreciar que, en muchas ocasiones, los expositores carecen de claridad conceptual, es decir, no tienen precisión semántica de algunas de las palabras o términos con que se expresan o elaboran sus construcciones lingüísticas, sus artificios del lenguaje o su praxis comunicativa.

Una de las confusiones más frecuentes que he podido detectar es la que tiene que ver con la imprecisión semántica en los conceptos de sexo, sexualidad y genitalidad, que, aunque tengan íntima y estrecha relación, son semánticamente diferentes. Algunos identifican sexo con genitalidad o sexo con sexualidad. Sexo significa diferencia. “Condición orgánica, masculina o femenina, de los animales y las plantas”[1]. El agregado de características físicas y psicológicas propias de cada sexo es lo que conocemos como sexualidad. Y ésta se define como el “conjunto de condiciones anatómicas y fisiológicas que caracterizan a cada sexo”[2].

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la sexualidad humana se define como: "Un aspecto central del ser humano, presente a lo largo de su vida. Abarca al sexo, las identidades y los papeles de género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción y la orientación sexual. Se vive y se expresa a través de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, conductas, prácticas, papeles y relaciones interpersonales. La sexualidad puede incluir todas estas dimensiones, no obstante, no todas ellas se vivencian o se expresan siempre. La sexualidad está influida por la interacción de factores biológicos, psicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales, éticos, legales, históricos, religiosos y espirituales".

PROFAMILIA, con el ánimo de precisar el concepto de sexualidad, nos dice lo siguiente:
La sexualidad es un aspecto de la vida de todos los seres humanos y está relacionada con la capacidad de sentir placer, nace con nosotros y se muere con nosotros e involucra aspectos físicos, sentimentales y emocionales. Esto quiere decir, que la sexualidad está relacionada con nuestra forma de ser, de pensar, de sentir, de actuar y de relacionarnos con otras personas y con nosotros mismos.
De acuerdo con Sigmund Freud, la sexualidad rodea todo lo que somos, es por esto que la sexualidad no es una “cosa” que aparece de pronto en las personas adolescentes, jóvenes o adultas. La crianza y la educación, así como la edad, la cultura, la región geográfica, la familia y la época histórica inciden directamente en la forma en que cada persona vive su sexualidad.
Sucede con frecuencia que el concepto de sexualidad se confunda con los conceptos de sexo o relaciones sexuales, lo cual limita la vivencia de la sexualidad únicamente al contacto genital, pero, además del placer, el sexo y las relaciones sexuales, la sexualidad comprende aspectos como el afecto y las relaciones humanas. Por ejemplo, el afecto que una persona siente por sí misma, también llamado autoestima, así como el afecto hacia otras personas hacen parte de la sexualidad[3].
Si la sexualidad “nace con nosotros”, ¿por qué motivo algunos “conferencistas” etiquetan sus disertaciones o exposiciones con el equívoco rótulo de “La Sexualidad precoz”? ¿No será acaso más conveniente titularla, en aras de la precisión semántica, “La Genitalidad Precoz”? Si la sexualidad “nace con nosotros”, ¿cómo puede ser precoz? Lo que sí puede ser precoz es la genitalidad, el coito, la cópula, el apareamiento, el acople genital, el yacimiento carnal, el ayuntamiento carnal, las relaciones íntimas, las relaciones sexuales…

La genitalidad hace referencia al aspecto más corporal de la sexualidad en estrecha relación con los genitales. “La genitalidad es un concepto parcial del sexo del individuo y de su conducta sexual, reduciendo ambos conceptos al aspecto anatómico fisiológico de los órganos genitales o reproductores, entendiendo principalmente: el pene en el varón y la vagina en la mujer”[4]. El concepto de sexualidad engloba el de genitalidad, “ya que contempla otros aspectos definitorios de la vida sexual como son elementos culturales, emocionales, sociales, hormonales, etc.”[5]. Inclusive hay quienes reducen la relación sexual al mero acto coital. Sin embargo, ésta involucra, además del coito o genitalidad, las miradas, los gestos, las caricias, los susurros… enfocados en la búsqueda del placer.

La genitalidad es un componente de la sexualidad, que no se puede reducir al simple acto mecánico del coito. Los demás aspectos o dimensiones de la sexualidad, entre otros, son: el amor, la autoestima, los valores, el respeto por uno mismo, la comunicación y la aceptación y reconocimiento de las diferencias.

Así las cosas, cuando nos referimos a lo que somos, estamos expresando el concepto de sexo, y este término quiere decir simplemente diferencia, ya sea biológica, anatómica o mental que caracterizan tanto al hombre como a la mujer; o sea la determinación de la identidad sexual. Sexo es lo que somos y no lo que hacemos. Muchos conciben el sexo como lo que hacemos y no como lo que somos. Si sexo es lo que somos, sexualidad es la expresión de lo que somos, la expresión de nuestras diferencias. La sexualidad es la persona con sus pensamientos, sentimientos y acciones como hombre o como mujer; es el ser humano en la totalidad de su expresión vital. Según la psicóloga Cecilia Cardinal de Martín, “es una manera de relación de la persona consigo misma y con las demás personas y, si bien tiene bases biológicas comunes, es única, cambiante y relativa, como única, cambiante y relativa es la existencia humana, hace parte de su vida de sentimientos, de su vida afectiva y de su vida de acción. En resumen, es un compromiso existencial”[6].

Sexo se relaciona con género, que lo podemos entender como “la construcción sociocultural de la masculinidad y feminidad a partir de las diferencias biológicas, a la atribución simbólica de características, posibilidades de actuación y valoración diferentes a las mujeres y a los hombres”[7]. Género o perspectiva de género, según Diana Britto Ruiz, se refiere a identificar, estudiar y transformar cuestiones culturales arraigadas en la sociedad y que marcan roles y responsabilidades para hombres y mujeres. “Es comprender que ser hombre o ser mujer no es una cuestión natural, y que basados en diferencias biológicas cada sociedad asigna a los individuos de cada sexo un lugar, un poder y unas condiciones. La interiorización de las relaciones de género es clave en la construcción de nuestra identidad y este proceso que se vive desde la concepción misma, resulta clave para el sostenimiento de las sociedades. Desde este punto de vista, la masculinidad y la feminidad se construye y cambia: desde una cultura a otra; en una misma cultura a través del tiempo; durante el curso de la vida de cualquier hombre y mujer individualmente y entre diferentes grupos de hombres y mujeres”[8].

Pareciere que quienes diseñan la dinámica televisiva no tuvieren claridad conceptual. Un ejemplo característico que respalda este aserto lo encontramos en televisión. Antes de comenzar un programa advierten que “no contiene escenas de sexo o de violencia”. Sin embargo, durante la dinámica del programa, ya se trate de una novela, una película, un noticiero, un espectáculo, etc., se observan “escenas de sexo” por cuanto aparecen hombres o mujeres, y como ya se dijo sexo se refiere a lo masculino y a lo femenino. Así este razonamiento, se estaría mintiendo porque sí aparecen “escenas de sexo”: un macho o una hembra. Tal parece que se confunde sexo con genitalidad. En lugar de decir “no contiene escenas de sexo”, se debería decir “no contiene escenas de genitalidad”. ¿Pero qué censurable tienen las “escenas de genitalidad”? ¿Luego no es lo más sublime de la naturaleza? Aquí nos encontramos con un problema de doble moral. Socialmente se condena a la “genitalidad” y se acepta la agresividad…

Así mismo, cuando se advierte que un programa “no contiene escenas de violencia”, encontramos otra incongruencia, porque se presentan “escenas de violencia” en diversas manifestaciones. Sí, es cierto, algunos programas “no contienen escenas de violencia” física, pero de la violencia psicológica, ¿qué? Cuando se presentan escenas de agresión psicológica, de actos de injusticia, de falta de respeto por las diferencias, de expresión de dicterios e invectivas, de ademanes y miradas torvas, de despidos injustificados, de deslealtad entre las personas, de humillaciones, de hurtos, de corrupción, etcétera, ¿esas escenas no contienen violencia? Los comerciales contienen, además de elementos alienatorios, una carga sutil de violencia al incitar a las personas al consumo: “¡Ganga!”  “¡Única oportunidad!” “¿Qué espera para comprar?” “¡Después no se lamente!”  ¡Compre ya!”  “¡Llame ya!”  “¡No lo dude más!”  “¡No deje pasar esta oportunidad!”, etcétera, etcétera. Y de la publicidad que incita a al consumo de bebidas alcohólicas y de cigarrillos, ¿qué? ¿Será que sujetarle la subjetividad a un sujeto con ese tipo de publicidad tan “agresiva”, no es una forma de violentarlo?   La violencia se define como un comportamiento deliberado que puede provocar daños físicos o psíquicos al prójimo. “Es importante tener en cuenta que, más allá de la agresión física, la violencia puede ser emocional mediante ofensas o amenazas. Por eso la violencia puede causar tanto secuelas físicas como psicológicas”[9]. Como se puede inferir, la violencia no es sólo física. ¿La advertencia solamente se refiere a la violencia física? Para una adecuada claridad conceptual, se debería decir que el siguiente programa “no contiene escenas de violencia física”. 

Claridad conceptual y precisión semántica es “tener claros los conceptos y mantener una comunicación descifrable y completa con uno mismo y con los demás”, precisa Walter Riso. Estanislao Zuleta nos invita a que cuando pronunciemos una palabra, estemos alerta para evitar su contaminación ideológica. La claridad conceptual, cuando hablamos de diferencias, de ser diferentes, nos sirve para evitar confusiones, ambigüedades y tergiversaciones en la experiencia comunicativa, en procura de una comunicación más comprensiva.


LUIS ANGEL RIOS PEREA



[1] DICCIONARIO DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA
[2] Ibídem
[3] PROFAMILIA. ¿Qué es la sexualidad? http://www.profamilia.org.co
[4] DIFERENCIA ENTRE SEXO Y SEXUALIDAD. http://sado2010sexualidad.blogspot.com/2010/09/genitalidad-vs-sexualidad.html
[5] Ibídem
[6] PALACIOS, Martha Lucía y otros. Sexo: en los adolescentes. Editora Cinco, Bogotá, 1986, p. 12.
[7] PROEQUIDAD. Herramientas para Construir la Equidad entre Mujeres y Hombres. Agencia de Cooperación Alemana GTZ. Bogotá, 1995.
[8] BRITTO RUIZ, Diana. Justicia restaurativa. Colección Cultura de la paz. Universidad Técnica Particular, Loja, Ecuador, 2010.