¡He
aquí la mísera condición humana!
Temporal,
contingente, voluble, contradictoria, deleznable, desquiciada, violenta,
neurótica, agresiva, finita, absurda, veleidosa, inefable, conflictiva,
cosificada, superficial, masificada, inauténtica, intolerante, alienada,
agresiva, egoísta, turbulenta, mortal, pasajera, insoportable, vesánica…
Existencialmente
absurda, ontológicamente sin sentido y filosóficamente irreflexiva; olvidada de
las dimensiones del ser personal: corporeidad, interioridad, comunicación,
afrontamiento, compromiso, libertad y trascendencia; arrastrada por la
corriente de las circunstancias; gobernada por indómitas pasiones; obnubilada
por una doble moralidad; eclipsada por el brillo oropelesco de los entes;
sometida por el imperio de la razón instrumental; confundida en su búsqueda
incansable del dominio de los objetos; perdida en la racionalidad tecnológica;
carente de espíritu crítico; desperdiciada en la estulticia; condenada al
insondable abismo de la nada…
Destinada
a la felicidad, pero condenada al dolor y al sufrimiento; realizándose entre el
ser y la nada; atrapada en la red de los absurdos convencionalismos sociales,
las costumbres, las tradiciones, los marcos referenciales, el inconsciente
colectivo, las creencias, las ideologías, los prejuicios, los simbolismos, las
imposturas, los supuestos, los pareceres, los modelos sociales acríticos, los
imaginarios sociales y el consumismo; agobiada por el qué dirán; cautiva en una
cultura artificial, en ella viviendo y en ella muriendo; en constante lucha
entre lo ideal y lo real; confundida en su relación entre el ser y el conocer; comprometida
con la impostura; prisionera en la cárcel del lenguaje; insegura ante la opción
por la levedad o por el peso; alienada con sucedáneos como el poder, el honor,
los elogios, la fama, la adulación, el éxito, el consumo, el fanatismo, la
frivolidad, la superficialidad, los fetiches y la inautenticidad; extraviada en
la existencia…
Amando
para después odiar (ambivalencia afectiva); anhelando un papel en la vida, pero
desempeñando otro distinto; haciendo lo que puede y no lo que quiere; girando
en la rueda del hacer, del tener y del consumir; oscilando al garete entre lo
infinitamente grande y lo infinitamente pequeño; fluctuando entre el ser y la
nada; librando constantes batallas entre la razón y los instintos; pretendiendo
inútilmente rebasar los estrechos límites que le impone su mísera condición; anhelando
quiméricamente el ideal de justicia; precipitándose inexorablemente hacia el
insondable abismo de la nada; venerando ídolos y despreciándose a sí misma;
ufanándose vanamente de poseer la verdad, cuando ni siquiera sabe qué es la
verdad; huyendo de su ansiada libertad…
Frágil barquilla al vaivén
de las embravecidas y turbulentas olas del inmenso y proceloso mar de la vida… LUIS ANGEL RIOS PEREA